Información del libro

Economía de Dios y el misterio de la transmisión de la Trinidad Divina, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7101-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 54 Sección 2 de 3

Aprehender la anchura,
la longitud, la altura y la profundidad de Cristo

Pablo continuó diciendo que una vez que el Señor ha hecho Su hogar en nuestros corazones, nosotros llegamos a ser “plenamente capaces de aprehender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la altura y la profundidad” (Ef. 3:18). Aquí la anchura, la longitud, la altura y la profundidad se refieren a la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del universo. ¿Quién puede decir qué tan ancha es la anchura, qué tan larga es la longitud, qué tan alta es la altura y qué tan profunda es la profundidad del universo? Todos sabemos que muchísimos sistemas solares conforman una galaxia y que muchas galaxias componen el universo. El universo es ilimitado, y su anchura, longitud, altura y profundidad también son ilimitadas. Estas dimensiones son las dimensiones de Cristo; Cristo es esta persona tan ilimitada. Cuando Cristo hace Su hogar en nuestros corazones para nuestra experiencia y disfrute, nosotros encontramos que este Cristo, en quien creemos y a quien disfrutamos, conocemos y experimentamos, es ilimitado e inescrutable.

Conocer en nuestra experiencia el amor de Cristo
que excede a todo conocimiento

El versículo 19a dice: “Y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento”. Según el contexto, esto significa que debido a que el Señor está haciendo Su hogar en nosotros, podemos experimentarlo como Aquel que es inescrutable. Entonces inmediatamente podemos conocer también Su amor, es decir, conocemos que Su amor excede el conocimiento y entendimiento humanos. Es muy extraño que por un lado, el amor de Cristo exceda el entendimiento humano, pero, por otro, nosotros podamos conocerlo. El hombre no puede conocer ni entender este amor, pero los que permitimos que el Señor haga Su hogar en nosotros podemos conocerlo y experimentarlo. Según nuestro intelecto, el amor de Cristo excede a todo conocimiento, y nuestra mente jamás puede entenderlo; pero según nuestra experiencia en nuestro espíritu, sí podemos conocerlo.

Una vez que experimentamos que Cristo haga Su hogar en nosotros, podemos conocer cuán grande es el amor de Cristo. El hecho de que el Dios Triuno haga Su morada y resida en nosotros y llegue a ser nuestra vida, nuestra naturaleza y nuestro contenido revela la grandeza del amor de Cristo. ¡Qué amor tan maravilloso es éste! ¡Cuán grande es este amor! Éste no es simplemente el amor que Él manifestó al morir en la cruz por nosotros, sino también el amor que Él nos muestra al entrar en nosotros. ¡Cuán excelentes son los cielos, y cuán hermosa es la tierra! Sin embargo, el Señor no está satisfecho con ellos; en vez de ello, Él anhela morar en nosotros, hacernos Su hogar, a fin de ser nuestra vida y naturaleza y llegar a ser nuestro contenido. ¿Alcanzamos a imaginarnos cuán grande es este amor?

A través de los siglos muy pocos cristianos han aprehendido el amor de Cristo a tal grado. La mayoría de los cristianos conocen solamente el amor que el Señor manifestó al morir por ellos en la cruz; pero no conocen Su amor al hacer Su hogar en ellos. Él nos ama al grado en que no sólo murió por nosotros, sino que incluso nos considera Su morada. ¿Quiénes somos nosotros? ¡Cuán faltos de belleza somos! Sin embargo, Él viene a hacer Su hogar en nosotros, a ser nuestra vida, nuestra naturaleza y nuestro contenido, y a vivir y a actuar en nosotros. Por lo tanto, es sólo cuando permitamos que Cristo haga Su hogar en nosotros que podremos entender el grado al cual el Señor nos ama y que conoceremos Su amor que excede a todo conocimiento.

Ser llenos hasta la medida de la plenitud
del Dios Triuno

El versículo 19b dice: “Para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios”. En los versículos anteriores Pablo se refirió al misterio de la Trinidad Divina: él oró para que el Padre nos diera el ser fortalecidos con poder en nuestro hombre interior por Su Espíritu, para que Cristo el Hijo pudiera hacer Su hogar en nuestros corazones y para que nosotros fuésemos llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios, esto es, hasta expresar todas las riquezas de Dios. Esto no es solamente la plenitud del Padre, ni del Hijo, ni del Espíritu, sino la plenitud de Dios, la plenitud de la Trinidad Divina. ¡Cuán maravilloso es esto! ¡Cuán glorioso es! Éste es un bosquejo de Efesios 3, un capítulo repleto de la impartición, transmisión, unión y mezcla divinas, y que al final nos muestra el cumplimiento de la economía de Dios y la realización de una expresión corporativa.

EL DIOS TRIUNO EN EFESIOS 4

En el capítulo 4 vemos al Espíritu, al Señor y al Padre. En el capítulo 1 vemos al Padre, al Hijo y al Espíritu; en el capítulo 2 vemos al Hijo, al Espíritu y al Padre; en el capítulo 3 vemos al Padre, al Espíritu y al Hijo; y en el capítulo 4 vemos al Espíritu, al Hijo y al Padre. En 4:3-6 Pablo menciona siete “unos”: un Cuerpo, un Espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo y un solo Dios y Padre de todos. Este pasaje indica que el Hijo viene del Padre para que nosotros creamos en Él, le recibamos y entremos en Él, lo cual da por resultado que lleguemos a ser Su Cuerpo. Aquel que mora en este Cuerpo es el Espíritu, quien es la máxima manifestación del Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu. Por lo tanto, la máxima manifestación del Padre, del Hijo y del Espíritu mora en una habitación corporativa, que es el Cuerpo como expresión del Dios Triuno.

Ahora vemos que la impartición de la Trinidad Divina da por resultado el Cuerpo, en el cual mora el Espíritu, quien es la máxima manifestación del Padre, del Hijo y del Espíritu. Además, al final el Cuerpo es la expresión del Padre, del Hijo y del Espíritu. En resumen, la economía del Dios Triuno consiste en que Él se imparta y transmita a nosotros, Sus creyentes, y que continuamente se una a nosotros y se mezcle con nosotros a fin de que lleguemos a ser Su único Cuerpo como Su expresión corporativa.

LA EXPRESIÓN CORPORATIVA DEL DIOS TRIUNO

Todos los que servimos al Señor debemos ver este asunto. En todos nuestros mensajes, palabras, verdades y predicación, debemos tomar esto como el punto de partida, el contenido y el destino. Debemos mostrarles a las personas que el Dios Triuno, según Su economía, está forjándose en nosotros —impartiéndose a nosotros y uniéndose y mezclándose con nosotros— para producir un solo Cuerpo, en el cual se incluye la humanidad, la divinidad, la encarnación, el vivir humano, la muerte, la resurrección y la ascensión.

Esto es un misterio y también es el conjunto de muchas cosas. En Juan 15 este misterio es la vid verdadera y universal; además, en los capítulos 21 y 22 de Apocalipsis, el último libro escrito por Juan, el conjunto, la totalidad, es la Nueva Jerusalén. En Juan 15 vemos la vid verdadera y universal; y en Apocalipsis 21—22 la vid verdadera y universal es la Nueva Jerusalén. El Dios Triuno está produciendo un organismo mediante Su impartición, transmisión, unión y mezcla a fin de expresarse a Sí mismo y así llevar a cabo Su economía eterna.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top