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Nuestro espíritu humanopor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-259-8
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CAPITULO DOS

NUESTRO ESPIRITU HUMANO

(2)

Lectura bíblica: Jn. 3:6; 4:24; 2 Ti. 4:22; Mt. 28:20

Las Escrituras claramente revelan que tenemos un espíritu humano y que Dios creó nuestro espíritu humano para que tengamos contacto con El. En Juan 3:6 el Señor Jesús dijo: “Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. En este versículo hay dos espíritus. Es fácil entender que el primer Espíritu debe de ser el Espíritu de Dios, pero, ¿qué acerca del segundo espíritu? El segundo espíritu en este versículo es nuestro espíritu humano. Nuestro espíritu humano es nacido del Espíritu de Dios.

NACIDO DE NUEVO

Se nos enseñó a muchos de nosotros que por ser tan pecaminosos, malvados y malos, necesitamos nacer de nuevo. Supongamos que usted no es malvado ni pecaminoso, sino que es tan bueno, aun mejor que los ángeles. ¿Necesitaría aún nacer de nuevo? Los ángeles son buenos, pero no tienen la vida de Dios. Necesitamos nacer de nuevo. No importa si usted es bueno o malo. Todavía necesita la vida de Dios. Aun si no fuera pecaminoso, todavía necesitaría ser regenerado, ser renacido. Antes de la caída, Adán era perfecto, puro y limpio; no había nada malo en él, nada deficiente, nada con exceso, nada dañado, nada arruinado y nada corrompido. Adán era tan perfecto, puro y limpio. Este hombre original tan puro, perfecto y limpio, necesitaba nacer de nuevo a fin de tener la vida de Dios. ¿Cómo podría haber obtenido Adán la vida de Dios? Al recibir el árbol de la vida (Gn. 2:9). Si la vida del árbol de la vida hubiera entrado en él, ¡habría nacido él de nuevo! Habría recibido otra vida, la vida de Dios. Nacer de nuevo simplemente significa recibir otra vida.

OTRA VIDA

A pesar de que Adán era tan perfecto, tan puro, tan limpio y tan bueno, sin nada alterado, nada dañado, nada corrompido, y nada arruinado, todavía necesitaba la vida de Dios. Al principio, Adán sólo tenía una vida, pero si hubiera recibido la vida de Dios, habría tenido dos vidas. Se le hubiera añadido otra vida. Esto es el renacimiento. Esto es la regeneración. Hablando con propiedad, nacer de nuevo no tiene nada que ver con nuestra caída. Aun si somos genuinos, perfectos, completos, puros y limpios, todavía necesitamos que entre en nosotros la vida de Dios. Cuando la vida de Dios entra, somos regenerados.

LA VIDA DEL ALMA

La Biblia nos dice que antes de ser regenerados teníamos nuestra vida humana. Esta vida humana está en el alma. En la Biblia ésta se llama la vida del alma. Algunas veces el Nuevo Testamento usa la palabra alma para esta vida. Es por esto que en la versión Reina Valera del Nuevo Testamento varias veces la palabra alma ha sido traducida como vida (Mt. 16:25; Lc. 9:24). Esta palabra para vida en el texto griego original es la misma palabra psujé o alma.

LA VIDA FISICA

Nosotros tenemos también otra clase de vida, la vida biológica. Esta es la vida del cuerpo, la cual en el texto griego es bíos. Esta es la raíz de la palabra biología. Bíos está en el cuerpo. Cuando una persona está muerta físicamente, eso no significa que su vida humana en el alma está muerta, sino que significa que su vida física, bíos, está muerta. En el alma tenemos la vida del alma; en el cuerpo tenemos la vida física. Cuando una persona está muerta físicamente, está muerta corporalmente. Esto significa que su bíos está muerta pero su psujé, su vida del alma, todavía existe.

LA VIDA DIVINA

Antes de ser salvos no tuvimos vida en nuestro espíritu. Nuestro espíritu fue sólo un órgano. Cuando recibimos al Señor Jesús, El entró en nuestro espíritu para ser nuestra vida. En nuestro espíritu tenemos otra vida, la vida divina. La palabra griega que se usa en el Nuevo Testamento para esta vida es zoé. Zoé está en nuestro espíritu.

Bíos es la vida física en nuestro cuerpo. Psujé es la vida humana en el alma. Zoé, la cual se refiere a la vida divina, está en nuestro espíritu. Esta vida divina es simplemente Dios mismo. Esta vida divina es simplemente Cristo mismo, Dios mismo, que entra en nuestro espíritu para ser nuestra vida. Ahora tenemos tres clases de vida. En nuestro espíritu tenemos zoé, en nuestra alma tenemos psujé y en nuestro cuerpo tenemos bíos. Tenemos una vida biológica, una vida del alma y la vida divina. Esta vida divina, zoé, es simplemente el Espíritu.


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