Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La mejor manera de ganar personas para Cristo es la manera bíblica. Esta manera consiste, primeramente, en orar por las personas (1 Ti. 2:1-4). En segundo lugar, consiste en hacer que la palabra apropiada de la Biblia sea digerida en nuestro ser de manera que podamos usar lo que hemos digerido de la Palabra para cuidar con ternura y nutrir a otros (1 Ti. 4:6; 2 Ti. 3:15-17). En tercer lugar, nosotros mismos tenemos que vivir en esta tierra sin ningún otro interés aparte de Cristo y Su Cuerpo. Nuestro interés en esta tierra tiene que ser sencillamente vivir a Cristo con Su iglesia (Fil. 1:21; 3:8; 2:20-21). Por supuesto, necesitamos ganarnos el sustento, casarnos y tener hijos, pero todas estas cosas no son nuestro interés principal. Nuestro interés principal es Cristo y la iglesia. Esto no es meramente una obra o una clase de conducta; esto es nuestra vida y nuestro vivir. Necesitamos ser personas así.
Una vez que llenemos estos tres requisitos, necesitamos saber que debemos llevar fruto (Jn. 15:1-8, 16); necesitamos producir algunos miembros para Cristo. Todos los días debemos orar por las personas que nos rodean, incluyendo a nuestros familiares y los de nuestro cónyuge, nuestros compañeros de estudio y nuestros vecinos. Luego, debemos digerir la Palabra en nuestro interior para poder estar llenos y aun constituidos de la santa Palabra. Si somos este tipo de personas, ganaremos a las personas apropiadas y las conduciremos directamente a Cristo. Además, nos será fácil llevar a ese tipo de personas adelante en el Señor. No vendrán a nosotros aquellos que buscan a Dios de un modo meramente natural y humano ni aquellos a quienes les gusta tener una religión. En la sociedad, entre tanta gente, cada uno tiene su gusto personal. No debemos pasar mucho tiempo con aquellos que buscan una religión para poder hallar reposo. Es difícil conseguir que tales personas busquen a Cristo. Algo en su ser natural prefiere tener una religión.
Fue Dios quien nos creó. Yo creo que fui creado por Dios para ser lo que soy. Soy una persona que desea sacrificarlo todo por Cristo. Dios me hizo así. Yo amo la Biblia. Tengo muy buena memoria cuando se trata de conocer la Biblia. Tal parece que nunca podría olvidar la Biblia. Con mucha frecuencia se me olvidan los nombres, pero me cuesta mucho olvidar un versículo de la Biblia. Yo creo que Dios me hizo así.
Cuando yo era joven, me gustaba mucho jugar fútbol. Un día después de haber sido salvo, repentinamente me arrepentí y pensé que no debía continuar jugando fútbol. Esto ocurrió poco después de haber oído el evangelio. El día en que oí el evangelio, el Señor me cautivó. El mensaje del evangelio que oí ese día trataba de que los hijos de Israel habían sido usurpados por Faraón, quien tipificaba a Satanás. Yo respondí a esa palabra, diciéndome a mí mismo que yo no permitiría que Satanás me usurpara. Aquellos que hemos creído en el Señor Jesús no lo hemos hecho porque nosotros mismos seamos capaces de creer; Dios nos creó así. Antes que naciéramos, Dios nos había escogido (Ef. 1:4; 1 P. 1:1-2). Dios nos creó de tal manera que nos alegramos de ser lo que somos hoy. Si usted me diera el mundo entero y me hiciera rey, yo no aceptaría tal oferta. Ésa fue mi oración esa tarde cuando fui salvo. Cuando salí de dicha reunión, me detuve de camino a casa y oré, diciendo: “Señor, aun si yo pudiese poseer toda la tierra y ser rey, no lo aceptaría. Quiero seguir a Jesús; estaría dispuesto a llevar una Biblia e ir a las aldeas a predicar el evangelio”. Aun hoy sigo siendo el mismo.
Debemos darnos cuenta de que el recobro del Señor hoy día es completamente diferente del cristianismo. A fin de ser vencedores tenemos que vencer tres “ismos”: el judaísmo, el catolicismo y el protestantismo. En Apocalipsis 2 estos tres “ismos” están representados por la enseñanza de Balaam, la enseñanza de los nicolaítas y la enseñanza de Jezabel (vs. 14-15, 20). Tenemos que vencer estos tres tipos de enseñanza. Apocalipsis 2 y 3 no dicen que tenemos que vencer el pecado, nuestro mal humor o el amor al dinero. Estas cosas se mencionan en otros libros, pero no en Apocalipsis 2 y 3. El caos satánico que tenemos que vencer ha surgido de estas tres fuentes: el judaísmo, el catolicismo y el protestantismo. Estas tres fuentes o “ismos” han capturado un gran número de personas, y han usurpado y arruinado a los escogidos de Dios.
En el recobro del Señor, lo primero que tiene que ser recobrado es Cristo y Su Cuerpo. Lo segundo que se debe recobrar es la función de cada miembro del Cuerpo de Cristo (Ro. 12:4-8; 1 Co. 12:12-22; Ef. 4:11-12, 16). La manera ordenada por Dios consiste en recobrar la función de cada miembro del Cuerpo de Cristo. Aunque los que están en el cristianismo predican a Cristo y enseñan acerca de Cristo, lo hacen de un modo muy superficial. Tienen el término iglesia, pero no tienen la realidad del Cuerpo de Cristo. Por consiguiente, lo primero que se debe recobrar en el recobro del Señor es Cristo y Su Cuerpo, y lo segundo es recobrar la función de cada miembro. En el recobro queremos ver que todos los queridos santos lleguen a ser miembros del Cuerpo que son vivientes y ejercen su función. Cuando ejercemos nuestra función, no podemos escaparnos de estas cuatro cosas: engendrar, nutrir, perfeccionar y profetizar. Es por esto que quisiera ver que cada uno de los que se gradúan de la universidad dedicara por lo menos uno o dos años para ser entrenado en cuanto a cómo ejercer su función y ser un miembro viviente de Cristo. Entonces, si consiguen un trabajo para ganarse el sustento a fin de mantener una familia, aquello no debe ser su interés primordial. El interés de ellos debe ser Cristo y Su Cuerpo. Si ellos llevan una vida así, y son ese tipo de personas, todos los días estarán activos en estos cuatro aspectos: engendrar, nutrir, perfeccionar y profetizar. Hacer estas cosas es proclamar la palabra. En 2 Timoteo 4:1-2a Pablo le dijo a Timoteo: “Delante de Dios y de Cristo Jesús, que juzgará a los vivos y a los muertos, te encargo solemnemente por Su manifestación y por Su reino, que proclames la palabra; que te mantengas preparado a tiempo y fuera de tiempo”. Hacer esto equivale a llevar una vida que es Cristo por causa de la iglesia.
Cuando el Señor Jesús regrese, lo primero que examinará en nosotros será cómo llevamos nuestra vida. No creo que Él estará muy preocupado averiguando si vencimos ciertas cosas negativas. Es posible que el Señor Jesús nos pregunte: “¿Qué tipo de vida llevaste? ¿Cuántos miembros engendraste para Mí? ¿A cuántos miembros de Mi Cuerpo nutriste? ¿A cuántos miembros de Mi Cuerpo perfeccionaste? ¿Qué tanto edificaste Mi Cuerpo por medio de tu profecía?”. Me preocupa bastante que muchos santos no sean aprobados ante el tribunal del Señor. No creo que el número de vencedores sea muy grande. Todos debemos ver que un día compareceremos ante Él para responder a estas cuatro preguntas. Por lo tanto, tenemos que esforzarnos por profundizar en estos cuatro asuntos: engendrar, nutrir, perfeccionar y profetizar. Esto es vital. Estas cuatro cosas son cruciales.
Sufrimos derrotas en nuestra vida cristiana porque no llevamos esta clase de vida. Si vivimos así, estaremos completamente ocupados engendrando, nutriendo, perfeccionando y profetizando. No tendremos tiempo para considerar nada más. Después de leer este mensaje, espero que muchos oren al Señor, diciendo: “Señor Jesús, ten misericordia de mí y ayúdame cada día a hallar la manera de engendrar a alguien, de alimentar a alguien, de perfeccionar a alguien y, cada semana, a profetizar expresándote a Ti a los demás santos por medio de mi hablar, para que todos sean edificados como Tu Cuerpo orgánico”. Si nos esforzamos por profundizar en estas cuatro cosas, no tendremos el tiempo ni el interés para preocuparnos por otras cosas. Seremos personas dedicadas absolutamente a Cristo y a Su Cuerpo, y estaremos ocupados conociendo los puntos cruciales de la palabra del Señor para poder ser bien entrenados, equipados y capacitados para hacer estas cuatro cosas. Entonces todos los días y en todas partes podremos engendrar miembros para Cristo; y todos los días y en todas partes podremos alimentar a los creyentes recién nacidos y perfeccionar a los santos; y en cualquier clase de reunión de la iglesia podremos profetizar. No necesitaremos preparación especial, porque ya estaremos bien entrenados, disciplinados, equipados y capacitados para proclamar al Señor a otros. Todos los días tendremos en mente una sola cosa: vivir a Cristo para Su Cuerpo.
Engendrar, nutrir, perfeccionar y profetizar, no son cosas fáciles; por consiguiente, debemos aprender. En ocasiones tal vez ayunemos, sin comunicárselo a otros, por causa de nuestro aprendizaje. Necesitamos estar desesperados ante el Señor. Todos hemos sido embotados por el cristianismo, pensando que está bien quedarnos año tras año sin aprender y sin avanzar en nuestra función como miembros del Cuerpo. Cuando el Señor venga, todos nosotros compareceremos delante de Él (Ro. 14:10b). Él nos preguntará a cuántos engendramos, a cuántos alimentamos, a cuántos perfeccionamos, y cuánto profetizamos. Según Mateo 25:14-30, todos los esclavos del Señor, que recibieron de Él uno, dos o cinco talentos, tendrán que darle cuentas. Debemos vivir a Cristo; debemos dedicarnos genuinamente a Su recobro; y debemos tomar en serio la edificación del Cuerpo del Señor. Si somos así, indudablemente nos esforzaremos por llevar a cabo los cuatro aspectos cruciales de la manera ordenada por Dios. Sin embargo, si nos quedamos en nuestra situación actual, demoraremos la venida del Señor y seremos un mal ejemplo para los nuevos.
Todos debemos ver que Dios desea tener un organismo y que este organismo es producido y edificado cuando nosotros engendramos, alimentamos, perfeccionamos y profetizamos.
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