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EL CRISTO TODO-INCLUSIVO
ES LA IMPARTICIÓN DIVINA COMO
CORDERO PASCUAL Y PAN SIN LEVADURA

A partir de 1 Corintios 2 hasta el último capítulo de 2 Corintios, hay veintiocho capítulos, los cuales nos muestran cómo Cristo se forja en los creyentes mediante la impartición divina. Basándome en estos capítulos he resumido cuatro pares de asuntos, en los que se abarcan ocho asuntos. El primer par se describe en 1 Corintios 5:7-8. Cristo es el Cordero pascual y el pan sin levadura. Estos dos asuntos constituyen un suministro de alimento y de vida. El verdadero evangelio no simplemente tiene que ver con la redención efectuada mediante la sangre del Cordero, sino también con el suministro de vida del pan sin levadura. La noche en que los israelitas salieron de Egipto, ellos tenían que matar un cordero conforme a las casas y untar la sangre en los dos postes de la puerta y en el dintel de las casas para escapar del juicio de Dios. Además de esto, tenían que comer la carne del cordero con el pan sin levadura y con hierbas amargas. Mientras comían, tenían que ceñirse los lomos, con las sandalias en los pies y con el cayado en la mano, y tenían que comer de prisa (Éx. 12:1-11). Tenían que hacer todo esto para obtener su suministro de vida y para poder combatir en la batalla y seguir adelante. Cristo es el Cordero pascual y el pan sin levadura; estos dos aspectos tienen por objetivo la impartición divina. Por consiguiente, el Cristo todo-inclusivo en calidad de Cordero pascual y pan sin levadura no sólo suministra a los creyentes el poder de vida para que corran la carrera que Dios les ha señalado, que consiste en seguirle, sino que también les suministra el alimento de vida para que aumente en ellos el elemento de Dios que los hace crecer.

Esto nos muestra que la salvación que Dios nos otorga tiene como objetivo que Él se imparta a nosotros como nuestro Salvador y Redentor. La manera de recibir esta impartición es recibir a Cristo como alimento. Cada vez que asistamos a la mesa del Señor para hacer memoria de Él, no debemos venir a celebrar una adoración religiosa, sino a comerle y beberle. De este modo, verdaderamente haremos memoria de Él (Mt. 26:26-28; Lc. 22:19).

EL CRISTO TODO-INCLUSIVO
ES LA IMPARTICIÓN DIVINA COMO
ROCA ESPIRITUAL DE LA CUAL FLUYE
EL AGUA VIVA Y COMO ALIMENTO ESPIRITUAL
QUE DESCIENDE DEL CIELO

El segundo par se describe en 1 Corintios 10:3-4, donde vemos que Cristo es la roca espiritual, de la cual fluye el agua viva, y también el alimento espiritual que desciende del cielo. Cristo es la roca espiritual que nos sigue. De Él fluye el agua viva que calma nuestra sed y nos satisface. Además, Él es el alimento espiritual diario que desciende del cielo para ser nuestro suministro de vida para nuestro viaje. Si le comemos, bebemos y disfrutamos cada día, espontáneamente le viviremos (Jn. 6:57-58). En Juan 6:63 el Señor Jesús dice: “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida”. El Señor no nos da a comer la carne de Su cuerpo físico. Tal carne, la carne humana, para nada aprovecha. Lo que Él da al hombre es el Espíritu vivificante, quien es sencillamente Él mismo en resurrección.

Toda la Biblia está llena de este pensamiento, el cual es que Dios desea que le comamos y recibamos. Ahora en resurrección, Él es el Espíritu vivificante. Este Espíritu está corporificado en Su palabra. Cuando recibimos Su palabra al ejercitar nuestro espíritu, estamos comiendo y bebiendo al Señor. De este modo, recibimos al Espíritu, quien es vida. Por medio de esto, Cristo no sólo nos suministra el poder de vida para que corramos la carrera que Dios nos ha señalado, sino también el elemento de vida para que Dios crezca en nosotros.

EL CRISTO TODO-INCLUSIVO
ES LA IMPARTICIÓN DIVINA
COMO UNCIÓN DEL ESPÍRITU COMPUESTO
Y COMO SELLO

El tercer par se describe en 2 Corintios 1:21-22, donde Cristo como Espíritu compuesto es la unción y el sello. El ungüento santo en Éxodo 30 es un tipo del Espíritu compuesto de Cristo. Este ungüento se forma al mezclar una clase de aceite con cuatro clases de especias, lo cual tipifica el hecho de que el Espíritu de Cristo es el Espíritu compuesto, pues incluye la divinidad, la humanidad, la muerte, la eficacia de dicha muerte, la resurrección, la fragancia de la misma y otros elementos. Cuando Dios nos adhiere a Cristo, el Ungido, nosotros somos ungidos por Dios con Él, es decir, somos ungidos por el Espíritu compuesto de Cristo. Esta unción es una impartición, que nos añade los elementos divinos de Dios. Además, esta unción del Espíritu compuesto de Cristo es un sello, que hace que estos elementos divinos sean un sello en nosotros, de modo que expresemos la imagen de Dios.

Tanto la unción como el sello son una impartición divina. Esta impartición no sólo nos riega y nos satura, ungiéndonos y sellándonos interior y exteriormente con el elemento divino de Dios, sino que nos transforma metabólicamente en nuestra naturaleza con el elemento divino de Dios, de modo que todo nuestro ser experimente una transformación divina.

EL CRISTO TODO-INCLUSIVO
ES LA IMPARTICIÓN DIVINA COMO LA INSCRIPCIÓN
DE LA TINTA, LA CUAL ES EL ESPÍRITU VIVIFICANTE,
Y COMO EL “FOTOCOPIADO” POR PARTE
DEL ESPÍRITU QUE TRANSFORMA

Por último, el cuarto par se halla en 2 Corintios 3:3 y 18, donde vemos que Cristo interiormente escribe en los creyentes con el Espíritu vivificante, la tinta, y exteriormente realiza una obra de “fotocopiar” en los creyentes, que son como espejos, con Su Espíritu transformador. Somos personas que disfrutamos a Cristo y, como tales, nosotros somos cartas de Cristo, donde el Espíritu del Dios vivo, que es el propio Dios viviente y la tinta, el elemento con que se escribe, nos suministra a Cristo como contenido, lo cual da por resultado que Él se exprese en nosotros, y sea conocido y leído por todos los hombres. Éste es el aspecto interno. Sin embargo, también hay un aspecto externo, el cual es que nosotros, los creyentes, somos como un espejo. A cara descubierta, nosotros miramos a Cristo. Cristo entonces se refleja en nuestro rostro, y gradualmente somos transformados a la imagen de Cristo.

Mediante esta doble impartición divina, Cristo nos constituirá ministros del Nuevo Testamento, y nosotros reflejaremos Su gloriosa imagen, para así cumplir el ministerio neotestamentario. Como resultado de ello, no sólo llegaremos a ser internamente la constitución de la vida de Cristo, sino que también externamente llegaremos a ser la gloriosa expresión de Cristo.

Ésta es la economía eterna de Dios, la cual se lleva a cabo mediante la multiforme impartición del Cristo todo-inclusivo. En conclusión, después que el Dios Triuno fue procesado mediante la muerte y la resurrección para llegar a ser el Espíritu y después que ha entrado en nosotros, Él inicia Su impartición. Él nos imparte al Cristo todo-inclusivo como poder, sabiduría, justicia, santificación y redención. Además de esto, Él también nos imparte a Cristo en Sus otros aspectos: el Cordero pascual y el pan sin levadura, la roca espiritual de la cual fluye el agua viva, el alimento espiritual del cielo, la unción y el sello, la inscripción de la tinta interna, y el fotocopiado, el cual redunda en que Él se refleja externamente. Por medio de esto, nosotros recibimos a este Cristo a fin de ser abastecidos, sustentados, alimentados, regados y transformados.

(Mensaje dado por el hermano Witness Lee en Kuching, Malasia el 1 de noviembre de 1990).