Ley del avivamiento, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7399-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-7399-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
A menudo Dios permite que un creyente o incluso una iglesia sufran un traspié y sean quebrantados. Dios primero nos adorna, y luego nos quebranta. Primero Él nos equipa, y luego permite que pasemos por el horno. Primero nos vivifica y luego nos somete a prueba. A veces el quebrantamiento, el fuego y la prueba nos vienen en forma de persecuciones y ataques externos, y otras veces se presentan en forma de disputas y discordias internas. No podemos decir que una iglesia o un hermano que se halle en estas circunstancias hayan caído. Debemos recordar que aunque su condición externa pueda ser mala, su naturaleza intrínseca está siendo purificada y edificada.
Los creyentes individuales y la iglesia están llenos de mixtura, aun cuando están siendo avivados. Esta mixtura incluye todo lo relacionado con el hombre natural, como sus sentimientos, intereses, preferencias, manera de ser y placeres. Aun cuando un avivamiento es la obra del Espíritu Santo, está mixturado con el elemento humano. Así pues, Dios nos da la gracia para levantarnos, y también nos quebranta a fin de purificarnos. Dios conoce nuestra medida, y sabe cómo quebrantarnos; Él no es severo. Posiblemente nos sentimos al borde de la muerte cuando Dios nos quebranta, pero Él sabe cuánto quebrantamiento necesitamos. El quebrantamiento no será ni muy pesado ni muy leve. Podemos sentirnos como si estuviésemos muertos, pero no lo estamos, porque Él nos vivificará de nuevo. Una vez que seamos vivificados, Él nos dará otro avivamiento, en el cual pensaremos que estamos bien. No nos percatamos de que todavía hay mucha mixtura en nosotros y que Dios aún tiene que quebrantarnos otra vez. Tenemos que entender que estamos llenos de mixtura y, por tanto, requerimos que Dios nos someta a Sus constantes quebrantamientos.
En una ocasión, un hermano testificó que mientras viajaba, vio una cadena de montañas que le hizo recordar la posición que tiene Cristo en la creación. Esto hizo que surgiera una sensación de reverencia en su corazón. Pero, al mismo tiempo produjo también una sensación de orgullo en él, y comenzó a considerar cuán encomiable era que él fuese el primero en recibir esta revelación y esta visión acerca de Cristo en la creación. Esto muestra la facilidad con que el elemento humano se hace manifiesto. Consideremos este ejemplo. Dios en Su misericordia visitó a este hermano y, mientras éste paseaba, le hizo recordar y percibir a Cristo. Pero el hermano se enorgulleció y se creyó muy importante. Este ejemplo pone en evidencia la mixtura que hay en nosotros.
Debemos ser probados porque estamos plagados de mixtura. Tenemos tanta mixtura porque no nos conocemos a nosotros mismos. No tenemos idea de cuanta mixtura hay en nuestros motivos, intenciones, objetivos e inclinaciones, en nuestra voluntad, y en aquello que anhelamos lograr y obtener. Necesitamos de las pruebas a fin de que la mixtura en nosotros sea puesta en evidencia de modo que seamos purificados. Ser probados equivale a ser purificados.
Ser purificados no es cosa sencilla; no podemos ser purificados en una sola prueba. Después de una prueba podemos pensar que nuestra mixtura ha sido removida, pero pasan dos años y aún está presente. Incluso es posible que algo que supuestamente había sido removido siga presente aun después de veinte años. Aquellos que han aprendido algunas lecciones conocen cuáles son sus problemas al pasar por las pruebas. Por ejemplo, Abraham mintió cuando descendió a Egipto (Gn. 12:9-20). Después él regresó al lugar donde había estado su tienda en el principio, e invocó el nombre de Jehová (13:1-4), pero el elemento inherente a la mentira aún estaba en él. Por esta razón, cuando se presentó la misma circunstancia, él volvió a mentir (cap. 20). Sin embargo, él era diferente; su primer fracaso había dejado una marca que le hizo conocerse a sí mismo un poco.
No podemos adquirir una estatura espiritual a partir de una sola experiencia. La salvación se experimenta una vez, pero ningún otro asunto espiritual se experimenta una sola vez. Dios primero nos equipa, y luego nos somete a pruebas. Primero nos da gracia y luego nos quebranta. Este ciclo ocurre una y otra vez. Cuando nos hallamos en el proceso, nos sentimos miserables y desalentados. Fallamos en un asunto y nos quedamos cortos en otro. Cuando nuestra condición mejora ligeramente, fallamos de nuevo; cuando nuestra obra tiene resultado, viene una tormenta que arrasa con el fruto de nuestra ardua labor. Podemos haber laborado en una iglesia local por siete años, pero de repente se suscita un problema, y sufrimos pérdidas y nos angustiamos. Debemos recordar que este proceso es necesario.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.