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Economía divina, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-443-1
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CAPITULO OCHO

LA ECONOMIA DIVINA
EN LA SUPEREMINENTE RESURRECCION
DE CRISTO

Lectura bíblica: 1 Co. 15:45b; Jn. 12:24; 14:20; Ef. 2:6; 1 P. 1:3; Ef. 1:19-23; Gn. 2:21-24; Ef. 5:30-32

Hay cuatro puntos principales relacionados con Cristo en Su economía divina, los cuales son: Su encarnación, Su vivir humano, Su muerte y Su resurrección. Si nosotros entendemos estos cuatro puntos principales de Cristo, comprenderemos que tales puntos del proceso de Cristo tienen como finalidad la economía divina. Ya hemos visto que la finalidad de Su encarnación, Su vivir humano y Su muerte todo-inclusiva es la economía de Dios. En este capítulo veremos que Su resurrección también es para la economía de Dios.

UNA FIGURA DE LA MUERTE, LA RESURRECCION
Y LA REPRODUCCION DE CRISTO

Cuando el Señor Jesús les dijo a Sus discípulos que iba a morir, ellos se turbaron y se decepcionaron. Ellos pensaban que si el Señor sufriese y moriese todo se acabaría. Pero cada vez que el Señor les habló de Su muerte, también les habló de Su resurrección. Por lo menos tres veces el Señor Jesús les dijo lo mismo (Mt. 16:21; 17:22-23; 20:18-19). Ellos solamente captaron la idea de Su muerte, pero no la de Su resurrección. Finalmente, el Señor les dijo que El era un grano de trigo (Jn. 12:24).

Por lo general, la gente no tiene el concepto de resurrección, pero en la creación de Dios podemos ver en operación el principio de resurrección. Cuando un grano de trigo es sembrado en la tierra, muere allí. Pero esa muerte no es el final. Esa muerte lleva a algo más, a resurrección. Si uno entierra una piedrecita, no crecerá. Pero si uno siembra un grano de trigo en la tierra, morirá y crecerá, y ese crecimiento es la resurrección. Cuando crece, produce y genera muchos granos, y esos granos son la liberación, la reproducción, la multiplicación y el aumento de ese único grano. Tal vez consideremos el asunto de que un grano de trigo que caiga en tierra y muera, es algo común, pero el principio que se ve aquí, no es común. El Señor Jesús usó esto como figura de Su muerte, de Su resurrección y de Su reproducción. Esta reproducción es el dispensar de la vida divina. La reproducción del grano de trigo es dispensar en muchos granos la vida de ese único grano.

LA RESURRECCION ES EL DISPENSAR DE VIDA

Muy pocas personas ven que la resurrección de Cristo es un dispensar de vida. La mayoría de los cristianos sólo ven que la resurrección de Cristo es la victoria de Cristo. La muerte no puede retener a Cristo. El vence la muerte, la tumba y el Hades. Pero es difícil encontrar un himno que nos diga que la resurrección de Cristo dispensa vida. La resurrección de un grano de trigo es un dispensar de vida. La vida sólo estaba en Cristo como el único grano, pero después de morir y resucitar, Su vida fue dispensada a muchos granos.

Antes de que el Señor muriera y resucitara, la vida divina solamente estaba en El. Jesús era la única persona que tenía la vida divina. Los discípulos estaban alrededor de El, pero ellos no tenían la vida eterna en su interior. Sin embargo, Jesús tenía la manera de dispensar Su vida divina en Pedro, en Juan, en Jacobo, en Andrés y en los demás discípulos. La manera era que El muriera y resucitara. Por medio de la resurrección, la vida divina que está en Jesús es dispensada en todos Sus discípulos. Antes de la muerte de Cristo, Jesús era el único grano. Los discípulos no eran granos. Pero El quería que todos Sus discípulos llegaran a ser granos. ¿Cómo podría hacerse esto? Nunca podría hacerse por medio de enseñanza. Juan 1:4 nos dice que en Jesús estaba la vida. La vida estaba en El porque El era Dios. En el principio era el Verbo, y el Verbo era Dios (Jn. 1:1). En El estaba la vida. Exteriormente Jesús y Sus discípulos eran iguales. Pero lo que los diferenciaba era esto: en Jesús estaba la vida. En Pedro no había vida; en Jacobo no había vida; en Juan no había vida; en Andrés no había vida; ni la había en los demás discípulos. Jesús era el único grano que tenía la vida eterna. Como el único grano de trigo El murió y después brotó para producir muchos granos. Por medio de brotar así, la vida que estaba dentro de El fue dispensada en todos los discípulos para hacer de cada uno de ellos un grano. Ahora podemos ver lo que es la resurrección. La resurrección es el dispensar de vida. Esta es una nueva expresión que no debemos olvidar: la resurrección de Cristo es el dispensar de vida. Esta vida es la vida divina, la vida de Dios.

Hemos visto que el Señor Jesús en calidad de Dios-hombre murió como el Cordero de Dios, como un hombre en la carne, como el postrer Adán, como la serpiente de bronce, como el Primogénito de toda creación y como el Pacificador. La muerte del Señor en la cruz en estos aspectos no era para dispensar vida. Sólo Su muerte en la cruz como el grano de trigo era para el dispensar de vida. Si un grano de trigo no muere, sigue siendo un solo grano. Pero si muere, crecerá para producir muchos granos. Esto es el dispensar de vida. El Señor Jesús murió en la cruz no sólo para eliminar todas las cosas negativas que hay en el universo, sino que también murió en la cruz en un aspecto positivo para liberar Su vida divina. Así que, existen el aspecto redentor de la muerte del Señor y el aspecto de Su muerte que libera la vida.

Cuando El estaba muriendo, dos substancias salieron de Su costado traspasado: sangre y agua. La sangre es señal de Su redención, y el agua es señal de Su liberación de vida. El murió para efectuar la redención, y murió para liberar Su vida divina. Ahora tenemos la sangre redentora y al Espíritu vivificante (1 Co. 15:45b), el cual es representado por el agua. Gracias al Señor por la sangre y por el agua viva. La muerte del Señor lleva a resurrección. El murió para vivir. Antes del Señor Jesús ningún hombre había muerto para vivir. Esto se debe a que ninguno tenía la vida divina dentro de sí. Cuando ellos murieron, eso fue su terminación. Pero Jesús tenía la vida divina en Su interior, así que Su muerte fue la liberación de esa vida. El murió para vivir, y la liberación de Su vida produjo muchos granos.


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