Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-251-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Si ustedes estudian a fondo los versículos 12 y 13, verán que el funcionar de todos los miembros del Cuerpo de Cristo no es nada más que un vivir. Y este vivir está compuesto de dos clases de elementos. Uno es el Espíritu, quien es como el agua; el otro es Cristo, quien es como la comida. El crecimiento de la vida humana depende de estos dos elementos. La comida es sólida, y el agua es líquida. Dentro de estos dos elementos hay muchos nutrientes ricos. La nutrición en la comida es mayor que la nutrición en el agua. Sin embargo, la comida es seca. Cuando entra en ustedes, sin que el agua la disuelva, es difícil que la nutrición en la comida sature sus células y su corriente sanguínea. Necesitamos la comida sólida, y también necesitamos el agua líquida. La comida es Cristo, y el agua es el Espíritu.
Mi cuerpo puede estar derecho porque está sostenido por la comida y el agua. Todos nosotros crecemos y vivimos por el suministro de comida y agua. Ellas mantienen nuestro trabajo y nuestras actividades. Para que nuestro ser físico crezca de una manera sana, necesitamos comer comida rica y tomar bebidas nutritivas. Los chinos que nacen en los Estados Unidos son altos y fuertes. Esto es porque la comida americana es sumamente rica. La leche americana, el bistec americano, el pollo americano, las frutas americanas y muchas otras clases de comida americana se comen y son constituidas dentro de su ser. Como resultado, están constituidos con la comida americana. Pero si ellos no comen las riquezas de la comida americana, entonces naturalmente serán pequeños, flacos y enfermizos. Hoy día muchos cristianos están pequeños, flacos y huesudos. Esto es porque no han estado comiendo a Cristo y bebiendo del Espíritu. Cristo y el Espíritu son los dos constituyentes necesarios para el crecimiento en vida de los creyentes. Ellos son también el fundamento para el servicio de los creyentes.
En este mensaje estamos considerando las reuniones de los grupos pequeños. No tenemos ningún deseo de reunir a los hermanos y hermanas meramente para que una persona hable mientras todos los demás escuchan. Deseamos ver a todos los santos funcionando en las reuniones. Pero si tenemos unos centenares o unos millares de personas reunidas, ¿cómo sería posible que todos funcionaran? Es por esta razón que la Biblia menciona tanto las reuniones grandes en el templo como las reuniones pequeñas de casa en casa. Aquí es donde radica nuestra dificultad. Supongamos que ustedes han empezado a reunirse en su hogar, y tienen siete u ocho personas reunidas como un grupo pequeño. Puede ser que las dos primeras reuniones sean muy buenas. Pero en la tercera se acaba el contenido; no hay más provisión. Puede ser que un hermano diga: “Voy a casa”, y que otros digan: “Ya me voy”. Por fin ustedes encontrarán que ya no pueden continuar tales reuniones.
Esta situación puede compararse con un grupo de niños que crecen en los Estados Unidos que rehúsan comer hamburguesas o tomar leche. No quieren comer nada ni tomar nada. Si se les pone a cinco de ellos en un equipo y les pide que jueguen a la pelota, por supuesto no tendrán la fuerza para jugar. La razón por la cual las reuniones de nuestros grupos pequeños no son atractivas es que todos estamos secos y flacos, débiles y muertos. No actuamos como personas vivas. En una condición así está bien que vengamos para asistir a un “servicio” o para sentamos en un banco de iglesia. Allí puede que tengamos a varios que puedan cantar profesionalmente y que puedan dirigirnos en el cantar. Puede que también tengamos a varios que están entrenados en el orar que nos puedan dirigir en oración. Claro, hay también el predicador que nos predicará. Es fácil asistir a un “servicio” de esa manera. Sin embargo, si se nos pone juntos a siete u ocho de nosotros solos, ¿qué debemos hacer? ¿Quién orará para nosotros? ¿Quién nos predicará? En tal situación puede que nos miremos unos a otros, o simplemente hablemos entre nosotros acerca de muchas cosas no pertinentes. Al final no hay nada más que decir, y la reunión no puede proseguir más. Por esta razón, no podemos hablar de propagación o de aumento. Sólo podemos quedarnos donde estamos, arreglárnoslas con lo que tenemos y pasar por alto nuestras verdaderas necesidades. Es por eso que todo mi ser está sobrecargado con esta carga pesada. Mi esperanza es que en todas las iglesias locales veamos una movilización total de todos los miembros. A fin de tener una movilización total, no hay otra manera más que tener los grupos pequeños. Solamente en los grupos pequeños todos podrán funcionar.
Debemos tener una clase de vivir que se inicia por el Espíritu Santo y que pasa por el espíritu humano. En otras palabras, debemos tener un vivir en el cual andamos conforme al espíritu. Sin embargo, eso no es todo. Esta noche el Señor nos ha mostrado los constituyentes de esta clase de vivir. El primer constituyente es la comida, el segundo es el agua. La comida es Cristo, y el agua es el Espíritu. Según la Biblia, Cristo está en el Espíritu. Esto es como estar en el agua toda la nutrición de la comida. En Apocalipsis 22 podemos ver que el árbol de vida crece en el río de vida (vs. 1-2). Adondequiera que fluya el río de vida, allí crece el árbol de vida. El fruto del árbol sale de los dos lados del río para llenar la necesidad del hombre. Cristo debe estar en el Espíritu antes de poder ser nuestra porción.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.