Información del libro

Experiencia de vida, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-632-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 17 de 19 Sección 1 de 3

CAPITULO DIECISIETE

REINAR

En el capítulo anterior vimos el asunto de conocer la ascensión; ahora seguiremos adelante para ver la experiencia de reinar. Ambas lecciones están estrechamente relacionadas en la experiencia.

I. LA DEFINICION DE REINAR

En términos simples, reinar es ejercer autoridad para Dios: gobernar todas las cosas y en particular tratar con Su enemigo. Hemos mencionado repetidas veces en el pasado que en la creación del hombre Dios tuvo una intención y un deseo dobles. Por un lado, Dios quiere que el hombre tenga Su imagen para que le pueda expresar. Por otro, Dios quiere que el hombre le represente con Su autoridad a fin de tratar con Su enemigo. Por lo tanto, cuando Dios creó al hombre, en un sentido, lo creó a Su imagen y semejanza para que el hombre fuera como El. En otro sentido, Dios hizo que el hombre señorease “en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Gn. 1:26). Esto quiere decir que Dios le dio autoridad al hombre para que reinara por El.

El Antiguo Testamento narra muchos casos de hombres, desde Adán, que reinan para Dios. Exodo 14 dice cómo Dios quiso que Moisés levantara y extendiera la vara para dividir el Mar Rojo. En Josué 10 se nos dice cómo Josué oró a Dios para que el sol permaneciera quieto en el cielo. En 1 Reyes 17—18 se relata cómo Elías oró para controlar la lluvia. En Daniel 6 se cuenta cómo Daniel cerró la boca de los leones en el foso. Todos estos casos nos muestran que a través de todas las edades, dondequiera que haya hombres dispuestos a vivir para Dios, Dios desea darles la autoridad para que todas las cosas estén bajo su dominio.

Este asunto es aún más evidente en el Nuevo Testamento. El primero en el Nuevo Testamento que gobernó para Dios fue el Señor Jesús. El ordenó a las enfermedades que se retiraran (Mt. 8:8-9), echó fuera espíritus inmundos (Mr. 1:27), y reprendió la tormenta y el mar furioso y éstos se calmaron (Mt. 8:26-27). Todos estos incidentes hablan de Su reinado. Más tarde cuando los apóstoles continuaron las obras del Señor, ellos también tuvieron muchas experiencias de reinar para Dios sanando y echando fuera espíritus malignos (Hch. 3:6-7; 14:8-10; 19:12; 16:18). Hasta el día de hoy, esta clase de experiencia es repetida con frecuencia en la iglesia. Más adelante, en el futuro y en el reino, los vencedores reinarán con Cristo y gobernarán las naciones (Ap. 2:26-27). Finalmente en la eternidad todos aquellos que hayan sido salvos reinarán como reyes por los siglos de los siglos (Ap. 22:5). En ese tiempo gozaremos completa y verdaderamente la bendición de reinar para Dios.

Todos estos casos revelan que desde el principio hasta la eternidad, la única intención de Dios es ganar al hombre para que reine para El en el universo. Este era uno de los aspectos del propósito de Dios cuando creó al hombre. Aún más, este fue un aspecto de la intención de Dios al redimir al hombre.

Por lo tanto, desde el punto de vista de la autoridad, la meta final de la salvación de Dios es que reinemos. Esta es la cumbre de nuestra experiencia espiritual. En cuanto a Dios, si El no nos hubiera salvado al grado de que pudiéramos reinar para El en la esfera celestial, la meta de Su salvación no se habría podido considerar consumada por completo. Además, aunque este asunto de reinar no será completamente realizado hasta que venga el reino y en la eternidad, aún así, hoy Dios quiere que tengamos un comienzo en la tierra. En cuanto a nosotros, si algún cristiano no ha alcanzado todavía el grado de reinar para Dios, todavía no ha llegado al nivel óptimo. Un cristiano que ha alcanzado este nivel no sólo ha sido liberado del pecado, ha vencido al mundo, ha sido tratada su carne, y ha sido quebrantada su constitución natural, ha sido lleno del Espíritu Santo, y está sentado en la esfera celestial, sino que incluso está reinando con Cristo en todas las cosas. Ya sea en la obra de Dios, en la iglesia, en la casa o en cualquier encuentro que tenga en su ambiente, él puede reinar y gobernar sobre aquello que Dios quiere que el gobierne. Es necesario que haya tal clase de personas ganadas por Dios para que a través de ellas la autoridad de Dios pueda ser ejercida y el reino de Dios pueda venir sobre la tierra.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top