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Liderazgo en el Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-1-57593-376-4
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La autoridad delegada de Dios
yace en los que dirigen

El Nuevo Testamento nos muestra la autoridad delegada de Dios que yace en los dirigentes en el ministerio. En una familia existe una autoridad delegada, y en el gobierno humano también. Sin las autoridades delegadas, el mundo entero sería una anarquía y un caos, y no se podría vivir en él. Hoy, un viento de enseñanza existe en el recobro del Señor que dice que no hay autoridad delegada en la iglesia. Según esa enseñanza, el hermano Nee está equivocado en su libro Authority and Submission [Autoridad y sumisión]. Si el hermano Nee estuviera equivocado, la Biblia también estaría equivocada porque la Biblia revela claramente la autoridad delegada de Dios en la vida de iglesia y en el ministerio.

La autoridad que Dios delegó a quienes puso en el ministerio tenía como fin que ellos edificaran y no derribaran (2 Co. 13:10). Pablo tenía autoridad, no para destruir, sino para edificar. La autoridad delegada de Dios radicaba en la enseñanza de los dirigentes (1 Co. 4:17b-21; 7:17b; 16:1; 11:2; 2 Ts. 3:6, 9, 12, 14). Pablo ejercía su autoridad en su enseñanza. El enseñaba lo mismo en todos los lugares y en todas las iglesias (1 Co. 4:17b), y las iglesias le obedecían. Esta fue una demostración de la autoridad delegada de Pablo. La autoridad siempre sigue las palabras apropiadas. Un maestro de escuela habla con autoridad. Cuando el maestro habla, todos los estudiantes están bajo su autoridad.

El liderazgo en el ministerio se ejercía resolviendo los problemas y los asuntos prácticos de las iglesias (1 Co. 1:10; 5:11-13; 11:34b). Pablo era firme al relacionarse con la iglesia en Corinto. En 1 Corintios 4:21 dijo: “¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?” En 11:34 dijo: “Las demás cosas las pondré en orden cuando yo vaya”.

El liderazgo en el ministerio también se ejercía castigando la desobediencia de los santos. En 2 Corintios 10:6 Pablo dijo: “Y estamos prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta”. Pablo tenía la intención de castigar toda la desobediencia cuando los corintios mismos hubieran aprendido la obediencia.

El liderazgo en el ministerio también se ve en el nombramiento de los ancianos y la relación con ellos (Hch. 14:23; Tit. 1:5; 1 Ti. 5:19-20). En 1 Timoteo 5:19-20 se demuestra que los apóstoles tenían la autoridad no sólo de nombrar ancianos, sino también de juzgarlos, incluyendo la autoridad de deponerlos. Esto nos muestra que los apóstoles eran la autoridad delegada de Dios.

EL GOBIERNO DE DIOS
EN LA ADMINISTRACION DE LAS IGLESIAS

Incluso entre los hijos de Israel en el Antiguo Testamento, Dios tenía un gobierno para llevar a cabo Su administración a fin de cumplir Su propósito. Dios también tiene Su gobierno en la administración de las iglesias en el Nuevo Testamento.

No es una autocracia ni una democracia,
sino una teocracia

El gobierno de Dios no es una autocracia ni una democracia, sino una teocracia. Una autocracia es una dictadura, y en la democracia gobierna el pueblo. Hablando en términos humanos, la democracia es maravillosa, pero introducir la democracia en la iglesia es introducir las opiniones del pueblo. Esto es similar a lo que ocurría en la iglesia en Laodicea que se menciona en Apocalipsis 3. La palabra Laodicea en griego significa “la opinión del pueblo”. En el gobierno de los Estados Unidos, los congresistas y los senadores representan los estados para expresar la opinión del pueblo. Dios no gobierna la iglesia de esa manera. El gobierno de Dios en la iglesia es una teocracia.

El gobierno teocrático del pueblo
de Israel en el Antiguo Testamento

El gobierno teocrático del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento se llevaba a cabo mediante el sacerdocio con el Urim y el Tumim (Ex. 28:29-30; Nm. 27:15-23). Los sacerdotes que estaban en el sacerdocio tenían una íntima relación con Dios, eran uno con El. Dios se podía abrir a ellos, y ellos podían abrirse a El, para entenderse mutuamente. Tenían la capacidad de recibir la revelación de Dios, Sus palabras, Su oráculo.

El sumo sacerdote llevaba un pectoral con doce piedras preciosas que llevaban los nombres de las doce tribus de Israel. Dos entidades eran añadidas al pectoral, llamadas el Urim y el Tumim. Urim significa luz, y Tumim significa perfección. El Urim iluminaba las piedras que estaban en el pectoral. Los nombres de las doce tribus de Israel que estaban en las doce piedras contenían sólo dieciocho de las veintidós letras del alfabeto hebreo. Por tanto, al pectoral le faltaban cuatro letras hebreas. El Tumim era añadido al pectoral que llevaba estas letras adicionales para completar el alfabeto hebreo. Esto significa la perfección.

Cuando el sumo sacerdote entraba en la presencia de Dios, recibía las palabras de Dios al iluminarse el Urim sobre las doce piedras del pectoral, incluyendo las veintidós letras del alfabeto hebreo, incluyendo el Tumim. El pectoral era como una máquina de escribir que formaba palabras, frases y oraciones. Por consiguiente, Dios hablaba a los hijos de Israel mediante el sumo sacerdote con el Urim y el Tumim. (Para ver más detalles en cuanto al pectoral con el Urim y el Tumim, véanse los mensajes 123 a 129 de Life-study of Exodus, págs. 1381-1434).

El gobierno teocrático del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento también se llevaba a cabo mediante la coordinación de los profetas (1 S. 3:1, 19-21). Estos fortalecían el sacerdocio cuando éste estaba débil. Por esta razón, se necesitaban tanto los sacerdotes como los profetas.

El gobierno teocrático en las iglesias
en el Nuevo Testamento

El gobierno teocrático en las iglesias en el Nuevo Testamento se lleva a cabo por medio del Espíritu que mora en el espíritu de los apóstoles y los ancianos, que son los sacerdotes neotestamentarios, con la revelación de la enseñanza neotestamentaria (Hch. 15:6, 23, 28; 2:42; 1 Ts. 5:12; 1 Ti. 3:2; 5:17). El Urim y el Tumim que estaban en el pectoral del sumo sacerdote en el Antiguo Testamento tipifican al Espíritu revelador, el Espíritu Santo, quien mora en nuestro espíritu receptor, nuestro espíritu regenerado. Estos dos espíritus mezclados constituyen en conjunto el Urim y el Tumim de hoy. Cuando los apóstoles y los ancianos como sacerdotes neotestamentarios van al Señor y le esperan para que El administre en la iglesia, ciertamente reciben luz y palabras del Señor. De este modo, recibimos las palabras de Dios en la administración de la iglesia para llevar a cabo Su gobierno teocrático.

Este gobierno también se lleva a cabo por medio de la coordinación de los profetas neotestamentarios (Hch. 13:1). En una iglesia local siempre debe haber profetas que confirmen nuestro sentir interior. Este es el gobierno teocrático del Nuevo Testamento por el cual Dios administra la iglesia para llevar a cabo Su economía neotestamentaria.

Ahora examinemos la aplicación práctica de todo lo mencionado, en una iglesia local. Cuando los ancianos de una iglesia local van al Señor, lo hacen como sacerdotes. Puesto que llevan la responsabilidad de ser ancianos, quieren saber cómo dirigir, enseñar, pastorear, vigilar y cómo ser ejemplos. Por consiguiente, tienen que orar juntos y esperar al Señor. Mientras oran y tienen comunión, el Espíritu, que mora en ellos, les habla y los ilumina internamente. En su espíritu regenerado recibirán algo del Señor. Luego se dan cuenta de la manera en que el Señor quiere que dirijan, pastoreen, vigilen y sean ejemplos. Puesto que esto tal vez no sea suficiente, se encuentran los profetas en las iglesias. Lo que los profetas hablan fortalece la manera en que los ancianos entienden la voluntad de Dios. Los ancianos y los profetas funcionan de este modo, lo cual constituye el gobierno en el que Dios administre en Su iglesia a fin de cumplir Su propósito eterno.

El gobierno teocrático en las iglesias en el Nuevo Testamento concuerda con el Espíritu vivificante como la consumación del Dios Triuno que mora en los que dirigen. Cuando éstos acuden al Señor en busca de ser guiados por El, reciben entendimiento interno. Cuando los profetas profetizan, lo que dicen fortalece el sentir de los que dirigen. El resultado de esta coordinación divina entre los sacerdotes y los profetas neotestamentarios en el Cuerpo de Cristo es la bendición enviada por Dios (Sal. 133:3). Espero que todos nosotros entendamos claramente el liderazgo neotestamentario, incluyendo Cristo como Cabeza, el liderazgo en la vida de iglesia, el liderazgo en el ministerio y el gobierno de Dios en la administración de las iglesias.


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