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Enseñanza de los apóstoles, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-554-4
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TODO LO QUE DIOS HABLA EN EL NUEVO TESTAMENTO

Lo que hablan los apóstoles

La enseñanza de los apóstoles es todo lo que Dios habla en el Nuevo Testamento. Todo el Nuevo Testamento es la enseñanza de los apóstoles. Es cierto que asuntos tales como lavamiento de pies y bautismo por inmersión están incluidos en dicho libro, pero no son lo básico, lo intrínseco, lo central ni lo elemental.

En el universo hay un asunto maravilloso: que Dios habla. La primera cosa maravillosa en el universo es Dios mismo. ¡Qué tragedia que no hubiera Dios en el universo! Sin embargo, si hubiese un Dios pero no hablase, nosotros estaríamos en la miseria. Sin Dios, el universo es una tragedia, y sin que Dios hable, nosotros estaríamos en una condición miserable. Pero, aleluya, tenemos a Dios, y tenemos el hablar de Dios.

Dios ha hablado, y hoy día Dios todavía habla. Hay muchos asuntos en lo que Dios habla. Por ejemplo, Hebreos 1:1-2 dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo [en el Hijo], a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”. Hoy Dios nos habla en el Hijo. El no nos habla en aquellas muchas veces y maneras, ni lo hace por los profetas, sino en el Hijo. El nos habla en una persona, en el Hijo. Darby ha señalado que en el griego, el articulo de la frase en el Hijo, no está allí. Una traducción literal diría: “Dios ... nos ha hablado en Hijo”. Darby tuvo un maravilloso entendimiento de esto. El decía que puesto que no había artículo, tendría que significar que Dios habla en la persona del Hijo. Sólo hay un Dios (Is. 45:5; 1 Co. 8:4), y el nombre de nuestro Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu (Mt. 28:19). Esto es similar a la práctica que se tiene en muchas sociedades de nombrar a una persona con tres nombres, el primer nombre, el segundo y el apellido. Esto es bastante significativo. M. R. Vincent indicaba en sus escritos que un nombre siempre denota una persona. Así que, el hecho de que Dios hablara “en Hijo” significa que Dios habla en la persona del Hijo. El Nuevo Testamento es muy particular. De semejante pasaje podemos entender que la manera en que Dios habla en el Nuevo Testamento es la encarnación.

Dios habla en el Hijo,
el hombre, en los cuatro Evangelios

La encarnación es narrada en los cuatro Evangelios. El Jesús que hablaba en los cuatro Evangelios era el propio Hijo de Dios, y el Hijo de Dios es Dios mismo. Por consiguiente, podemos decir que el hablar del Señor Jesús en los cuatro Evangelios era el hablar de Dios en el Hijo como hombre (Jn. 14:10; 5:24; Mt. 28:19-20). Juan 14:10 dice: “¿No crees que Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí? Las palabras que Yo os hablo, no las hablo por Mi propia cuenta, sino que el Padre que permanece en Mí, El hace Sus obras”. El Padre y el Hijo son uno (10:30). Cuando el Hijo hablaba, el Padre estaba hablando. El Padre hablaba en la persona del Hijo.

Desde Hechos hasta Apocalipsis
Dios habla en el Hijo, quien es el Espíritu, mediante los apóstoles

El hablar de Dios no terminó en los cuatro Evangelios. El también habló en el Hijo, quien es el Espíritu, por medio de los apóstoles, desde Hechos hasta Apocalipsis (Jn. 16:12-15; Ap. 2:1, 7; 1 Co. 4:17b; 7:17b; 2 P. 3:15-16; Ap. 1:1-2). Mientras Dios hablaba en el Hijo, un día el Hijo les dijo a Sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de realidad, El os guiará a toda la verdad; porque no hablará por Su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oye, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque recibirá de lo Mío y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es Mío; por eso dije que recibirá de lo Mío, y os lo hará saber” (Jn. 16:12-15). Es como si el Señor Jesús estuviera diciendo: “Cuando venga el Espíritu de realidad, El os llevará a toda la realidad. Con todo, ni siquiera El mismo hablará nada de Sí mismo. El recibirá de Mí, y luego os dará a conocer lo que de Mí reciba”. Esto significaba que después de los cuatro Evangelios, Dios seguiría hablando.

Dios siguió hablando en Hechos, en las catorce Epístolas del apóstol Pablo, en Jacobo, en las dos Epístolas de Pedro, en las tres Epístolas de Juan, en Judas, y en Apocalipsis. Todos éstos son el hablar de Dios en el Hijo. En primer lugar, Dios habla en la persona del Hijo. En segundo lugar, Dios habla en la persona del Espíritu. Dios habló primero en el Hijo, el hombre, en los cuatro Evangelios. En Hechos, en las Epístolas y en Apocalipsis, Dios siguió hablando en el Hijo, el Espíritu, por medio de los apóstoles. En los cuatro Evangelios Dios no hablaba “por medio de” nadie. Pero en Hechos, en las Epístolas y en Apocalipsis Dios habló en el Hijo, el Espíritu, mediante los apóstoles. Los apóstoles a través de quienes Dios habló en el Hijo, el Espíritu, eran apenas unos cuantos. Ellos fueron Pedro, Juan, Pablo, Jacobo y Judas. Casi todo el Nuevo Testamento fue declarado por estas cinco personas.

Los cuatro Evangelios fueron hablados por el Señor Jesús. Luego, en Mateo 28:20 El les dijo a Sus discípulos que lo que El les había mandado, ellos lo debían enseñar a aquellos que ellos bautizaran en el Dios Triuno. En Mateo 5, 6 y 7 consta lo que se conoce como el Sermón del Monte. En Mateo 13 se tienen siete parábolas relacionadas con el misterio del reino. En Mateo 24 y 25 aparecen las profecías dadas por el Señor en el monte de los Olivos. Estas tres porciones del Evangelio de Mateo son maravillosas. Ningún filósofo ni gran maestro puede proferir palabras con la profundidad y la sabiduría de las mencionadas en estos pasajes. Sin lugar a dudas, estos seis capítulos fueron enseñados por los apóstoles a los creyentes que vinieron al Señor después de ellos. Juan 14, 15, 16 y 17 son capítulos muy profundos que están más alla de nuestro entendimiento, aun así, fueron hablados por el hombre Jesús. Jesús les mandó a Sus creyentes que enseñaran estas porciones a aquellos que seguirían después de ellos. Todo lo que hay en los cuatro Evangelios tiene que haber sido repetido una y otra vez por los apóstoles.

Después de los Evangelios tenemos el libro de Hechos, donde hablaron Pedro y Pablo. Luego tenemos las catorce Epístolas habladas por Pablo, la Epístola hablada por Jacobo, las dos Epístolas habladas por Pedro, las tres Epístolas habladas por Juan, y la Epístola hablada por Judas. Por último, tenemos el Apocalipsis, el cual el Señor Jesús habló como el Espíritu y el cual fue dado por medio de Juan. Al leer Apocalipsis cuidadosamente, podemos comprender que ésta fue la palabra hablada por el Señor como Espíritu por medio de Juan, porque Juan escribió ese libro. ¡Esto es maravilloso! En los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis hay siete epístolas. Al comienzo de cada epístola es el Señor Jesús quien “dice”. Pero al final de cada epístola se nos dice que oigamos “lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Esto indica que el hablar del Señor era el hablar del Espíritu, ya que El es el Espíritu (2 Co. 3:17). Estas palabras fueron escritas por medio de Juan. Todas las epístolas escritas a iglesias individuales, estaban dirigidas también a todas las iglesias (1 Co. 4:17b; 7:17b; Col. 4:16). Este es el hablar de Dios.

Pablo fue usado por el Señor en lo que habló para completar la palabra de Dios, especialmente en cuanto al misterio del Dios Triuno (1:24-25). Pablo completó la parte del hablar de Dios que tenía que ver con el misterio del Dios Triuno, pero Juan completó todo el hablar de Dios. A esto se debe que al final de Apocalipsis haya una palabra final que dice que nadie tiene derecho a agregar nada a este libro ni a quitar nada de este libro (Ap. 22:18-19). En el libro de Apocalipsis el hablar de Dios es completado plenamente, es perfeccionado a cabalidad. Nadie le puede agregar nada. José Smith, el de los mormones, afirmaba haber recibido algo adicional a la Biblia. Tal pretensión es diabólica. Nadie puede decir que hay algo más que Dios habla además de la Biblia. Lo que Dios habló está completo. De modo que cuando Dios habla hoy, El simplemente repite lo que ya ha dicho.

La enseñanza de los apóstoles es todo lo que Dios habla en el Nuevo Testamento, primero en el Hijo como hombre, luego en el Hijo como Espíritu por medio de los apóstoles. En el Nuevo Testamento Dios no puede obrar aparte del principio de encarnación. El tiene que hablar por medio del hombre. En los cuatro Evangelios el hombre fue Jesús. En los siguientes veintitrés libros, los hombres fueron los apóstoles. Hoy, nosotros somos los hombres. Dios habla en el principio de encarnación.


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