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Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4916-1
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Actualmente disponible en: Capítulo 11 de 16 Sección 3 de 3

CRISTO VIVE EN NOSOTROS

Desde ese momento, Pablo empezó a ver a Cristo. A Dios le agradó revelar a Cristo en él, y de ese modo fue rescatado de la religión. Es por ello que dijo que Cristo se dio a Sí mismo por nuestros pecados para rescatarnos de este presente siglo maligno. Ahora él les escribe a los gálatas para que ellos puedan ser rescatados de la misma manera. Ellos habían caído en la trampa de la religión y necesitaban ser rescatados de ella. Ahora ya no se trata de guardar las tradiciones, sino de que Cristo sea revelado en nosotros. Tampoco se trata de guardar la ley, sino de que Cristo viva en nosotros. “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (2:20). Cristo no sólo debe ser revelado en nosotros, sino también vivir en nosotros. Cristo tiene que ser tanto nuestra vida como nuestro vivir.

BAUTIZADOS EN CRISTO

Pablo dejó claro a los gálatas que ellos no debían seguir conservando la religión, la ley, las normas, las tradiciones y las ordenanzas. Ellos no habían sido bautizados en la religión, sino en Cristo (3:27). Todos los que han sido bautizados en Cristo, de Cristo están revestidos. Todo gira en torno a Cristo. Y no en guardar los días, los meses, los tiempos y los años. Eso es religión, no es Cristo.

¿Dónde nos encontramos hoy? ¿Estamos en la esfera de la religión o estamos en Cristo? Tengo que decirles la verdad; son muy pocos los cristianos que conocen la diferencia entre la religión y Cristo. En un sentido, a todos los padres les agrada que sus hijos sean religiosos. A ellos no les preocupa que busquen de Cristo. En vez de ello, prefieren que sus hijos sean personas formales, disciplinadas, fundamentalistas y que se ciñan a las Escrituras. Si es así, entonces el libro de Gálatas fue escrito para ellos. Cristo se dio a Sí mismo por nuestros pecados para rescatarnos de la religión. Éste es el mensaje que nos transmite este libro.

OTRA PERSONA

Todos necesitamos ser salvos de ser personas religiosas. Supongamos que venimos a la reunión muy calladamente y con una actitud piadosa, pero el Cristo que está en nosotros desea exclamar: “¡Aleluya!”. ¿Gritaríamos con Él? Por lo general, nos gusta ser muy silenciosos, pero el Cristo que mora en nosotros desea ser liberado. Si no hacemos esto, simplemente vendremos a ser una jaula para Él.

El problema es que nosotros somos personas religiosas, pero el Cristo que mora en nosotros desea ser otra persona en nosotros. Si Cristo ha de ser nuestra vida, tenemos que aprender a tomarlo como nuestra persona. Para hacer esto, debemos aprender a olvidarnos de todo. Tenemos que olvidarnos de ser personas buenas y religiosas. Dios no tiene la menor intención de darnos una religión. La intención de Dios con respecto a la ley era usarla como un ayo para llevarnos a Cristo. “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe” (3:24). En la antigüedad, entre los judíos, los padres enviaban a sus hijos a los maestros con un siervo, quien se encargaba de escoltarlos. Pablo usó este ejemplo para mostrarnos que Dios usó la ley como un ayo para llevarnos a Cristo. El problema fue que a los judíos no les importó Cristo. Ellos prefirieron quedarse con el ayo.

Hoy en día el mismo principio se aplica. Hay muchos cristianos que no muestran preocupación por Cristo. Ellos se preocupan por muchas tradiciones y ordenanzas religiosas. Ahora el Señor en Su recobro nos está llevando de regreso al principio; esto es, nos está llevando de regreso a Sí mismo, al Cristo puro.

CRISTO ES FORMADO EN NOSOTROS

Cristo primeramente es revelado en nosotros, y después empieza a vivir en nosotros. En tercer lugar, Él necesita ser formado en nosotros. “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (4:19). El embarazo de una madre es un buen ejemplo de esto. Al comienzo del embarazo, lo que está en el vientre de la madre no tiene forma. Pero después de nueve meses, el resultado del embarazo es una imagen humana plenamente formada. Cristo está en nosotros; todos sabemos esto muy bien. Pero el problema es que Él aún no ha sido formado en nosotros. Para que Cristo sea formado en nosotros, debemos tomarlo como nuestra persona. Entonces Él saturará cada parte de nuestro ser consigo mismo. Eso significa que debemos desistir de nuestros pensamientos, de nuestras decisiones, de nuestro amor y de lo que nos gusta y no nos gusta. Sin embargo, no desistimos de estas cosas sin un motivo. Nosotros desistimos de ellas a fin de volvernos al Cristo que mora en nosotros para que Él sea todas estas cosas en nosotros. Si hacemos esto, gradualmente y poco a poco, el Cristo que mora en nuestro ser nos saturará de una manera fina. Finalmente, Él tomará posesión de todo nuestro ser. Esto significa que será formado en nosotros.

SEPARADOS DEL PROVECHO
QUE PROVIENE DE CRISTO

Al llegar al capítulo 5, Pablo nos dice que si todavía somos personas religiosas, Cristo no nos aprovechará. “He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo” (v. 2). No sólo eso; si continuamos siendo personas religiosas, seremos separados, cortados de Cristo. “Habéis sido [...] separados de Cristo, los que buscáis ser justificados por la ley” (v. 4).

¿Qué significa ser separados de Cristo? Podemos usar como ejemplo los términos eléctricos de hoy en día. Ser separados es ser aislados. La electricidad puede estar instalada en un edificio, pero si nosotros no activamos el interruptor, estaremos aislados y cortados del fluir de la electricidad. Cristo ya fue instalado en nosotros, pero nosotros tenemos que activar el interruptor. Debemos volvernos a nuestro espíritu para “activar” al Señor. Mientras permanezcamos en nuestra mente, estaremos aislados de Cristo. Cristo está en nosotros, pero Él no nos aprovechará porque estamos aislados de Él. La traducción de Darby dice: “Habéis sido privados de todo provecho que proviene de Cristo”. ¿Qué es lo que nos priva del provecho que nos provee Cristo? En palabras sencillas, es la religión.

Independientemente de si tenemos a Cristo en nosotros, en tanto que todavía vivamos por nuestra sabiduría, nuestro modo de pensar y nuestra parte emotiva, ello indica que la trampa de la religión nos ha privado de todo el provecho que nos brinda el Cristo que mora en nosotros. Es por ello que Pablo llamó la religión el presente siglo maligno. Es maligno porque nos mantiene alejados de Cristo. Dios me escogió y me llamó para que fuera bautizado en Cristo. Dios me adhirió al Ungido. Sin embargo, la trampa sutil y religiosa me ha privado de todo el provecho que me brinda el Cristo que mora en mí. Sin embargo, ¡alabado sea el Señor porque Cristo se dio a Sí mismo para rescatarnos de la religión! Ahora Él está llevándonos de regreso a Sí mismo y nos está rescatando de este presente siglo maligno.


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