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Cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas en los escritos de Juan, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7380-7
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EL TABERNÁCULO Y EL CORDERO

Pasemos de los misterios de la Palabra y del tabernáculo, al Cordero de Dios. Según Juan 1:29, Juan el Bautista dijo: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”. Claro, Juan no vio un cordero; él vio andando al hombre Jesús. Pero él declaró que Éste es el Cordero de Dios. Esto también es un misterio.

En Juan 1:1 primero tenemos a Dios y al Lógos, la Palabra. Luego, en Juan 1:14 tenemos el tabernáculo. En el Estudio-vida de Éxodo estudiamos el tabernáculo en detalle. El tabernáculo en Éxodo es un tipo de la morada de Dios. En el principio era la Palabra, la Palabra era Dios, y esta Palabra, que es Dios, se hizo carne. La carne es el tabernáculo. ¡Aleluya, tenemos a Dios! ¡Tenemos el tabernáculo!

Una vez que tenemos el tabernáculo, el siguiente asunto crucial es tener el Cordero de Dios. El Cordero de Dios representa todas las ofrendas, dado que este Cordero es la ofrenda principal. Por lo tanto, en Juan 1 tenemos a Dios, tenemos la morada de Dios, el tabernáculo, y tenemos todas las ofrendas.

El tabernáculo nos indica que es posible entrar en Dios, o podemos decir que Dios es “entrable”, que en Dios podemos entrar. Esto se muestra claramente en el hecho de que el tabernáculo, que representa al Dios encarnado, tiene una entrada. Por consiguiente, el tabernáculo con su entrada, nos muestra que Dios mismo es “entrable”. Pero ¿cómo es posible entrar en Dios como el tabernáculo? Según la tipología del Antiguo Testamento, entramos en el tabernáculo por medio de las ofrendas. En el Antiguo Testamento, las ofrendas eran el medio por el cual los hijos de Israel podían entrar en el tabernáculo. A nadie se le permitía entrar en el tabernáculo, sin las ofrendas. Esto indica que aparte de las ofrendas requeridas por Dios, nadie podía entrar en Él. Ésta es la razón por la cual después del tabernáculo en Juan 1:14, tenemos al Cordero de Dios en 1:29, como el único representante de todas las ofrendas.

Juan 1:29 dice que el Cordero de Dios quita el pecado del mundo. Esto significa que Cristo como el Cordero de Dios quita el pecado del linaje humano. La frase del mundo en este versículo realmente quiere decir de la humanidad. El pecado entró en el hombre por medio de Satanás. Satanás inyectó el pecado, su naturaleza venenosa, en el linaje humano, pero el Cordero de Dios vino para quitar el pecado del mundo, de la humanidad. Así pues, mediante la ofrenda única es posible que los seres humanos caídos entren en Dios.

LA PALOMA, UN SÍMBOLO DEL ESPÍRITU

Después del Cordero, sigue la paloma, la cual simboliza al Espíritu. Primeramente, la Palabra, el Lógos, se hizo el tabernáculo. Luego esta misma Persona, que es el tabernáculo, también se hizo las ofrendas, representadas por el Cordero. Ahora debemos pasar a ver que Aquel que es el tabernáculo y las ofrendas ha llegado a ser el Espíritu vivificante, representado por la paloma. En 1 Corintios 15:45 dice: “Fue hecho [...] el postrer Adán, Espíritu vivificante”. Este Espíritu vivificante equivale a la paloma en Juan 1:32.

En el Estudio-vida de Éxodo vimos que después del tabernáculo y las ofrendas, tenemos el ungüento. El ungüento en Éxodo 30 tipifica al Espíritu vivificante. Así pues, tanto el ungüento como la paloma simbolizan al Espíritu.

Es importante entender por qué el ungüento aparece después del tabernáculo y las ofrendas, y por qué la paloma es mencionada después del tabernáculo y el Cordero. La razón de que haya tal secuencia es que primero se necesita la encarnación, la crucifixión y la resurrección. Fue mediante la resurrección que Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante. Este Espíritu está simbolizado por la paloma y por el aceite de la unción. Esto nos ayuda a entender por qué la paloma, un símbolo del Espíritu, debe venir después del tabernáculo y del Cordero, quien es la ofrenda única.

Los símbolos en la Biblia son muy significativos. Esto es cierto en particular con el Cordero y la paloma en Juan 1. Un cordero es algo que se halla en la tierra, y una paloma vuela en los cielos. Cristo como el Cordero era un hombre que andaba en la tierra. Pero cuando Él llegó a ser el Espíritu vivificante, Él llegó a ser el Espíritu en los cielos, representado por la paloma.

Hasta ahora en Juan 1 hemos visto cuatro aspectos de una persona maravillosa. En la eternidad pasada Cristo era el Lógos, la Palabra. Luego en el tiempo Él llegó a ser el tabernáculo y también las ofrendas. Después de llegar a ser las ofrendas, Él llegó a ser el Espíritu vivificante, la paloma que viene del cielo. Estoy señalando los misterios del Lógos, el tabernáculo, el Cordero y la paloma hallados en Juan 1. Éstas no son palabras ordinarias; son señales. El Lógos, la Palabra, es una señal. De igual modo, el tabernáculo, el Cordero y la paloma, todos son señales.


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