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Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitalespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0268-5
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COMUNION PARA CONOCERNOS
A FONDO UNOS A OTROS

En el entrenamiento acerca de los grupos vitales, el primer punto es la oración, y el segundo es la comunión. Todos debemos darnos cuenta de que hasta ahora ha habido muy poca comunión entre nosotros. Lo que hacemos es sólo vernos las caras. Por lo tanto, en cada reunión de grupo lo primero que debemos practicar es la comunión. En la práctica inicial de la comunión, usted deberá familiarizarse en detalle del estado de cada uno, su condición espiritual, y su situación actual en el Señor. Si es posible, tengan comunión en los grupos en cuanto a todo. Cuando estamos en comunión en los grupos debemos seguir al Espíritu que está en nuestro interior. Más aún, nuestra comunión debe ser viviente, orgánica y espontánea. Debemos conocernos a fondo en nuestra situación cotidiana.

Es posible que nos hayamos reunido con ciertos santos por años en la misma localidad sin conocer sus nombres ni el nombre de sus esposas. Esto no es comunión. Solamente estamos patinando sobre el hielo. Nunca hemos roto el hielo para llegar al fondo del agua. En las reuniones de grupo el tiempo de comunión debe primeramente romper el hielo y después quitarlo. Luego todos debemos sumergirnos en la corriente para conocernos a fondo. Esta es la verdadera comunión. Este es el verdadero amor. Si no nos conocemos unos a otros, no nos podemos amar. No podemos amar algo que no conocemos. Pero cuanto más nos conozcamos en la debida forma, más nos amaremos unos a otros.

Yo espero que el número en los grupos se duplique por lo menos en un año. Cuando un grupo se duplique, debe dividirse en dos grupos. Por lo tanto, en la primera fase de los grupos, todo debe servir como modelo. De no ser así, si somos fríos, aun si podemos salvar a alguno, éste será igual que nosotros. Si ocho fríos ganan a otros ocho fríos, la frialdad aumentará. Por lo tanto, debemos romper el hielo, quitarlo y tirarlo hasta que lleguemos al agua y nademos a tal grado que nos conozcamos bien unos a otros. Entonces, cuando ganemos a los nuevos, ellos serán igual que nosotros. De lo contrario, la iglesia no tendrá forma de continuar. Necesitamos conocernos unos a otros; para amarnos unos a otros.

EL REMEDIO PARA NUESTRA CONDICION ACTUAL

La vida de iglesia en su totalidad ha sido amortecida debido a nuestra práctica rutinaria. Por mucho tiempo hemos tenido poco cambio y muy poco crecimiento. Venir a las reuniones se ha vuelto rutina, simplemente cumplimos un horario. Entre nosotros hay una falta muy grande del ejercicio de nuestro espíritu, de la renovación de nuestra mente, y de la determinación de nuestra voluntad. Hacemos las cosas de una manera rutinaria y mecánica. Es por esto, que no sabemos tener comunión.

El remedio para nuestra condición es acordarnos que somos un problema para la iglesia. Todos somos un problema. Es posible que nuestras oraciones hayan ofendido por años a los santos. Siempre debemos recordar que somos un problema. Por lo tanto, cuando venimos a las reuniones, debemos venir llenos de oración. Mientras conducimos un automóvil, deberíamos orar: “Señor sálvame de mis hábitos. Señor esta noche yo voy a la reunión de comunión; dime en qué debo tener comunión con los hermanos”. El Señor es viviente. El no le dirá lo que debe hacer, pero sí lo inspirará. Cuando usted llegue a la reunión, quizá lo guíe a decir: “Alabado sea el Señor. Hoy estoy muy contento hermanos”. Este es un buen comienzo para la comunión. Otro hermano cerca de usted puede preguntar: “¿Hermano puede decirme por qué está tan contento hoy?”. Usted puede responder: “Simplemente estoy contento por causa del Señor, porque hoy El me corrigió. Por ahora sólo le puedo decir esto. En otra oportunidad le contaré más. ¿Y qué de usted? ¿Está contento con el Señor?”. Esta es la forma de tener una comunión viviente.

Nosotros tenemos al Señor viviente, al Espíritu todo inclusivo y vivificante en nosotros, y tenemos un espíritu regenerado. Tenemos que esforzarnos por usar todo esto. No debemos venir a la reunión de una forma mecánica. Cuando entramos al lugar de reunión, debemos hacerlo con determinación. Mientras sube las escaleras tal vez diga: “Señor, qué bueno es subir contigo”. Que otros lo oigan o no, no tiene importancia. Tenemos que salirnos de nuestros hábitos. Esto depende de cuánto nos conozcamos a nosotros mismos. Necesitamos orar a El y permitirle que nos conduzca y nos guíe en cada situación.

EL ENTRENAMIENTO PARA
VISITAR CON EL EVANGELIO

El entrenamiento acerca de los grupos vitales tendrá muchos puntos. De la comunión pasaremos a lo que es visitar a otros llevándoles el evangelio. Esto requerirá mucho entrenamiento. Para predicar el evangelio, usted debe conocer los versículos apropiados acerca de Dios. Sin embargo, si usted visita una persona que parece tener mucho conocimiento acerca de Dios y habla mucho de Dios, usted no debe hablar de Dios con él. Su palabrería con respecto a Dios puede indicarle que es una persona muy pecadora. Un pecador, un malhechor que es algo religioso, es la clase de persona que le gusta hablar de Dios. Si usted habla con esa persona acerca de Dios, caerá en una trampa. Más bien, háblele de la conciencia.

Todos debemos aprender por medio del entrenamiento. Si vamos a visitar a la gente, debemos conocer las clases de personas que hay en el mundo y saber qué decir a cada clase de persona. Si aprendemos esto, con seguridad nuestra visita será eficaz.

Aquellos que están en los grupos necesitan pasar tiempo con su grupo para practicar lo que han escuchado: la oración, el verdadero avivamiento interior, y la comunión. Esto afectará su asistencia a las reuniones. Que el Señor tenga misericordia de nosotros para que podamos tener un avivamiento verdadero en El y por Su Espíritu.


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