Experimentamos a Cristo como las ofrendas para presentarlo en las reuniones de la iglesiapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1188-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En los mensajes anteriores vimos que Dios desea que en nuestra adoración le ofrezcamos a Cristo en las reuniones. Esto significa que primero necesitamos cultivar a Cristo, y luego lo presentemos a Dios como alimento para El. El motivo por el cual recibimos la salvación es que celebremos una fiesta con Dios. En este capítulo examinaremos los alimentos que se usan para preparar una fiesta con Dios. Sabemos que generalmente los alimentos se cultivan en el campo y luego son cosechados. Deuteronomio 12:6 enumera algunos alimentos necesarios para la preparación de una fiesta para Dios: “Y allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias, y las primicias de vuestras manadas y de vuestros ganados”.
En el versículo 5, el Señor indica que pondría Su nombre en cierto lugar. El nombre denota la persona. Un nombre sin la persona no tiene sentido. Es vano y vacío. Cuando el Señor dice que pondrá Su nombre allí, quiere decir que El mismo estará allí. En esta tierra hay un lugar donde Jehová Dios, el Dios Triuno, pondrá Su nombre, o sea a Sí mismo, lo cual no es nada insignificante. En eso consiste el principio de reunirnos.
También podemos ver este principio en el Nuevo Testamento. Leemos en Mateo 18:20: “Donde están dos o tres congregados en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”. En este pasaje vemos el nombre del Señor Jesús, y en el Antiguo Testamento el nombre de Jehová nuestro Dios. Ambos son un solo Dios. Por lo tanto, en el Nuevo Testamento, cuando decimos que debemos reunirnos en el nombre del Señor, nos referimos a reunirnos en El mismo. Aun en el Antiguo Testamento el pueblo de Dios se reunía basándose en este mismo principio. Ellos se reunían en el nombre de Jehová su Dios (Dt. 12:5). Esto significa que se reunían en el Dios Triuno, porque debían ir a un lugar donde Dios se había establecido.
También debían ir al lugar donde Dios habitaba. El hecho de que Dios ponga Su nombre en un sitio determinado indica que El mismo está allí, y éste es el lugar donde Dios mora. Hoy en día cada vez que nos reunimos en el nombre del Señor, nuestra reunión se convierte en Su morada, y es allí donde El habita. ¿Dónde deberíamos reunirnos? Donde el Señor está y donde El puso Su nombre. Debemos reunirnos donde se encuentra la morada del Señor.
El versículo 5 también dice: “El lugar que Jehová vuestro Dios escogiere ... ése buscaréis”. Todos debemos buscar Su morada. No se trata solamente de ir. Ir es una expresión débil. Buscar requiere un esfuerzo mayor. No debemos solamente ir a la reunión; debemos buscar la reunión. Debemos sentir deseo y hambre por la reunión. Cuando no tenemos hambre físicamente, no pensamos en comer. Pero cuando tenemos hambre, buscamos la comida. La palabra buscar indica hambre, deseo o sed.
El versículo 6 añade: “Y allí llevaréis vuestros holocaustos”. No se trata de alimentos crudos, sino cocidos. El holocausto es la comida principal; es la primera comida con la cual alimentamos a Dios. En una comida, el primer plato, y tal vez el principal, puede ser carne de res o de pavo. El holocausto es el primer plato de la comida de Dios. La fiesta divina tiene un primer plato, que es el holocausto.
Luego vienen las demás ofrendas que vienen después del plato principal, que es el holocausto. Después de éste tenemos la ofrenda de harina, la ofrenda de paz, la ofrenda por el pecado y la ofrenda por las transgresiones. Cuando Moisés escribió el Deuteronomio, ahorró algunas palabras y evitó repeticiones. Simplemente menciona el holocausto y las ofrendas. Pero en los primeros seis capítulos de Levítico da más detalles acerca de la ofrenda de harina, la ofrenda de paz, la ofrenda por el pecado, la ofrenda por las transgresiones, y otras ofrendas secundarias.
Estos son los platos de nuestra fiesta. Supongamos que vamos a hacer una fiesta para alimentar a Dios y a nuestros hermanos. ¿Qué vamos a servir? Primero debemos servir un holocausto y luego una ofrenda. ¿Por qué? Porque el holocausto viene de las ovejas, el cual procede de la vida animal. El segundo plato, la ofrenda de harina, viene de la vida vegetal. El tercer plato es la ofrenda de paz, la cual incluye la vida vegetal y también la vida animal. El cuarto plato es un sacrificio animal por el pecado. El quinto plato es un sacrificio de vida animal, y a veces de vida vegetal, ofrecido por las transgresiones. Debemos servir a Dios en Su fiesta divina con estos cinco platos principales y con algunos platos secundarios. Podemos comparar éstos con el postre.
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