Evangelio de Dios, Elpor Watchman Nee
ISBN: 978-1-57593-940-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En quinto lugar, la iglesia no solamente es un Cuerpo. Cuando todos los cristianos son reunidos delante de Dios, llegan a ser un templo. Cada cristiano es una piedra, y la iglesia es la casa espiritual que Dios está edificando. El Señor Jesús es el fundamento de este templo espiritual. El es una gran roca. Cada uno de nosotros los cristianos es una piedra pequeña edificada sobre el Señor Jesús para llegar a ser el templo de Dios y Su habitación. De esto se habla en 1 Pedro 2:5. Si existiera la posibilidad de que un cristiano pereciera, el templo de Dios volvería más desagradable que nuestro ruinoso salón de reunión; en un minuto serían quitadas las piedras y en otro serían puestas de nuevo y las paredes estarían llenas de hoyos. Si ése fuera el caso, ¿por qué Dios no tomaría una decisión antes de salvar al hombre? Dios tiene la intención de que seamos edificados como casa espiritual. Si es una casa espiritual, entonces ninguna piedra puede perderse. Si alguna piedra se pudiera perder, la casa espiritual tendría problemas y no alcanzaría el nivel apropiado.
En 1 Reyes 6:7 del Antiguo Testamento se nos dice cómo fue edificado el templo de Salomón. El capítulo cinco relata cómo Salomón envió hombres a las montañas para cortar piedras. Las piedras se cortaron en el monte. En el capítulo seis se nos dice que las piedras fueron llevadas al monte Moriah para la edificación. Así que, cuando se edificaba el templo no se oía ruido de ningún instrumento de hierro. No hubo necesidad de ningún corte adicional. Antes de que los materiales fueran llevados a la edificación, los artesanos experimentados habían calculado exactamente y lo habían preparado todo en el monte. No era necesario mejorar nada; todo fue hecho de manera apropiada. Si mientras se edificaba el templo terrenal, los hombres expertos de Salomón pudieron cortar las piedras tan bien que fueron exactas en cada lado y no hubo necesidad de mejoramiento, ¿acaso puede Dios cambiarnos, las piedras vivas, cada dos o tres días cuando edifique el templo espiritual? ¿Acaso Dios podrá equivocarse? ¿Acaso no sabrá Dios cómo calcular? ¿Es Dios peor que el hombre? En el Antiguo Testamento, Dios dio al hombre la tarea de edificar. En el Nuevo Testamento, El mismo edifica. ¿Acaso es la propia obra de Dios inferior a la del hombre? Si los creyentes son las piedras para la edificación de la casa espiritual, ¿pueden perderse? Por lo tanto, si estamos en el templo de Dios, nunca podemos perdernos.
En sexto lugar, hay otra cosa muy importante y maravillosa. En el momento en que cada incrédulo es salvo, no solamente recibe la vida eterna y llega a ser un miembro de Cuerpo de Cristo y una piedra viva del templo, sino que también recibe al Espíritu Santo como sello. Dios ha puesto el sello del Espíritu Santo en él. Efesios 1:13-14 dice: “En El también vosotros, habiendo oído la palabra de la verdad, el evangelio de vuestra salvación y en El habiendo creído, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”. ¿No es ésa nuestra historia? Hemos oído el evangelio de nuestra salvación y hemos creído en Cristo. ¿Qué sucedió después de que creímos? Fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Cada cristiano tiene el sello del Espíritu Santo. Es muy obvio que el Espíritu Santo no pertenece solamente a algunos cristianos especiales, y que no son solamente los cristianos especialmente santificados quienes tienen la vida. El versículo 13 dice que todos los que han oído el evangelio de la salvación y que han creído, han recibido al Espíritu Santo como el sello. Esto prueba que el sello del Espíritu Santo es algo que todos los cristianos tienen en común. Tan pronto como alguien cree, es salvo y tiene al Espíritu Santo como el sello.
¿Qué significa que un cristiano tenga al Espíritu Santo como el sello? ¿Qué es un sello? Hay más de tres millones de personas en Shangái. ¿Cómo sabe Dios quiénes le pertenecen y quiénes no? Si usted me trae una Biblia hoy, ¿cómo sé que es suya? Existen muchísimas Biblias como la suya. La Sociedad Bíblica recientemente publicó un reporte diciendo que el año pasado vendió más de once millones de Biblias. De entre todas esas Biblias, ¿cómo sabe usted cuál es suya? Cuando usted va a casa y sella su Biblia, usted sabe que es suya. Aún si usted mezclara esta Biblia con todas las Biblias del mundo, usted podría identificarla como suya. Hoy en día, debido a que hay tantas personas en el mundo, ¿cómo sabe usted cuáles pertenecen a Dios y cuáles no? Dios ha puesto un sello en usted, el cual demuestra que usted le pertenece. Dios no lo selló a usted en su frente con un gran sello de madera. No es como el anticristo venidero, quien pondrá una marca en la frente de los hombres. Dios puso al Espíritu Santo en usted como un sello. Todos los que tienen al Espíritu Santo, pertenecen a Dios. Todos los que no tienen al Espíritu Santo, no pertenecen a Dios. En el momento en que un hombre es salvo, Dios hace la obra de sellarlo y pone el Espíritu Santo dentro de él para demostrar que éste pertenece a Dios.
Si el sello del Espíritu Santo en nosotros puede ser borrado, entonces sí es posible que perezcamos; podemos decir que no le pertenecemos. Podemos considerarnos como típicas personas del mundo o incluso como enemigos de Dios. Pero, si este sello está dentro de nosotros, entonces sí le pertenecemos a Dios. ¿Cuánto tiempo estará el sello de Dios en nosotros? La última parte de Efesios 4:30 dice: “En el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. Aquí la expresión “el cual” se refiere al Espíritu Santo. La cláusula anterior dice: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios”. Este sello durará hasta el día de la redención. ¿Cuánto tiempo dice la Biblia que tendremos el sello del Espíritu Santo? No solamente lo tendremos por tres o cinco años o por trescientos o quinientos años, sino hasta el día de la redención. ¿Cuál es el día de la redención? Romanos 8 dice que el día de la redención es el día cuando el Señor Jesús regresará. El día de la redención será el día en que nuestros cuerpos serán redimidos (v. 23). Por lo tanto, éste denota el día cuando el Señor Jesús regrese. El sello del Espíritu Santo permanece en nosotros hasta la segunda venida del Señor Jesús.
Cuando el Señor Jesús regrese de nuevo (no al momento del primer arrebatamiento al principio de la tribulación, sino el tiempo en que todo el Cuerpo sea arrebatado), todos los creyentes serán tomados al aire. El Señor Jesús enviará a los ángeles a reunir a estos creyentes. Los ángeles están limitados. Ellos no son omniscientes, no saben todo. Los ángeles son los siervos enviados a invitar a los invitados. Cuando estos ángeles vean a todos los que tienen el sello del Espíritu Santo, los juntarán. Así que, el Espíritu Santo no está en nosotros por tres o cinco días o por trescientos o quinientos días, sino hasta el día del arrebatamiento. Hoy en día, si un hombre dice que puede perder su salvación y perecer, entonces yo le preguntaría, ¿qué hará con el sello del Espíritu Santo? Puesto que Dios ha dicho que hemos sido sellados por El, no hay nada que podamos hacer para quitar este sello. Dios ha dicho que este sello permanecerá hasta el día de Jesucristo y del arrebatamiento.
En Juan 14 el Señor Jesús dijo que el Espíritu Santo estaría con nosotros para siempre (v. 16). Una vez que el Espíritu Santo del Nuevo Testamento entre en nosotros, nunca nos dejará. Nunca crean en el diagrama que algunos cristianos enseñan, el cual muestra a un hombre que tiene un corazón lleno de serpientes, cerdos, perros y muchos otros animales. Al lado del corazón está una paloma que representa al Espíritu Santo. Cuando el corazón del hombre está limpio, el Espíritu Santo supuestamente entrará en él y permanecerá allí, y todos los otros animales se irán. Pero si su corazón no está limpio, la paloma volará y todas las otras cosas entrarán. ¡Esto es absolutamente incorrecto! El Espíritu Santo nunca puede volar de nosotros.
La Biblia dice que no debemos contristar al Espíritu Santo (Ef. 4:30). La tristeza es la expresión del amor; el enojo es la expresión del odio. Dondequiera que hay odio, hay enojo. Dondequiera que hay amor, hay tristeza. Recordemos que tanto el enojo como la tristeza provienen de los errores. Ambos casos son causados por los errores. Si hay amor, los errores producirán tristeza. Si hay odio, los errores resultarán en enojo. Si usted ama a una persona, se entristecerá por sus errores. Si usted odia a una persona, se enojará de sus errores. Ambos son causados por la misma cosa: los errores. Sin embargo, los resultados son diferentes. Aquí, no hay enojo, sino tristeza. La Palabra no dice que no debemos enojar al Espíritu Santo, sino que no debemos contristar al Espíritu Santo. El no está sobre nosotros, sino dentro de nosotros. Cuando ve nuestras fallas, se contrista dentro de nosotros pero no se va. La razón por la cual El no se va se debe a que El es un sello. Como sello, El estará en nosotros hasta el día de la redención. Si leemos la Palabra de Dios, no podremos negar este hecho.
En el Antiguo Testamento, el salmo 51 presenta una oración muy preciosa. Allí David ora que el Señor no quite de él Su Espíritu de santidad (v. 11). Sin embargo, en el Nuevo Testamento, ningún creyente puede hacer esta oración. Todos los que no conocen la Biblia pueden orar pidiendo que Dios no quite el Espíritu Santo de ellos. Pero todos los que conocen la Palabra de Dios saben que el Espíritu Santo sólo puede ser contristado dentro de nosotros; El no se irá de nosotros. No digo que es del todo correcto que los cristianos pequen. Lo que digo es que cuando fuimos salvos, el Espíritu Santo entró en nosotros para ser nuestro sello. Este hecho no tiene nada que ver con nuestra debilidad o nuestro pecado. Los dos son asuntos completamente diferentes.
Si perecemos, ¿quién sufre verdaderamente? Si pierdo un himnario, por supuesto, el himnario sufre. Pero, el primero que sufre soy yo. He gastado el esfuerzo por obtener el himnario. He pagado el precio por obtenerlo. Por lo tanto, soy yo el que más sufre. ¿Cómo nos ganó Dios? Estábamos muertos en pecados y estábamos caídos. Fue Dios quien hizo que Su Hijo muriera por nosotros y derramara Su sangre para redimirnos con un gran precio. No pensemos que si perdemos nuestra salvación, solamente somos nosotros quienes perdemos y quienes sufrimos. Recordemos que hemos sido comprados por Dios. Si perdemos nuestra salvación, Dios también perderá algo. Hemos sido comprados por Su sangre. ¿Por qué Dios nos preserva? Nos preserva por Su propia causa. Si nos perdemos, quien sufre no es nosotros, sino Dios.
El problema más grande hoy en día es que no creemos cuán importantes somos en las manos de Dios. Al hombre le es difícil creer que Dios lo ame, que Dios lo quiere. Siempre piensa que Dios no lo necesita. Dios ha entregado a Su Hijo por nuestra causa y le ha enviado al mundo para que pasara por todos los sufrimientos por nuestra causa. El fue crucificado en la cruz con el propósito de ganarnos. Si a El no le importa, ¿a quién le importaría? Si no salvaguardo mi himnario, ¿podría cuidarse a sí mismo? Efesios 1:13 dice que el Espíritu Santo está en nosotros como un sello. Después el versículo 14 nos dice que el Espíritu Santo viene para ser el sello porque somos la posesión adquirida de Dios. Por lo tanto, podemos decirle a todo el mundo que somos la posesión de Dios. No es cuestión de que nos perdamos o no, sino de que Dios nos pierda o no. No somos nosotros quienes nos guardamos. No tenemos que agotar nuestra mente pensando en este asunto. Toda la obra es de El. Si no fuera así, ¿por qué El envió a su Hijo unigénito a la cruz? Si El ha hecho un gran esfuerzo y pagado un gran precio para enviar a Su Hijo a la cruz, El debe hacer un gran esfuerzo y pagar un precio aún más grande para guardarnos de perdernos.
Supongamos que tenemos un anillo de diamante muy precioso y muy costoso, una perla muy preciosa o una gema muy costosa. Lo que gastemos para adquirirlos, será la misma cantidad que gastaremos para preservarlo. Si lo compramos con diez mil dólares, no lo perderemos tan fácilmente; indudablemente lo guardaríamos con gran cuidado. Tenemos que darnos cuenta de que hemos sido comprados por Dios con el más grande precio. Somos salvos por el Hijo de Dios. El Hijo de Dios es más grande que todo el mundo y todo el universo. No pensemos que no le importamos a Dios. Dios nos trata de la misma manera en que nosotros tratamos nuestro tesoro. El buen pastor buscó a la oveja (Lc. 15); la oveja no buscó al buen pastor. El Señor Jesús dijo que un día El moriría aún por uno de Sus extraviados. No les toca a las ovejas hacerlo, sino al buen pastor. El es quien murió por las ovejas. Delante de Dios, somos los que han sido comprados por El. Si nos perdemos, Dios es quien sufrirá. Por lo tanto, debemos recordar que no existe la posibilidad de que nos perdamos, debido a que tenemos al Espíritu Santo como un sello.
¿Acaso puede la gracia que Dios da al hombre ser preservada por el hombre? Si fuera preservada por el hombre, ya la hubiéramos perdido hace mucho. No solamente nosotros la hubiéramos perdido, sino incluso Pedro y Pablo la hubieran perdido. Tenemos que darnos cuenta de que Dios ya nos ha apartado completamente. Todo es de Dios. Sólo es Dios quien nos ha salvado. Sólo Dios nos preserva. Que Dios nos muestre claramente cuánto dura nuestra salvación, a fin de que podamos quitar todos los pensamientos carnales y aceptar los pensamientos Suyos.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.