Lo que el reino es para los creyentespor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7228-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Finalmente, en el Evangelio de Mateo, Él dijo: “Edificaré Mi iglesia”. “Y Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (16:18). ¿Cuál es la manera de edificar la iglesia? Se edifica la iglesia al entrar Jesús en usted y en mí. Edificar la iglesia no consiste simplemente en traer personas al Señor para que obtengan cierta clase de membresía en la iglesia. No, edificar la iglesia consiste en impartir a Cristo en las personas. Entonces, una vez que Cristo esté en nosotros, Él transformará nuestro ser natural para que lleguemos a ser algo más. Las cosas viejas pasarán, y todas serán hechas nuevas. Nuestro viejo ser es transformado en algo nuevo. Entonces llegamos a ser parte del nuevo hombre, la iglesia. Todo lo que Jesús hizo y todos los nombres con que fue llamado tenía como propósito impartirse en un grupo de personas a fin de que su viejo ser natural pudiera ser transformado en algo nuevo, y de ese modo llegaran a ser la iglesia.
En el Evangelio de Mateo, Jesús es maravilloso. Él es el hijo de David, un rey, y es el hijo de Abraham, la primera generación del linaje hebreo. También es Emanuel, Dios con nosotros, y es Jesús, Jehová el Salvador. En el capítulo 1 Él es el hijo de David, el hijo de Abraham, Jesús, Emanuel y Jehová el Salvador.
Pero en el capítulo 2 de inmediato vemos el desinterés de la religión hacia esta persona maravillosa y la persecución de la política. La religión no le dio importancia, y la política vino a perseguirlo. Jesús es una persona tan maravillosa a fin de producir la iglesia, pero si verdaderamente tomamos en serio el propósito del Señor, nuestro destino hoy será el mismo. Si Él ha entrado en nosotros y nosotros somos uno con Él, experimentaremos lo mismo que Él.
La influencia de la religión y el poder de la política constituyen casi la totalidad de la sociedad humana. Si tomamos en serio al Señor y Su iglesia, la religión nos mostrará ningún interés y la política nos perseguirá, así como persiguió a Aquel que era llamado el Nazareno. Entonces llegaremos a ser nazarenos. Esto es lo que le ocurrió a Jesús, aun siendo muy pequeño: “Oyendo [José] que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo temor de ir allá. E instruido por Dios en sueños, se retiró a la región de Galilea, y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por medio de los profetas, que habría de ser llamado nazareno” (vs. 22-23).
Un nazareno es alguien a quien la religión no muestra ningún interés y la política persigue. Los religiosos dirán que somos muy poco, y los políticos dirán que no somos nada. ¡Alabado sea el Señor! No somos nada y no somos nadie. Eso es lo que significa ser un nazareno. La vida de un nazareno es para la iglesia. La iglesia es producida por un hombre que es llamado nazareno.
Esta persona maravillosa es despreciada, hostigada y perseguida por los hombres, pero es perfecta a los ojos de Dios. En todo lo que a Dios se refiere, es recto. “Jesús respondió y dijo: Permítelo por ahora, pues conviene que cumplamos así toda justicia. Entonces se lo permitió” (3:15). La justicia sencillamente consiste en estar bien con Dios. Supongamos que usted estaciona su auto en una zona prohibida. Eso es injusticia. Debemos comprender que Jesús es nuestra vida, y que Él es justo en todo. Si no hay justicia, entonces no puede existir la vida de iglesia. Supongamos que usted paga una hamburguesa de cuarenta y cinco centavos con un dólar y le devuelven setenta y cinco centavos de cambio. ¿Qué debe hacer? Puede ser que piense que le salió barata su hamburguesa. Tal vez usted gane veinte centavos, pero en ese caso perderá la vida de Jesús. Jesús es recto en todo. Si usted lo toma a Él como su vida, devolverá los veinte centavos. “Conviene que cumplamos así toda justicia”.
Quizás usted trabaje en una oficina. Muchos empleados de oficina se llevan a sus casas el papel, los lápices y los borradores para su propio uso. Por supuesto, usted tal vez diga que eso no es nada. Pero si no significa nada, ¿por qué entonces no compra papel, lápices y borradores, y los trae a la oficina para el uso de la compañía? Usted nunca haría eso. Jesús jamás se llevaría nada que es de la oficina. Él es recto en todo. Para Él es apropiado cumplir toda justicia.
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