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Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4916-1
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Actualmente disponible en: Capítulo 9 de 16 Sección 2 de 4

SOMOS SERES CAÍDOS E INDEPENDIENTES

No importa cuán espirituales seamos, debemos recordar que somos seres caídos. Nacimos en una condición caída porque nuestro primer padre cayó hace seis mil años. Una persona caída es una persona independiente. Todas las madres saben que no hay ningún hijo que no sea independiente. Independientemente de si ellos son estadounidenses, chinos, occidentales u orientales, la primera palabra que aprenden a decir es “¡No!”. Dicen “¡No!” a todo lo que sus madres les dicen. Nuestra naturaleza caída es independiente.

Incluso las hermanas que son esposas siguen siendo muy independientes. Sin embargo, ellas dirían esto de una manera más amable. Dirían que conservar su independencia es conservar su prestigio. Para ellas, someterse a sus esposos es perder su prestigio. Sin embargo, en realidad ése no es el problema. El problema es que nuestra naturaleza caída es independiente.

El principio del árbol del conocimiento es sencillamente el principio de la independencia. El conocimiento hace a las personas independientes. Una vez que los estudiantes terminan sus estudios, se gradúan de la escuela y llegan a ser muy independientes. Pero ¿puede acaso usted graduarse de la vida? Eso es imposible. Es por ello que el principio del árbol de la vida es el principio de la dependencia. Ayer comimos, bebimos, respiramos y dormimos. Sin embargo, hoy tenemos que hacer lo mismo. Nunca podríamos decir que porque aprendimos a respirar ayer, hoy nos hemos graduado de ello. Tal vez usted pueda graduarse de cualquier tipo de conocimiento, pero no puede graduarse de ningún aspecto relacionado con la vida. El significado del árbol de la vida es la dependencia, y el significado del árbol del conocimiento es la independencia. Fue en el momento de la caída que el árbol del conocimiento, el cual representa la naturaleza de la independencia, entró en el hombre. Es por ello que desde que nacemos somos personas independientes.

LA SALVACIÓN DE DIOS

Sin embargo, la economía de Dios depende de nuestra dependencia. Por un lado, Dios nos creó como un individuo con una voluntad apropiada. Sin embargo, en la obra salvadora de Dios, Dios entra en nosotros para que nosotros lo tomemos como nuestra persona. Eso significa que ya no debemos vivir por nosotros mismos, sino por Él. Es fácil decir esto, mas no es tan sencillo experimentarlo.

Permítanme darles el siguiente ejemplo. Dios lo creó a usted como una unidad completa, como un individuo perfecto. Usted tiene una voluntad, y tiene cosas que le agradan y le desagradan. Asimismo tiene sus propios pensamientos e intenciones. Usted es un ser individual perfecto. Además, tiene su propia personalidad. Sin embargo, una cosa es la creación de Dios, y otra, la salvación de Dios. La creación de Dios es crearnos de esa manera, pero en Su salvación, Dios mismo entra en nosotros para ser nuestra vida y nuestra persona. Él mora en nosotros, y nosotros debemos vivir por Él. Esto es muy bueno; pero ahora tenemos un problema. Además de nosotros mismos, tenemos a otra persona viviendo en nosotros. Eso significa que ahora debemos estar dispuestos a depender de esta persona y olvidarnos de nosotros mismos.

En todas las bodas, la novia siempre tiene su cabeza cubierta. Esto significa que en una familia, sólo puede haber una sola cabeza. Pero inmediatamente después de la boda, ellas se quitan el velo. Siendo sincero con ustedes, nunca he visto a una persona que dependa completamente de otra persona y sea completamente sumisa a ella. La razón por la cual nunca he visto a tal persona es que todos desde que nacemos somos personas caídas e independientes. A nuestro modo de ver, depender de otros es algo vergonzoso.

NECESITAMOS EXPERIMENTAR PRESIONES

Sin embargo, lo que se necesita en la obra salvadora de Dios es nuestra dependencia. No obstante, no es fácil renunciar a nuestra independencia. Por lo tanto, las presiones son necesarias. Dios es soberano. Él hace que nos sobrevenga cierta clase de presión para despojarnos de nuestra independencia. Ésa es la razón por la cual no hay cristiano que esté libre de problemas. Casi todos los esposos son una tribulación para sus esposas, y todas las esposas son una tribulación para sus esposos. Más aún, todos los hijos son tribulaciones. Conocí a cierto hermano en 1958, y más tarde volví a verlo en 1960. En esa ocasión me di cuenta de que prácticamente no experimentaba ninguna presión de parte de sus hijos pequeños. Pero cinco años más tarde, en 1965, observé que sus pequeños hijos se habían convertido en una presión para él. No hay ninguna pareja de padres que testifique que sus hijos no son una presión para ellos. Casi todos los hijos son una tribulación. Cuantos más hijos usted tenga, más tribulaciones tendrá.


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