Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4916-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Hemos visto los siete pasos que Dios dio en Cristo para llevar a cabo Su propósito. El paso más misterioso es el sexto, a saber, el hecho de que Él mora en nosotros. Es el paso más estratégico para que Dios pueda llevar a cabo Su proyecto. La intención de Dios es forjarse en nuestro ser a fin de que le tengamos como nuestra vida, nuestra persona y nuestro contenido. Entonces, como Su Cuerpo, seremos Su expresión.
A fin de lograr esto, Dios primeramente se encarnó. Él se mezcló con el hombre. Luego, como un hombre en la carne, Él fue puesto en la cruz. El pensamiento de Satanás era darle muerte, pero Satanás no se dio cuenta de que por medio de la cruz todas las cosas negativas del universo serían aniquiladas. El pecado, el yo, el viejo hombre, la vida del alma, la naturaleza humana caída, el mundo, Satanás, los demonios y todas las cosas negativas llegaron a su fin en la cruz de Cristo.
Después de que el Señor fue crucificado y sepultado, Él descansó el día Sábado (Jn. 19:31). Una vez que hubo acabado con todas las cosas en la cruz, declaró: “Consumado es” (v. 30). Después de esto descansó en el sepulcro para guardar el Sábado. Sin embargo, el primer día de la siguiente semana (20:1) se levantó de los muertos. Aquello fue un nuevo comienzo. Su muerte puso fin a la vieja creación y Su resurrección hizo germinar la nueva creación. Luego, por medio de Su ascensión, Él fue investido para Su posición como Señor de todo. Él recibió plena potestad para ser el Salvador (Hch. 5:31), el Rey de reyes, el Señor de señores y la Cabeza sobre todas las cosas. Él fue oficialmente puesto en esa posición.
Diez días después, Él descendió como el Espíritu para introducir en Sí mismo a todo el pueblo escogido de Dios. Esto fue el bautismo. Ello se logró una vez y para siempre el Día de Pentecostés (Hch. 2) con relación a los judíos y en la casa de Cornelio (Hch. 10) con relación a los gentiles. Todos fuimos bautizados en ese entonces y fuimos hechos miembros de Su Cuerpo (1 Co. 12:13).
Ahora el Señor mora en nosotros. Él necesita morar en nosotros, a fin de transformarnos. Sin embargo, la transformación no se logra de una vez por todas. Esto es algo que dura toda nuestra vida. Todos los días el Cristo que mora en nuestro ser nos está transformando. El hecho de que Él more en nosotros implica que nos está transformando. Él mora en nosotros a fin de forjarse en todo nuestro ser. Necesitamos dar muchos mensajes para poder desarrollar todos los asuntos relacionados con este tema.
Después de realizar Su obra transformadora, el Señor regresará, y eso será Su advenimiento. En aquel tiempo, Él transfigurará nuestro cuerpo. Nosotros tenemos un espíritu, un alma y un cuerpo. Nuestro espíritu es el órgano con el cual contactamos y recibimos a Dios. Nuestra alma es nuestro propio ser, y nuestro cuerpo fue formado para contener nuestro ser. Cuando nosotros creemos en el Señor, Él entra en nuestro espíritu para regenerarlo. De este modo, Él empieza a morar en nuestro espíritu. Luego, al morar en nosotros, Él se extiende desde nuestro espíritu para transformar nuestro ser, que es nuestra alma. En este proceso, Cristo es forjado en nuestro ser para transformar cada parte de nuestra alma (Ro. 12:2). Entonces el Señor regresará para transfigurar nuestro cuerpo conforme a Su cuerpo glorioso (Fil. 3:21). En aquel tiempo las tres partes de nuestro ser serán exactamente iguales a Él (1 Jn. 3:2). Entonces nosotros le expresaremos de manera corporativa por la eternidad.
La mayoría de los cristianos sabe algo acerca de la encarnación de Cristo. También saben algo acerca de la muerte, la resurrección, la ascensión y la segunda venida de Cristo. Muchos están confundidos en cuanto al bautismo de Cristo, pero no podemos hablar sobre este asunto en esta ocasión. Les sugerimos que obtengan una copia del folleto titulado El bautismo en el Espíritu Santo, publicado por Living Stream Ministry. Algunos cristianos entienden claramente este asunto. Sin embargo, son realmente muy pocos los que a modo de experiencia conocen algo del hecho de que Cristo mora en nosotros. El morar de Cristo en nosotros es la vida interior. Incluso aquellos cristianos que son llamados los de la vida más profunda no han conocido mucho respecto al hecho de que Cristo mora en nosotros. Sin embargo, si no nos percatamos ni experimentamos el morar de Cristo en nosotros, nos será imposible adentrarnos en la vida más profunda. La vida más profunda no consiste en hablar en lenguas ni en ninguna manifestación de los dones. Esta vida consiste en el hecho de que Cristo mora en nosotros. Cristo entra en nuestro espíritu, y mientras mora en nosotros, Él obra cada día para saturar cada parte de nuestro ser de Sí mismo. Ésta es la vida más profunda, y ésta es la vida interior. Es muy lamentable que hoy la mayoría de los cristianos haya pasado por alto la mayoría de los asuntos que son más estratégicos para la experiencia cristiana.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.