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Entrenamiento y la práctica de los grupos vitales, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0320-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 5 Sección 3 de 5

C. El llamamiento hecho por el Señor
en la era de los vencedores

La tercera razón para ser vitalizado es el llamamiento del Señor en la era de los vencedores. Al final del primer siglo, el Señor comenzó a resonar el llamamiento. En Apocalipsis 2 y 3 este llamamiento a los vencedores se repite siete veces a las siete iglesias (2:7, 11, 17, 26-29; 3:5-6, 12-13, 21-22). Tal llamamiento sigue resonando. Cuando llegamos al último libro de la Biblia, escuchamos el llamamiento del Señor a los vencedores. Si no tenemos la confianza para decir que somos vencedores, debemos decir: “¡Voy a ser vencedor!” Estamos en la era de los vencedores.

II. EL PROPOSITO

A. Responder al llamamiento del Señor

El primer propósito de ser vitalizado es responder al llamamiento del Señor. Nuestro deseo de ser vitalizados y de estar en los grupos vitales es nuestra respuesta al llamamiento del Señor en esta era. El Señor necesita a los vencedores en este tiempo más que en ningún otro. Cuanto más oscura sea la era, tanto más llamará el Señor a Sus vencedores.

B. Para el recobro del Señor
en esta era

También necesitamos ser vitalizados para el recobro del Señor en esta era, prestando atención a los siete puntos cruciales de los elementos principales del recobro actual del Señor. Estos puntos son la participación en el Dios Triuno procesado, el rico disfrute del Cristo todo-inclusivo y todo-extensivo, la experiencia plena del Espíritu compuesto y consumado, el vivir absoluto por la vida eterna, la edificación del Cuerpo de Cristo, la práctica de las iglesias sobre el terreno local, y guardar la unidad del Cuerpo de Cristo. Tenemos que dedicar tiempo para orar acerca de estos siete puntos cruciales en el recobro del Señor. Debemos orar al respecto, punto por punto, hasta que estemos completamente impresionados y llenos de ellos.

C. Para edificar el Cuerpo de Cristo por medio
de la práctica apropiada de las iglesias locales

También el propósito de ser vitalizados es edificar el Cuerpo de Cristo por medio de la práctica apropiada de las iglesias locales. Este asunto abarca dos puntos: el Cuerpo y las expresiones locales del Cuerpo, las iglesias locales.

1. Sobre el terreno local
en la unidad del Cuerpo de Cristo

La edificación del Cuerpo de Cristo tiene lugar sobre el terreno local en la unidad del Cuerpo de Cristo. Algunos hermanos disidentes enseñaron equivocadamente que las iglesias locales son autónomas. Sin embargo, ninguna iglesia local puede ser autónoma, porque toda la iglesia es un organismo, un Cuerpo orgánico. Ninguna parte de nuestro cuerpo físico es autónomo. Nuestra nariz no puede decirles a las otras partes del cuerpo que no la toquen o que no interfieran en su vida. Si nuestra nariz lo hiciera, llegaría a ser una nariz muerta. Mientras que cualquier miembro del cuerpo esté vivo, no es autónomo en lo absoluto. Algunos han enfatizado las iglesias locales y descuidado la unidad del Cuerpo. Ciertamente estamos firmes en el terreno local, pero hacemos esto en la unidad del único Cuerpo de Cristo.

2. Por:

La práctica de las iglesias locales tiene lugar sobre el terreno local en la unidad del Cuerpo único de Cristo por medio de cuatro pasos:

a. Salvar pecadores para que sean miembros de Cristo

No nos importa ganar almas. Nuestra predicación del evangelio no tiene como fin ganar almas sino salvar pecadores para que sean miembros de Cristo. Tenemos que creer que muchos de los miles que nos rodean son los que Dios escogió en la eternidad pasada. No sabemos quiénes son, pero el Señor sabe. ¿Cómo podemos ganarlos?

La Biblia da el ejemplo de pescar. Ganar pecadores es como pescar peces (Mt. 4:19; Lc. 5:9-10). Si no nos metemos en el mar donde están los peces, ¿cómo podemos obtener un pescado? El principio, el secreto de ganar un pecador es “pescar”. Hay muchos pecadores, muchos “peces” que nos rodean, donde vivimos. Si nos ponemos en contacto con ellos semana tras semana, con el tiempo ganaremos a alguno. Sin embargo, no nos gusta pescar porque no tenemos paciencia. Un pescador pesca con paciencia hasta que agarra un pez; de la misma manera, necesitamos laborar así en el evangelio. Puede ser que salgamos por un año sin resultado alguno, pero al final del año tal vez ganemos toda una familia. Necesitamos laborar consistentemente y pedirle al Señor que cada uno de nosotros gane una persona anualmente como fruto que permanece para la vida de la iglesia.


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