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Disfrutar las riquezas de Cristo para la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7932-8
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LA TRANSFORMACIÓN NOS HACE APTOS
PARA EL EDIFICIO

Si somos llenos en nuestro espíritu, seguramente experimentaremos el fluir desbordante que penetra en nuestra mente. Este fluir desbordante saturará nuestra mente y nuestra parte emotiva. Esto no es una corrección proveniente del exterior, sino una saturación proveniente de nuestro interior. Éste es el verdadero cambio, un cambio en nuestra naturaleza, un cambio en nuestra manera de ser, y ésta es la santificación subjetiva apropiada. Originalmente, nuestra mente, parte emotiva y voluntad estaban lodosas, pero ahora nuestra mente está llegando a ser oro, nuestra parte emotiva está llegando a ser perla y nuestra voluntad se está convirtiendo en una piedra preciosa. Esto nos hace aptos, nos hace idóneos, para el edificio.

Aquí en este país en los años recién pasados, por la misericordia de Dios hemos visto el oro, las perlas y las piedras preciosas. Muchas personas que han visitado la iglesia en Los Ángeles han testificado que allí el punto más notable, inspirador y convincente es que se come a Cristo. A veces se reúnen cientos de personas juntas, pero no se puede encontrar entre ellas ni un indicio de opiniones diferentes. La unidad está allí debido a que la mente llena de lodo ha sido absorbida por la presencia de Jesús, la terrible parte emotiva ha sido transformada por el elemento de Cristo y la voluntad tenaz también ha sido transformada. Esto es perfectamente apropiado para el edificio. Para que la iglesia en su localidad sea cabalmente edificada, todos los queridos santos deben centrar toda su atención en comer a Cristo. No se interesen por las enseñanzas. Antes bien, coman a Cristo, invoquen al Señor, inhálenle a Él y coman de la Palabra al orar-leerla. Si hacemos esto, tendremos los dones verdaderos. Algunas personas nos preguntan si en nuestra reunión tenemos los dones. En realidad, tenemos muchos dones en la reunión. Todos debemos estar conscientes de que para edificar una iglesia local lo más crucial es tomar a Jesús como nuestra vida, esto es, comerle, beberle e inhalarle a Él. Entonces todas las piezas de barro serán transformadas.

LA OPERACIÓN QUE EL DIOS TRIUNO EFECTÚA
CON MIRAS A NUESTRA TRANSFORMACIÓN

En Génesis 2 se hallan tres clases de materiales preciosos, los cuales corresponden a los tres del Dios Triuno. El oro se refiere a la naturaleza divina del Padre. Cuanto más invocamos al Señor Jesús y disfrutemos a Cristo, más oro tenemos. Esto significa que participamos de la naturaleza divina. Cuanto más disfrutamos a Cristo, más de la naturaleza divina tenemos. Las perlas se refieren a Cristo y Su obra redentora en la cruz. La perla proviene de una ostra. Cuando un grano de arena hiere una ostra y permanece en la herida, la ostra secreta su savia vital alrededor del grano de arena. De esta manera, el grano de arena llega a ser una perla. Cristo es la ostra viva que entró en las aguas de la muerte, y nosotros somos los granos de arena que le herimos. Mientras nosotros permanecemos en la iglesia, Su savia vital continúa secretándose sobre nosotros hasta que nos convierte en perlas preciosas. Cuanto más disfrutamos a Cristo, cuanto más permanecemos con Él, más disfrutamos de la secreción de Su savia vital. Las piedras preciosas no son creadas, sino que son producidas por la transformación de las cosas ya creadas. Esto hace referencia a la obra del Espíritu Santo. A medida que somos incinerados y oprimidos por el Espíritu Santo, nosotros, la materia creada, llegamos a ser piedras preciosas. El oro, las perlas y las piedras preciosas denotan la obra del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esta operación nos hace aptos para el edificio del Señor.

Hermanos y hermanas, todos necesitamos la transformación. No son las enseñanzas lo que edifica la iglesia, tampoco los dones son adecuados para edificar el Cuerpo; más bien, es la vida transformadora del Cristo viviente que lo hace. Volvámonos todos al Cristo viviente. Volvámonos de las enseñanzas a Cristo. Volvámonos de los dones a Cristo. Nunca debemos tomar la Biblia como un libro de teología ni como un libro de conocimiento. Debemos tomarla como un libro de vida, como la corporificación del Cristo viviente, como el Espíritu. De esta manera disfrutamos a Cristo, y le comemos, le bebemos y le inhalamos a Él. Si hacemos esto, obtendremos la transformación.

Los que sólo intentan hacer una obra al impartirles enseñanzas a los demás, no obtendrán nada. Cualquier cosa que ellos hagan será en vano. Todos debemos ministrar a Cristo a los otros. Podemos emplear las enseñanzas como un medio, pero no se las ministramos a los demás. Ministramos a Cristo en los demás al ayudarles a que coman de Cristo mediante las enseñanzas. Asimismo, no debemos ayudarles a las personas a obtener dones. Los dones sirven de ayuda, pero lo que las personas necesitan no son dones sino Cristo. Aprendan a disfrutar a Cristo. Aprendan a experimentar a Cristo. Aprendan a participar de Cristo. Luego aprendan a ministrar a otros el Cristo que ustedes han experimentado. Esto no sólo hará que las personas sean regeneradas en su espíritu, sino que también hará que sean transformadas en su alma. Es en virtud de esta transformación que las personas estarán preparadas para la edificación. Alabado sea el Señor, las iglesias locales son edificadas de esta manera.


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