Visión del edificio de Dios, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6775-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Dado que Dios tiene una sola imagen, Él sólo puede poseer una sola expresión. Hay miles de cristianos en la tierra. ¿Cómo podrían tantos creyentes llegar a ser una sola expresión de Dios? ¡La respuesta se halla en la obra de edificación de Dios! Tal edificación debe producirse entre nosotros. No tengo palabras para expresar lo que bulle en mi corazón sobre este asunto. Al respecto, hay una visión que se despliega delante de mis ojos continuamente, día y noche. Por el lado negativo, es imposible que un individuo consiga expresar plenamente a Dios; por el lado positivo, la expresión apropiada y adecuada de Dios tiene que ser una expresión corporativa y coordinada. Debemos tener presente que el deseo y propósito de Dios es ser expresado y representado por el hombre en la tierra. Pero esto será posible únicamente cuando nos hallemos en mutua coordinación y hayamos sido conjuntamente edificados. Entonces, Dios será plenamente expresado. ¡Oh, tenemos que ser edificados conjuntamente con otros cristianos para constituir una expresión corporativa, una entidad que represente a Dios! El primer hombre que Dios creó, fracasó y no llegó a ser la expresión única de Dios; no obstante, el principio establecido por Dios subsiste: el otro hombre también creado por Dios —el nuevo hombre— está destinado a ser ese hombre corporativo y todo-inclusivo, la verdadera expresión de Dios sobre la tierra.
Hablemos en términos más prácticos. Los cristianos hablan mucho sobre cómo ser como Jesús, cómo glorificar a Dios y expresar a Cristo. Pero es imposible que un individuo consiga glorificar a Dios o expresar a Cristo en toda Su plenitud si no ha sido edificado conjuntamente con otros cristianos. Examinémonos nosotros mismos. Todos nuestros problemas tienen una sola causa: somos demasiado independientes e individualistas; estamos desconectados y aislados de los demás. Por ello, nos asedian nuestros fracasos y debilidades. ¿Existe algún pecado que lo asedia a usted constantemente y que no ha podido vencer? Usted jamás podrá superarlo ni vencerlo por sí mismo. Usted tiene que olvidarse de sus propios esfuerzos y más bien preocuparse por ser edificado con otros creyentes. Si estamos dispuestos a estar vitalmente relacionados con otros creyentes y edificados con ellos, encontraremos que nuestras flaquezas y carencias desaparecerán. Tenemos que preocuparnos por una sola cosa: el ser conjuntamente edificados con otros cristianos. En los primeros años de mi vida cristiana no discernía este principio de ser edificados. Por ello, luchaba y me esforzaba, seguía buscando y batallaba. Pero un día el Señor abrió mis ojos, y entonces vi que no había necesidad de que yo luchara, batallara o laborara más. Sólo tenía que permanecer en el Cuerpo. Siempre y cuando los diversos miembros de mi cuerpo permanezcan unidos al resto del cuerpo, todo estará bien.
Supongamos que la mano estuviera aislada y separada del cuerpo, y aun así siguiera esforzándose por vivir y desempeñar su función, tratando de ser una mano saludable y útil. Supongamos que alguien le preguntara a esa mano que se ha separado del cuerpo: “¿Para qué te esfuerzas tanto?”, y ella respondiera: “Oh, tengo que esforzarme por mantenerme saludable, por no dejarme vencer por todos los gérmenes, etc.”. Ciertamente suponer esto es absurdo en extremo. Sin embargo, sucede lo mismo a la mayoría de cristianos hoy, probablemente incluso a usted mismo. Sí, somos cristianos, pero en realidad no estamos relacionados unos con otros. Somos miembros del Cuerpo de Cristo, pero no estamos bien unidos ni acoplados como una sola entidad. Somos los materiales adecuados, pero no hemos sido edificados como edificio de Dios. Por lo tanto, debemos olvidarnos de nuestros propios esfuerzos y simplemente permanecer en el Cuerpo. Una mano que está separada de su cuerpo no sólo es inútil, sino también horrible y espantosa. Olvidémonos de nuestros esfuerzos y simplemente preocupémonos por estar vitalmente relacionados con el Cuerpo de Cristo. Entonces los gérmenes serán exterminados, y nosotros, estando llenos de vida y poder, seremos saludables y desempeñaremos nuestra función. De este modo, no sólo seremos útiles, sino plenamente útiles.
Poco después que llegué a ser cristiano, leí muchos artículos acerca de la vida victoriosa y de cómo vencer el pecado. Intenté poner en práctica lo que aprendía, pero cuanto más me esforzaba, más fracasos tenía. Así que me sentí muy decepcionado. Pero un día el Señor abrió mis ojos y pude ver que Cristo estaba en mí como mi vida, que yo era un miembro de Su Cuerpo y que, por tanto, no tenía que hacer nada. Entonces aprecié profundamente el hecho de que Cristo era mi vida y que yo estaba en el Cuerpo. Después que comprendí este hecho, experimenté de continuo la victoria. No era necesario que me esforzara, pues todo el Cuerpo me enriquecía y me fortalecía. Descubrí que yo era un miembro del nuevo hombre.
Al final de las Escrituras, al llegar a su conclusión, se nos muestra una sola ciudad. Esta ciudad es el edificio, la expresión única y universal de Dios. Dios siempre ha tenido una sola expresión. Así como en Génesis 1 encontramos un solo hombre, al final de las Escrituras también encontramos una sola ciudad, edificada con oro, perlas y piedras preciosas. Un cristiano que sea independiente jamás podrá ser la expresión plena y real de Dios. Si nos cortáramos una oreja, tal oreja separada del cuerpo sólo expresaría muerte. Si me encontrara un montón de orejas, me horrorizaría. No obstante, hay muchos cristianos hoy que son así, y espantan a las personas. Son cristianos “simpáticos”, pero en términos prácticos, están separados y aislados del Cuerpo.
Como cristianos que somos, ¿podríamos nombrar específicamente aquellos miembros del Cuerpo de Cristo con quienes estamos relacionados de manera práctica? Esto no es una cuestión doctrinal ni tiene que ver con una “espiritualidad” etérea; más bien, tiene que ver con la realidad práctica. Examínese a sí mismo. Si usted es un miembro del Cuerpo de Cristo que se encuentra aislado de los demás, estará abrumado por una serie de problemas. La única manera de ser un cristiano victorioso es que sea un cristiano que está relacionado con otros creyentes. Es cuando llegamos al Cuerpo que encontramos que todos los pecados que antes nos asediaban están bajo nuestros pies. La cuestión crucial no es si individualmente somos cristianos vivientes, saludables y que desempeñan alguna función; antes bien, la pregunta crucial es: ¿Estamos relacionados con el Cuerpo de Cristo de manera práctica y vital? Es muy lamentable, pero es un hecho innegable que hoy en día se habla muy poco sobre la edificación que Dios realiza y sobre la verdadera relación que debe haber entre los miembros del Cuerpo de Cristo aquí en la tierra. Espero que todos veamos que la intención de Dios es obtener un hombre corporativo que sea Su edificio, Su única expresión, en el que Sus muchos miembros hayan sido bien unidos y acoplados, estén relacionados entre sí y hayan sido edificados como un solo Cuerpo. Entonces, dondequiera que estemos, disfrutaremos de todas las riquezas del Cuerpo.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.