Información del libro

Estudio-vida de Deuteronomiopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6649-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 11 de 30 Sección 2 de 2

LA HABITACIÓN DE DIOS EN NUESTRO ESPÍRITU

Según la tipología de Deuteronomio 12, se les requería a los hijos de Israel ir a un lugar geográfico determinado. Esto significa que en el Antiguo Testamento, el terreno escogido era un lugar físico muy definido. Al oír esto, algunos quizás pregunten: “¿Cómo podemos aplicar este tipo a nuestra situación actual? ¿Deben los creyentes congregarse en un sitio determinado tres veces al año?”. Para contestar estas preguntas, debemos comprender que el cumplimiento del tipo presentado en Deuteronomio 12 no está relacionado con un determinado lugar geográfico, sino que guarda relación con nuestro espíritu. Podemos comprobar esto al comparar Efesios 2:22 con Juan 4:21-23. En Efesios 2:22 Pablo dijo que somos “juntamente edificados para morada de Dios en el espíritu”. En Juan 4 el Señor Jesús respondió a la pregunta de la mujer samaritana en cuanto al lugar correcto para adorar a Dios. Él le dijo: “La hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre [...] la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu...” (vs. 21, 23). Esto indica claramente que el terreno correcto para la adoración a Dios, hoy en día, está en nuestro espíritu. La habitación de Dios, Su morada, está en nuestro espíritu. Mientras estemos en nuestro espíritu, estaremos en el lugar correcto para adorar a Dios.

REUNIRNOS EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESÚS,
EN NUESTRO ESPÍRITU Y CON LA CRUZ

Algunos quizás se pregunten por qué hacemos énfasis en la iglesia local cuando el lugar para adorar a Dios es nuestro espíritu. Debido a la conveniencia y al aspecto práctico, nos reunimos en las diferentes ciudades donde vivimos. Aparentemente estamos divididos por causas geográficas, puesto que nos reunimos en diferentes ciudades por todo el mundo. En realidad, permanecemos en la unidad y no estamos divididos, porque dondequiera que estemos, nos reunimos en el nombre del Señor, en el espíritu y con la cruz. Por consiguiente, no importa dónde estemos, aún así nos reunimos en el mismo lugar.

Recientemente, en la reunión de oración de la iglesia en Anaheim, tuvimos entre nosotros a muchos santos procedentes de diferentes países. Podríamos decir que aquélla fue una reunión de oración internacional. Nadie dio instrucciones sobre qué pedir o cómo hacerlo; no obstante, todos oramos en unanimidad. Pudimos ser uno porque, a pesar del hecho de que éramos de diferentes regiones geográficas, todos nos reunimos en el mismo lugar, a saber: en el nombre del Señor, en nuestro espíritu y con la cruz.

La situación de la mayoría de los cristianos hoy es muy diferente. Ellos no se reúnen en unidad, sino en diversas denominaciones. Aun si los cristianos de diferentes denominaciones se congregaran para estar juntos, les sería muy difícil orar juntos. Posiblemente cada uno oraría de acuerdo al tono de su denominación. Si los creyentes en Cristo han de ser uno, deben abandonar todo lo que es denominacional y simplemente congregarse en el nombre del Señor Jesús, en el espíritu y con la cruz. Ésta es la unidad, y éste es el terreno apropiado para adorar a Dios.

Son muchos los cristianos que están divididos por causa de sus preferencias. Pese a que viven en la misma ciudad, ellos no se reúnen juntos porque eligen mantener sus propias preferencias. En el recobro del Señor no nos interesa conservar nuestras preferencias; únicamente nos interesa la presencia del Señor. En Mateo 18:20 el Señor Jesús dijo: “Donde están dos o tres congregados en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”. Dondequiera que estemos, ya sea en Anaheim o en Taipéi, en Londres o en Tokio, debemos congregarnos en el nombre del Señor, y debemos reunirnos en nuestro espíritu y con la cruz. Si todos nosotros hacemos esto, todos nos reuniremos en el mismo lugar, aunque nos reunamos en diferentes localidades. Este único lugar es el único terreno de la unidad.

En el recobro del Señor, tenemos un solo nombre y un mismo Espíritu. Todos nos reunimos en el nombre de Jesucristo, y todos nos reunimos en el espíritu mezclado: en el espíritu humano regenerado en el cual mora el Espíritu Santo. Nos congregamos juntos en este espíritu, no en torno a nuestros conceptos, deseos, preferencias o gustos. Además, en nuestras reuniones no debemos abandonar la cruz, la cual es tipificada por el altar frente al tabernáculo. A la entrada de la iglesia hay una cruz, y para reunirnos como iglesia debemos experimentar la cruz. La carne, el yo y el hombre natural no pueden estar en la iglesia; todos ellos deben ser crucificados. Por tanto, nos reunimos en el nombre del Señor Jesús, en el espíritu mezclado y con la cruz. Éste es el lugar donde nos reunimos, y es aquí donde tenemos la unidad que nos esforzamos por guardar en el único nombre del Señor.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top