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Cristo es contrario a la religiónpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1012-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 14 Sección 3 de 5

LOS DISCIPULOS DE JUAN CAYERON EN LA RELIGION

Saltemos los capítulos cinco, seis, siete y ocho, y lleguemos al capítulo nueve, donde ocurrió un hecho interesante (vs. 14-15). Los discípulos de Juan vinieron a Jesús hablando de algo religioso. ¿Puede usted creer que al poco tiempo los discípulos de Juan el Bautista, quien no tenía nada que ver con la religión, cayeron en algo religioso? Podríamos decir que ellos fundaron una nueva religión, y que fueron los primeros en dudar acerca del Señor Jesús. Además, los discípulos de Juan llegaron junto con los discípulos de los fariseos (Lc. 5:30, 33). ¡Vaya compañía! Los fariseos eran los religiosos tradicionales y los discípulos de Juan eran los nuevos religiosos, pues aún no llevaban más de dos años. No obstante, en un período tan breve, los discípulos de Juan se habían vuelto completamente religiosos.

“Entonces se le acercaron los discípulos de Juan, diciendo: ¿por qué nosotros y los fariseos ayunamos mucho, y Tus discípulos no ayunan?” Los discípulos de Juan fueron a Jesús y le hablaron así porque habían visto que Jesús había asistido con Sus discípulos a un banquete, no a una comida ordinaria (Lc. 5:29). Además, lo vieron festejar, no con los sumos sacerdotes, ni con los fariseos o los escribas, sino con los pecadores y los publicanos. Jesús festejaba con los publicanos, ¡qué ironía¡. Esto molestó mucho a los religiosos. Así que, los discípulos de Juan y de los fariseos vinieron a Jesús, y los nuevos religiosos fueron los primeros en reprender a Jesús. “¿Por qué nosotros ayunamos”, le dijeron, “y Tus discípulos no ayunan?" La pregunta era ¿por qué? Y desde el punto de vista religioso los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos tenían toda la razón: es mejor ayunar que festejar. Así que, ellos preguntaron: “¿Por qué nosotros ayunamos y Tus discípulos festejan?”

JESUS SE PRESENTA COMO EL NOVIO

El Señor Jesús no argumentó ni contestó con doctrinas a la pregunta de los discípulos de Juan y de los fariseos. El les dijo: “Acaso pueden los compañeros del novio tener luto mientras el novio está con ellos?” El no les contestó con una doctrina, sino con una Persona. ¡El se refirió a Sí mismo como el Novio! Les dijo que Su presencia, la presencia del Novio, les proporcionaba regocijo. El Señor Jesús no dijo nada tradicional relacionado con las enseñanzas, con las Escrituras, ni con ninguna cita bíblica. Tampoco dijo nada acerca de Sí mismo como el Dios Todopoderoso, el Creador, el Señor o el Maestro. De acuerdo con el concepto religioso, Dios debe ser así, pero el Señor Jesús no mencionó nada de eso. Por el contrario, El se refirió a Sí mismo como el Novio.

Este Novio es el personaje más agradable de todo el universo. Quizás usted diga que teme a Dios, que quiere agradar a Dios, que desea servirle; todo eso está bien, pero es bastante religioso. ¿Ha pensado alguna vez que su Señor Jesucristo no es solamente el Dios santísimo, el Creador, el Señor todopoderoso y el Maestro; sino que El es su Novio, es decir, la persona más agradable? En presencia del Novio no existe ningún temor. El es tan amable, tan agradable; no hay por qué temer a esta Persona. ¡Aleluya, tenemos al Novio! El Señor Jesús dijo que el Novio estaba allí, la Persona más agradable estaba presente. Supongamos que después de contestar así a los discípulos de Juan y a los fariseos, en seguida Juan, Jacobo y Pedro exclamaran: ¡Aleluya! ¿Cree usted que el Señor Jesús les reprendería? ¡Seguro que no! Por el contrario, El estaría muy contento.

El Señor representa tanto para nosotros: El es Dios mismo, es el Creador, el Señor, el Maestro, el Cordero que quita nuestros pecados y efectúa la redención completa, y El es también aquel que viene con la paloma e imparte vida en nosotros y nos bautiza con el Espíritu. Pero además de todo esto, El es el Novio. Al final de la Biblia tenemos la expresión: “la esposa del Cordero” (Ap. 21:9). Hasta cierto punto este asunto es contrario a la religión y a los conceptos religiosos. Ciertamente El Cordero es el Redentor, pero este Cordero que quitó nuestros pecados en la cruz, es también nuestro Novio.

Entre nosotros hay algunos que tienen poco tiempo de ser salvos, mientras que otros han sido salvos durante más tiempo. Permítanme preguntarles, ¿han orado alguna vez de esta manera?: “Oh Señor Jesús, Tú eres tan agradable; Tú eres mi Novio. Señor, Te amo, Te amo como una novia ama a su novio”. ¿Le han hablado al Señor de esta forma alguna vez en sus oraciones? En cierta medida, aún nos encontramos bajo la influencia del concepto religioso. A cualquier cristiano le es sumamente fácil decir en sus oraciones: “Oh Señor, Tú eres mi Dios, Tú eres mi Padre, Tú eres mi Amo, Tú eres mi Creador”. Podemos decir eso, pero me temo que no acostumbremos a decir: “Señor Jesús, ¡Tú eres mi Novio!”


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