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Busqueda del cristiano, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4158-5
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CAPÍTULO CINCO

LA VIDA PECULIAR DEL CRISTIANO

CUATRO CARACTERÍSTICAS DE UN CRISTIANO

Un cristiano tiene cuatro posesiones muy particulares: tiene a Cristo, la Biblia, la iglesia y a otros cristianos por compañeros. Además de esto, un cristiano tiene cuatro características particulares: delante de los hombres, es peculiar; con relación a sí mismo, experimenta contradicciones; delante de Dios, toma como punto de partida la parte más profunda de su ser; y en todas las cosas, es guiado por Dios.

LOS CRISTIANOS
SON UN PUEBLO PECULIAR PARA DIOS

En las Escrituras podemos ver que según la voluntad de Dios y lo dispuesto por Él, así como también en Su salvación, un cristiano es una persona extraordinaria. Si un cristiano es tan común y ordinario que no hay ninguna diferencia entre él y otro ser humano, entonces algo anda mal. Puesto que es una persona que ha sido salva y que tiene la vida de Dios en su interior, un cristiano tiene que ser una persona extraordinaria. Tito 2:14 nos dice que Cristo “se dio a Sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para Sí un pueblo especial [o peculiar], Su posesión personal”. Esto significa que Dios nos salva para que seamos un pueblo especial, un pueblo que sea Su única posesión, Su posesión peculiar. Ésta también ha sido nuestra experiencia.

LA CONDUCTA PECULIAR DE UN CRISTIANO

En las Escrituras, cuando se dice que un cristiano es especial o peculiar, esto significa dos cosas. En primer lugar, significa que un cristiano es peculiar en su conducta externa. Casi todos perciben que los cristianos genuinos se comportan de una manera diferente a la gente del mundo. Muchas veces hemos dicho que el mundo es una corriente poderosa. En esta corriente, las personas, aun cuando no sigan los malos ejemplos ni hagan cosas malas, simplemente siguen la corriente del mundo. Sin embargo, un cristiano genuino, después de que es salvo, no sigue la corriente del mundo, sino que en muchas situaciones él va en contra de la corriente y siempre hacia arriba. Por consiguiente, se comporta de una manera distinta a los demás, y eso les parece peculiar a ellos. Por ejemplo, cuando algunas personas quieren ir al cine, a ellos les parece extraño que un cristiano no quiera ir. Todas las personas del mundo siguen en pos de la corriente, pero los cristianos no, debido a que han recibido la salvación del Señor.

LA VIDA PECULIAR DE UN CRISTIANO

En segundo lugar, cuando se dice que un cristiano es peculiar, esto significa que en su interior tiene una vida peculiar con una naturaleza peculiar. Aunque muchos cristianos saben que han sido salvos, no saben en qué radica la diferencia entre ellos y los incrédulos. La mayor diferencia radica en el hecho de que los cristianos tienen la vida del Señor en su interior. Todos sabemos que cierta vida posee cierta naturaleza con ciertas capacidades innatas. Por ejemplo, la vida del pez posee una naturaleza particular que le permite nadar en el agua. Si metiéramos a un ave en el agua, no sólo le disgustaría, sino que además su vida peligraría. Esto se debe a que las aves no tienen la capacidad innata de vivir en el agua. Las aves vuelan en el aire, mientras que los peces nadan en el agua. Tal vez a las aves les parezca que los peces son raros porque no pueden volar en el aire, sino que únicamente viven en el agua. En verdad es que los peces no son raros, sino que son diferentes. Sin embargo, la diferencia no estriba simplemente en el comportamiento, sino en la vida que tienen. Los peces viven en el agua no porque sean raros, sino porque tienen una vida que disfruta estar en el agua y que también es capaz de permanecer en el agua. De igual manera, todos los que creen en el Señor poseen Su vida, y esta vida tiene su propia naturaleza, su capacidad innata, la cual hace que ellos sean diferentes de los incrédulos. Esta diferencia es más elevada y mayor que la diferencia que existe entre las aves y los peces.

Da con alegría

Permítanme explicar esto con un ejemplo. Antes de que una persona sea salva, siempre se pone contenta cuando recibe algo, ya sea que lo reciba como regalo, lo haya ganado merecidamente o lo haya conseguido de manera injusta. Sin embargo, ¿han experimentado ustedes que el gozo de dar es mucho mayor que el gozo de recibir? Por supuesto, nos sentimos gozosos cuando alguien nos da cierta cantidad de dinero o cualquier cosa material que nos trae deleite. Sin embargo, éste no es el gozo mayor. El mayor gozo lo experimentamos cuando damos a los demás. He tenido muchas experiencias de éstas. He sentido cierta medida de gozo cuando alguien me ha dado un regalo; sin embargo, ése es un gozo externo, no interno. Por otro lado, cuando me he ofrecido a ayudar a los hermanos y hermanas necesitados enviándoles donativos, he experimentado un gozo indescriptible. Muchos hermanos y hermanas no experimentan ningún gozo porque no están dispuestos a dar.

La vida que han recibido los cristianos tiene una naturaleza y una característica especial, ésta es, que da con alegría. El Señor Jesús le dijo a un joven que vendiera todos sus bienes y luego lo siguiera (Mt. 19:21). Juan el Bautista también dijo: “El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene alimentos, haga lo mismo” (Lc. 3:11). Cuando la vida de Cristo entró en nosotros, con ella entró también la naturaleza que nos lleva a dar con alegría. Si estamos dispuestos a dar algunos de nuestros bienes a los pobres, nos daremos cuenta que sentimos un gozo muy grande. Les digo con franqueza que, como cristianos, voluntariamente debiéramos apartar una parte de nuestros bienes y compartirla con los pobres y necesitados. Si ponemos esto en práctica, definitivamente tendremos gozo en nuestro interior.

Supongamos que algunos hermanos y hermanas tienen problemas económicos. Cuando otros hermanos y hermanas se enteran de esto, oran por estos hermanos necesitados delante del Señor y, secretamente, les proveen alguna ayuda económica. Ustedes podrán imaginarse qué gran gozo experimentarán los hermanos necesitados al recibir el suministro. Como consecuencia, el día en que ellos se enteren de que otros hermanos y hermanas también tienen problemas económicos, ellos contribuirán con una parte de sus recursos conforme a la dirección del Señor. Entonces el gozo que experimentarán será mucho más dulce que el gozo anterior. Espero que todos podamos gustar esta dulzura.


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