Aspecto orgánico de la obra salvadora de Dios, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-1-57593-318-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Dios estuvo dispuesto a permitir que el ángel más elevado creado por El (Ez. 28:13-14) se rebelara contra El junto con un grupo de ángeles y fuera Su adversario. De este modo Satanás llegó a ser “el partido en oposición” en el universo específicamente para vigilar a Dios y para oponerse a El. La Biblia nos dice que Satanás se opone a Dios y se rebela contra El. Por tanto, Dios lo juzgó, mandando que fuera echado al foso sin fondo para ser terminado (Is. 14:12-15). Pero este castigo no ha sido ejecutado todavía. El juicio está presente, pero no se ha ejecutado todavía. Así que, Satanás sigue andando por el universo. Aunque la Biblia dice que Dios ató a Satanás, puede limitarlo hasta donde le plazca. Por eso tenemos muchas dificultades y aflicciones, desastres naturales y calamidades causadas por el hombre, fracasos y desilusiones, etc. Estas ocurren porque Satanás todavía está aquí y nos molesta. Dios es soberano sobre todas las cosas. El anunció el dictamen de que Satanás sería echado al abismo, pero no lo quitó de enmedio inmediatamente. Si hubiera eliminado a Satanás, no habría tenido un partido de oposición. Dios quiere mantener un partido de oposición para demostrar Su perfección. Sin un partido de oposición, la perfección de Dios no se podría manifestar. Dios puede hacer lo que quiera por Sí mismo, y todo lo que dice, así es. Pero hay un partido de oposición para poner en vigencia que todo lo que Dios dice y hace concuerda con Su justa ley.
Además, Dios concedió a Su adversario, Satanás, la libertad de observar los concilios celebrados por El con Sus ángeles e incluso el privilegio de criticar lo que hace (Job 1:6-12; 2:1-6). Cuando Dios celebraba una reunión con Sus ángeles, Satanás también estaba allí observando. Los ángeles no lo impidieron, porque sabían que tenía el privilegio de hacerlo. Satanás entraba en los concilios e incluso hacía críticas. El libro de Job nos muestra que Dios y Satanás tuvieron una conversación. Satanás le dijo a Dios: “Ves cómo es Job. Le has dado tantas cosas buenas. Le has ganado para que sea perfecto”. Dios dijo: “Está bien, de ahora en adelante, te entrego a Job. Puedes hacer lo que quieras, pero no le puedes quitar la vida”. Esto ocurrió no sólo en los tiempos de Job, sino que también hoy día Satanás sigue acusándonos delante de Dios día y noche (Ap. 12:10).
Por tanto, todo lo que Dios quiere hacer por el hombre por medio de Su vida orgánicamente conforme a Su amor también debe responder a las críticas de Su adversario, Satanás. Esto también requiere primero que la salvación que Dios quiere efectuar por el hombre, incluyendo la redención y la salvación, satisfaga los requisitos jurídicos de la justicia de Dios.
En la obra salvadora completa de Dios, lo que El hace en el aspecto judicial es el procedimiento, y lo que hace en el aspecto orgánico es el propósito. En cuanto al procedimiento, lo que Dios cumplió conforme a Sus requisitos jurídicos es la redención, incluyendo perdonar nuestros pecados, lavarnos de ellos, justificarnos, reconciliarnos consigo y santificarnos para El en cuanto a posición. Eramos pecadores y estábamos bajo la condenación de Dios y también éramos enemigos Suyos, pero ya fuimos perdonados, lavados de nuestros pecados, justificados por Dios, reconciliados con El y santificados para El en cuanto a posición. Esto es ser redimido. Pero la obra salvadora completa de Dios no se limita a esto. Si usted ha recibido sólo estos cinco logros de la redención, lo que ha recibido es una salvación de un solo lado, y no la salvación completa. El primer aspecto de la obra salvadora completa de Dios es el aspecto judicial, y lo que cumplió por nosotros para perdonarnos nuestros pecados, lavarnos, justificarnos, reconciliarnos consigo y santificarnos en cuanto a posición. Estos cinco logros nos califican y nos dan la posición de entrar en la gracia de Dios. Romanos 5:2 dice: “Hemos obtenido acceso ... a esta gracia en la cual estamos firmes”. ¿Cómo puede un pecador obtener acceso a la gracia de Dios? Se tiene que cumplir el aspecto judicial para que el pecador pueda recibir el perdón de los pecados, ser lavado de ellos, ser justificado por Dios, reconciliado con El y santificado en cuanto a posición. Todos estos logros son el procedimiento, los requisitos y la posición. El aspecto judicial nos hace aptos y nos da la posición a los pecadores de entrar en la gracia de Dios para disfrutar Su obra salvadora, la cual efectuó por nosotros conforme a Su vida orgánicamente como Su propósito (Ro. 5:10). Aquí vemos que Dios efectuó una salvación de dos aspectos: el aspecto redentor y el aspecto salvador. La redención se efectúa judicialmente, y la salvación se lleva a cabo orgánicamente.
El segundo aspecto de la obra salvadora completa de Dios es el aspecto de propósito. En el aspecto de propósito, lo que Dios llevó a cabo por Su vida orgánicamente es la salvación, la cual incluye lo siguiente: (1) la regeneración que nos permite recibir la vida eterna de Dios, (2) el pastoreo que nos hace crecer y existir en la vida divina, (3) la santificación en nuestra manera de ser, (4) la renovación en nuestra mente, (5) la transformación en nuestra imagen, la cual da por resultado (6) el edificio de Dios, (7) la conformación a la imagen del Hijo primogénito de Dios, es decir, la madurez en la vida divina, y (8) la glorificación, la cual es la consumación de la economía eterna de Dios (Ro. 8:30). Lo que se efectúa judicialmente es el paso inicial, la redención con cinco puntos, pero lo que se lleva a cabo orgánicamente es un paso adicional, la salvación, la cual es diferente de la redención e incluye ocho aspectos. La redención se efectúa judicialmente, mientras que la salvación se lleva a cabo orgánicamente. Los ocho puntos del aspecto orgánico en la iglesia de Dios para constituir el Cuerpo de Cristo, el cual llevará a su consumación la Nueva Jerusalén, la meta final de la economía eterna de Dios, es decir, un organismo constituido del Dios Triuno procesado y Sus elegidos regenerados, santificados, transformados y glorificados mezclados para ser el agrandamiento y la expresión de Dios en la eternidad.
El Dios Triuno y Sus elegidos regenerados, santificados, transformados y glorificados se unirán y mezclarán en una sola entidad para constituir un organismo que es el agrandamiento y la expresión de Dios en la eternidad. Al principio de Génesis, cuando Dios creó a Adán, éste estaba solo, pues no tenía complemento. Luego Dios le sacó una costilla y edificó con ella una mujer. Adán y esta mujer fueron unidos (Gn. 2:21-24). Este es el aumento de Adán. En Juan 3, un capítulo que se trata de la regeneración, Juan dijo: “El que tiene la novia, es el novio” (v. 29). El Novio es Cristo, y la novia es la composición viva de todas las personas regeneradas, quienes tienen la vida divina y la naturaleza divina, el aumento de Cristo, la novia corporativa. Por tanto, en el versículo 30 Juan dijo: “Es necesario que El crezca, pero que yo mengüe”. El crecimiento de este versículo es la novia del versículo anterior, y la novia es una composición viva de todas las personas regeneradas. Finalmente, Apocalipsis 21 nos revela que toda la Nueva Jerusalén como esposa del Cordero, Cristo (vs. 2, 9) llega a ser el agrandamiento y la expresión de Dios.
Desafortunadamente, la mayoría de los creyentes a través de las generaciones ha pensado que la redención que Dios efectuó por nosotros como procedimiento fue el propósito de la obra salvadora de Dios, al recalcar los cinco actos que Dios efectuó por nosotros en el aspecto de la redención conforme a Su justicia, es decir, jurídicamente y, al mismo tiempo, al negar los ocho actos que Dios hará por nosotros en el aspecto de la salvación por medio de Su vida orgánicamente. Este es un gran vacío de la mayoría de los creyentes hoy en cuanto a la salvación en la vida de Dios. Como resultado, no prosiguen ni crecen para alcanzar el pleno crecimiento en la vida de Dios y casi no ven nada relacionado con la edificación del Cuerpo de Cristo, mucho menos con la consumación de la meta final de la economía eterna de Dios, la cual es la Nueva Jerusalén. Además, incluso con relación a la Nueva Jerusalén como conclusión de toda la Biblia, casi nadie sabe lo que es, pero algunos piensan que la Nueva Jerusalén es el cielo adonde los creyentes irán después de morir. Por falta de conocimiento en cuanto a la unidad universal de Cristo y la meta única de la economía de Dios, forman diferentes divisiones y establecen sus propias iglesias conforme a las verdades parciales de su visión fragmentaria, dando por resultado la condición dividida y confusa del cristianismo actual.
Debemos ver claramente que la obra salvadora completa de Dios tiene dos aspectos: el aspecto judicial y el aspecto orgánico. El aspecto judicial concuerda con la justicia de Dios (Ro. 1:17a; 3:21-26; 9:30-31) y es el procedimiento de la obra salvadora de Dios, el cual satisface los requisitos que la justa ley de Dios impone sobre los pecadores. Además, el aspecto judicial tiene como fin que los pecadores sean perdonados delante de Dios (Lc. 24:47), lavados (He. 1:3), justificados (Ro. 3:24-25), reconciliados con Dios (Ro. 5:10a), y santificados para Dios en cuanto a posición (1 Co. 1:2; He. 13:12), de modo que puedan entrar en la gracia de Dios para que se efectúe el propósito de la obra salvadora de Dios. Sin embargo, la redención como aspecto judicial no puede llevar a cabo el propósito de la obra salvadora de Dios, porque es solamente el procedimiento, y no el propósito. Por ejemplo, un cocinero dedica mucho tiempo para preparar un banquete. Pero la preparación de los alimentos no es el propósito, sino sólo un procedimiento. Después, cuando los huéspedes son invitados a disfrutar del banquete, comprobamos el propósito con el cual se cocinó. Del mismo modo, en la obra salvadora de Dios no debemos contentarnos con el procedimiento, el aspecto judicial, sino que debemos proseguir al propósito, al aspecto orgánico.
El aspecto orgánico de la obra salvadora de Dios se efectúa por medio de la vida de Dios (Ro. 1:17b; Hch. 11:18; Ro. 5:10b, 17b, 18b, 21b). El aspecto judicial concuerda con la justicia de Dios pues realiza Su obra redentora, pero el aspecto orgánico se efectúa por medio de la vida de Dios pues lleva a cabo Su obra salvadora, incluyendo la regeneración, el pastoreo, la santificación de nuestra manera de ser, la renovación, la transformación, la edificación, la conformación y la glorificación. Este es el propósito de la obra salvadora de Dios que efectúa todo lo que Dios quiere lograr en los creyentes en Su economía mediante Su vida divina.
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