Estudio-vida de Levíticopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6571-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La hembra representa a un oferente débil, quien disfruta a Cristo como hembra del ganado vacuno.
De hecho, todos los animales del ganado vacuno son fuertes. Cristo en Sí mismo es fuerte. Si disfrutamos a un Cristo fuerte o a un Cristo débil depende de nuestra condición. Si según nuestra condición somos fuertes, disfrutaremos a un Cristo fuerte; pero si estamos débiles, disfrutaremos a un Cristo débil.
Levítico 3:6 y 7 dicen: “Si su ofrenda para el sacrificio de ofrendas de paz a Jehová es del rebaño, presentará un macho o una hembra sin defecto. Si presenta un cordero como su ofrenda, lo presentará delante de Jehová”. Un cordero significa que el oferente disfruta a Cristo en Su perfección y belleza como cordero. Creo que todos nosotros hemos tenido esta clase de experiencia, en la cual disfrutamos a Cristo en Su perfección y belleza.
El versículo 12 dice: “Si su ofrenda es una cabra, la presentará delante de Jehová”. Aquí la cabra significa que el oferente disfruta a Cristo como cabra, no tanto en Su perfección y belleza.
Según Mateo 25, las ovejas son buenas y las cabras no son buenas. ¿Cómo, entonces, podríamos experimentar a Cristo a veces como oveja y a veces como cabra? Si nuestra condición es lamentable, no disfrutaremos a Cristo como oveja en Su perfección y belleza; más bien, lo disfrutaremos como cabra sin perfección ni belleza. Supongamos que un hermano intenta disfrutar a Cristo después de altercar con su esposa. En ese momento, el disfrute que él tiene de Cristo será pobre; por tanto, disfrutará a Cristo no como oveja, sino como cabra. Esto indica que según nuestro sentir, Cristo varía conforme a nuestra condición. Por supuesto, no es que Cristo en Sí mismo varíe, sino que somos nosotros los que tenemos un sentir distinto según la condición en que nos encontremos.
La ofrenda de paz que se ofrecía debía ser sin defecto (3:1, 6). Esto significa sin pecados ni transgresiones. Cristo, nuestra ofrenda de paz, es perfecto. Él no tiene defecto alguno.
El que presentaba la ofrenda de paz debía poner su mano sobre la cabeza de la ofrenda (3:2, 8, 13). Esto representa la unión del oferente con la ofrenda. En lugar de usar la palabra unión, tal vez debiéramos usar la palabra identificación. Al poner su mano sobre la ofrenda, el oferente se identifica con la ofrenda.
Al respecto, debemos tener cuidado respecto a decir que Cristo nos reemplaza. Nuestra relación con Cristo no es una cuestión de reemplazo, sino de identificación. Identificación es más que unión. La palabra unión no comunica plenamente la verdad en cuanto a nuestra comunión con Cristo. Nuestra comunión con Cristo es una cuestión de identificación, es decir, consiste en que nosotros llegamos a ser lo que Él es, y en que Él llega a ser lo que nosotros somos. Nosotros y Cristo somos uno solo. Nosotros llegamos a ser Él, y Él llega a ser nosotros. Por consiguiente, debemos cambiar nuestro concepto acerca del reemplazo. Ser reemplazados por Cristo significa que nosotros desaparecemos por completo. La relación que tenemos con Cristo no es una cuestión de reemplazo, sino de ser uno con Él.
La ofrenda de paz era degollada a la entrada de la Tienda de Reunión (vs. 2, 8, 13). Esto significa que Cristo fue inmolado en la tierra y delante de Dios.
Hoy en día podemos disfrutar a Cristo aquí en la tierra. No espere ir al cielo para disfrutar a Cristo. Disfrútelo aquí en la tierra, donde usted se encuentra ahora mismo. Hay un proverbio que dice que el agua que está lejos no puede apagar nuestra sed. Si Cristo estuviera únicamente en el cielo, no tendría nada que ver con nosotros. Hoy disfrutamos a Cristo en la tierra, en el lugar donde nos encontramos.
La sangre de la ofrenda de paz era rociada sobre el altar y alrededor del mismo (vs. 2, 8, 13). Esto indica que la sangre hace que la conciencia del oferente esté en paz.
Esta sangre no se llevaba al Lugar Santísimo para apaciguar a Dios, sino que era rociada sobre el altar y alrededor del altar, donde estaba el oferente. Esto nos muestra que la sangre de la ofrenda de paz nos da paz y seguridad. Cuando vemos la sangre de la ofrenda de paz, tenemos la certeza de que nuestros pecados han sido lavados. La sangre de la ofrenda era derramada por causa de nosotros, y ahora está ante nuestros ojos. Así que, podemos decir: “Gracias, Señor. Mis pecados han sido perdonados. Esto lo sé porque veo Tu sangre. La sangre es la prueba de que Dios ha perdonado mis pecados”.
Toda la grosura que cubría las partes internas, los dos riñones y la grosura que estaba sobre ellos, el lóbulo del hígado y la cola gorda entera debían ser quemados en el altar (vs. 3-5, 9-11, 14-16). Esto significa que Dios debe ser el primero que disfruta, Aquel que disfruta de lo primero, lo mejor, de la ofrenda. La mejor parte de la ofrenda de paz es la porción de Dios.
“El sacerdote lo quemará sobre el altar. Es el alimento de la ofrenda por fuego como aroma que satisface a Jehová” (v. 16). Esto significa que la ofrenda de paz era una especie de holocausto (1:9, 13, 17) por ser alimento para Dios que le trae satisfacción y disfrute.
Los sacerdotes tenían el pecho y el muslo derecho de la ofrenda como porción suya (7:30-34). Esto significa que todos los creyentes que sirven a Dios como sacerdotes pueden disfrutar a Cristo con Dios y pueden disfrutarlo como Aquel que los capacita para amar y que los fortalece para estar firmes. Cuando comemos el pecho de Cristo, poseemos Su capacidad de amar. Amamos a los demás y sentimos una preocupación amorosa por ellos. Cuando comemos el muslo de Cristo, poseemos la fuerza para estar firmes.
A los sacerdotes no se les permitía comer la grosura ni la sangre de la ofrenda. “Estatuto perpetuo será por todas vuestras generaciones, dondequiera que habitéis: no comeréis ninguna grosura ni ninguna sangre” (3:17). No comer la grosura ni la sangre significa que la mejor parte de Cristo está destinada a satisfacer a Dios y que Su sangre para nuestra redención satisface los requisitos de Dios. Por tanto, en el universo los creyentes de Jesús pueden ingerir únicamente la sangre de Jesús.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.