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Vencedores que Dios busca, Lospor Watchman Nee

ISBN: 978-0-7363-0651-5
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Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 8 Sección 4 de 5

VI. LA FE DE LOS OBREROS

Todos los obreros deben tener fe con relación a la obra y a la persona del Señor. Estas verdades básicas debemos mantenerlas en común. Si cualquier obrero se sale de estos principios generales, los ancianos lo deben parar para que no siga laborando. Con relación a las doctrinas de mayor importancia, deben haber las apropiadas interpretaciones bíblicas. Todos deben se iguales en estas interpretaciones. La interpretación apropiada de muchos versículos ya han sido establecidas por otros. Todo lo que necesitamos hacer es recibirlos de sus manos; no necesitamos hacer nada más. Un principio básico cuando leemos la Biblia es aceptar simplemente lo que la Palabra de Dios dice y no agregarle nuestros propios pensamientos. Cuando leemos la Biblia, debemos preguntar: “¿Qué ha dicho Dios?” en lugar de “¿Por qué Dios dijo esto?” Un ciudadano de un país no necesita preguntar porque existe cierta ley; solamente necesita preguntar cuál es la ley del país. Nuestra pregunta debe ser “qué” no “por qué”. Nuestra actitud delante de los mandatos de Dios no debe ser el de entendimiento sino el de sumisión.

Hoy, debido a que los hombres se conducen diferentemente delante de Dios, hay diferentes interpretaciones Bíblicas. Por ejemplo: en el asunto del bautismo, muchas personas han sido rociadas. Cuando leen la Biblia, de alguna manera encuentran la doctrina de rociar. Esa doctrina es el resultado de la conducta que tienen. La interpretación de la Biblia por el hombre tiene mucho que ver con su actitud delante de Dios. Muchos vienen a la Palabra de Dios con un único propósito: encontrar una ordenanza que justifique sus conductas. La meta que tienen es volver la Palabra de Dios en una ley que encaje con ellos. Por tanto, la interpretación que hacen de la Biblia es completamente para sí mismos. Una persona que nunca a pasado por el trato de la cruz, no puede leer la Biblia. Solamente aquellos que han pasado por la cruz pueden leer la Biblia apropiadamente.

VII. LA NECESIDAD DE OBREROS

Ahora venimos la necesidad de obreros. Lo primero que tenemos que mencionar es la ofrenda de dinero que presentan los creyentes. La ofrenda de los creyentes no solamente se utiliza para sostener los obreros, sino también para sostener a los que laboran para el Señor. En otras palabras, no se le ofrenda a cierta persona porque sea un obrero, sino porque labora para el Señor. Su personalidad es una cosa, y su labor para el señor es totalmente otro asunto. Mientras labore para el Señor, debe ser sustentado. No importa si tiene dinero, sino si trabaja para el Señor. Cuando uno le paga a un peón, no le pregunta si es rico o pobre. Si hizo el trabajo, merece su salario. No se puede decir que si una persona tiene dinero no necesita ser sostenido. Una vez alguien quiso dar una ofrenda al señor Bright un colaborador del doctor Scofield, pero la persona que estaba al lado de él le dijo que el Señor cuidaría de las necesidades del señor Bright. Por consiguiente, el hombre retiró su ofrenda, y el señor Bright se quedó sin sustento. Los creyentes no deben ofrecer su dinero solo porque los obreros son pobres. Si dan sólo por la pobreza de los obreros, no ofrendan sino que dando limosnas.

Dar una ofrenda es lo menos que una persona salva puede hacer. Si un salvo no se ofrece a sí mismo, es una persona que delante del Señor no es útil. Si ha recibido la gracia, el resultado debe ser ofrecer al señor todo lo que tienen. No es normal que una persona reciba gracia y no esté dispuesta a ofrecer todo lo que tiene. Todos aquellos cuyos corazones han sido tocados por Dios darán el dinero de su bolsa. Es imposible que el corazón de una persona sea tocado por Dios sin que sus posesiones también sean tocadas por El. La consagración permite que Dios toque todo. Hasta que Dios lo haya tocado fluirá de usted el amor. Si una persona nunca se ha ofrecido a sí misma, por seguro que el amor no fluirá de ella.

Hoy, solamente hay dos dioses en este mundo. El primero es mamón y el otro es el Dios verdadero. Si no amamos a Dios, amaremos a mamón. Solamente cuando el hombre ama a Dios, ensanchará su corazón. La cosa que más ensancha el corazón del hombre es dar el dinero. Un creyente que está entre nosotros asistió a las reuniones de cierta denominación por veinte años, pero nunca ni siquiera saludó con su cabeza a otra persona. después que se ofreció, todo su ser cambió. Previamente yo tenía temor de reportarle a otros acerca de nuestra condición financiera. Pero hoy pienso distinto. Esta es la manera que otros reciben gracia. Entre más ofrece una persona, más lo llenará la gracia. Estas palabras son para todo el Cuerpo.

Permítanme ahora considerar la manera de distribuir las ofrendas. Parte del dinero que se recibe en las reuniones se debe poner aparte para los obreros locales, y para los obreros en otras localidades. Esta es una señal de comunión. Pablo alabó a los Filipenses por su gracia en este asunto (Fil. 4). Ellos continuaron teniendo comunión con el apóstol en el asunto del dinero. La condición de los corintios fue lo contrario; ellos desarrollaron un problema en su comunión con Pablo. Como resultado; Pablo estaba dispuesto a permitir que otras iglesias sufrieran, antes que pedirle dinero a los corintios. No usaba el dinero de los corintios porque había un problema en la comunión.. Solamente cuando hay comunión puede haber ofrenda material.

Gracias al Señor que los hermanos en Shanghai han recibido gracia en este asunto. Los obreros que viven fuera de la ciudad no deben interpretar mal y pensar que la iglesia en Shanghai es tan rica que puede mantenerse enviando dinero. La razón que la iglesia en Shanghai puede enviar dinero, es porque los obreros locales en Shanghai, han recibido poco sostén local. Debido a eso la iglesia puede enviar tanto. Esta es la gracia de la iglesia en Shanghai.

Las ofrendas individuales deben ser puestas personalmente en un sobre, por el que hace la ofrenda, con el nombre del obrero a quien la ofrenda va dirigida, y depositarlo en la caja de ofrendas. Los hermanos que abren la caja podrán entonces entregar esta ofrenda directamente al recibidor.


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