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Cristo como el Espíritu en las Epístolaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6299-3
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1 Corintios es un libro de edificación

Siendo una continuación de Romanos, 1 Corintios, es un libro de edificación. Romanos nos lleva al punto de que somos el Cuerpo, pero es en los siguientes libros que se nos dice cómo el Cuerpo es edificado. A fin de conocer la Biblia de una manera más profunda, debemos renunciar a nuestras preocupaciones y a nuestros viejos conceptos. No debemos ser obstaculizados por los viejos conceptos acerca de hablar en lenguas u otros asuntos presentes en 1 Corintios. El versículo 12 del capítulo 14 dice: “Así también vosotros: puesto que estáis ávidos de espíritus, procurad sobresalir en la edificación de la iglesia”. Necesitamos buscar las cosas que son buenas y provechosas para la edificación del Cuerpo. En ninguna otra epístola el apóstol habla tan claramente sobre la edificación del Cuerpo. En este libro nos dice que él es el sabio arquitecto, que Jesucristo es el fundamento y que nosotros necesitamos edificar con ciertos materiales. Por tanto, 1 Corintios es un libro de edificación, y como continuación de Romanos nos muestra cómo se edifica el Cuerpo de Cristo.

En este libro vemos que el Espíritu Santo es el Espíritu que edifica, el Espíritu de edificación. En el capítulo 3 vemos que el Espíritu está claramente relacionado con la edificación del Cuerpo de Cristo. La palabra edificio en el versículo 9 es un sustantivo en griego que significa “casa”, mientras que la palabra mora en el versículo 16 es un verbo que proviene de la misma raíz griega. Luego, según el capítulo 6, el Espíritu mora en nosotros para hacer que no sólo nuestro espíritu y alma, sino incluso nuestro cuerpo, sean los miembros de Cristo. Esto corresponde con Romanos 12, que dice: “Presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo” (v. 1). No sólo presentamos nuestro espíritu y nuestra alma para la edificación del Cuerpo de Cristo, sino también nuestro cuerpo. Tanto nuestro espíritu humano como nuestro cuerpo humano deben estar totalmente apartados para el Señor a fin de que seamos santos (1 Co. 7:34). Sin embargo, sin la obra del Espíritu Santo, nuestros cuerpos no podrían ser los miembros de Cristo. No sólo por el hecho de presentar nuestros cuerpos son hechos aptos para la edificación, sino que también es imprescindible que el Espíritu Santo more en nuestro interior. El hecho de que el Espíritu Santo more en nuestro interior hace que nuestros cuerpos sean aptos para ser los miembros de Cristo. El Espíritu Santo que mora en nuestro interior tiene como fin la edificación del Cuerpo de Cristo. Por tanto, Él es el Espíritu de edificación.

LA MANIFESTACIÓN DEL ESPÍRITU
PARA LA EDIFICACIÓN DEL CUERPO DE CRISTO

En 1 Corintios 12:3 se nos dice: “Os hago saber que nadie que hable en el Espíritu de Dios dice: Jesús es anatema; y nadie puede decir: ¡Jesús es Señor!, sino en el Espíritu Santo”. Esto muestra cómo el Espíritu Santo se relaciona estrechamente con el Señor Jesús. Entonces el versículo 13 dice: “En un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. Esto nos muestra nuevamente que el Espíritu tiene como fin el Cuerpo; Él es el Espíritu de edificación.

Los versículos del 4 al 7 dicen: “Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios que realiza todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”. Aquí vemos otro aspecto del Espíritu: la manifestación del Espíritu. Al igual que el Espíritu de vida tiene como fin la filiación divina, así también la manifestación del Espíritu tiene como fin la edificación. Romanos es un libro sobre la filiación, mientras que 1 Corintios es un libro sobre la edificación. El libro de 1 Corintios sigue Romanos para mostrarnos cómo ser edificados. En el Espíritu de edificación fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo, y todos los diferentes dones dados por este Espíritu se manifiestan para la edificación del Cuerpo de Cristo.

Es posible que alguien indique que algunos de los dones hallados en este capítulo son los dones sobrenaturales. Sin embargo, para edificar el Cuerpo, lo que más necesitamos es la vida. En algunos casos las personas necesitan de los dones para echar mano a la vida. Sin embargo, los dones por sí mismos nunca pueden edificar el Cuerpo. La vida es la que edifica el Cuerpo.


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