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LA MANERA ORDENADA POR DIOS

¿Cuál es la manera ordenada por Dios, en la cual los creyentes deben reunirse? Es una sola iglesia en una ciudad. La reunión que sea establecida debe guardar la unidad. Establecer una reunión que no guarde la unidad es aumentar la división y la confusión. ¿Qué es confusión? Es cualquier cosa que sea contraria a la manera ordenada por Dios. Lo único que nos guarda de la confusión es la manera ordenada por Dios.

Siento que las iglesias en el recobro deben aceptar la comisión de tocar la trompeta para declarar a los que están en tinieblas que la división no sólo es contraria a las Escrituras, sino que incluso es abominable. Una división es algo abominable a los ojos de Dios.

Algunos podrían argumentar, diciendo: “¿Por qué nos condenan? Nosotros amamos al Señor, predicamos el evangelio, estudiamos la Biblia y nos esforzamos por servir al Señor”.

Podemos responderle: “¿Por qué hace usted tantas cosas para agradar a Dios, pero no le importa ser uno?”. En ese momento podría hablarle de Juan 17:21, que dice: “Para que todos sean uno”, y Efesios 4:1-3, donde el primer asunto relacionado con un andar que es digno de Dios es guardar la unidad.

Debemos estudiar Juan 17:21-23 y Efesios 4:1-6, y luego entrenar a los santos. Quizás en la reunión de oración podamos usar quince minutos para enseñar a los santos cómo dar este sonido de trompeta. En la mesa del Señor también podríamos dedicar media hora para enseñar a los santos a hablar sobre la unidad de los hijos de Dios. Nosotros mismos debemos aprender a tocar la trompeta, y además enseñarles a los santos a hacer lo mismo. No debemos estar tan silenciosos. Debemos ser atalayas, alertando a las personas, no dejándolas dormir tan apaciblemente. Hay muchas maneras de hacer esto, como por ejemplo, distribuir tratados y llamar por teléfono a todos nuestros conocidos.

Además, para sustentar lo que decimos, debemos llevar una vida que sea el testimonio de Jesús. Debemos llevar una vida que sea de la norma más elevada. De este modo, aunque aparentemente ellos rechacen nuestras palabras, interiormente nos respetarán, pues reconocerán que nuestras palabras tienen peso, que tenemos un testimonio viviente y que somos el candelero. La iglesia en una localidad debe ser resplandeciente. Este resplandor convencerá a los que de otro modo nos rechazarían.

Isaías dice: “Los que os acordáis de Jehová, no descanséis ni le deis tregua” (62:6-7). Debemos importunar al Señor, orando, invocándolo y pidiéndole que haga algo. Así como no dejamos en paz al Señor, tampoco debemos dejar en paz a los que están en las divisiones. Ciertamente me gustaría si después de un mes, toda la comunidad china estuviera hablando entre sí en cuanto a la unidad y al candelero. Me sentí triste cuando estuve en Houston. Los chinos allí parecen estar viviendo en un país atrasado. La situación es oscura y la espiritualidad es baja. Pareciera que no tienen ninguna idea de la espiritualidad. La iglesia debe ser resplandeciente, debe hacer sonar la trompeta y no debe callar, a fin de que ellos no tengan paz.

Si ustedes me preguntan acerca de los de habla hispana y de los de habla inglesa, yo diría que esto se aplica también a ellos. Hermanos, nosotros tenemos la verdad. Tenemos la luz. Y tenemos el capital: el Espíritu, la vida, la iglesia y Cristo. ¿Por qué estamos tan silenciosos?

Debemos vivir a Cristo ante los demás, y todos los días debemos predicarles la verdad. Podemos decirles: “Ustedes necesitan a Cristo; necesitan ser regenerados”. Después de algún tiempo podrían ser salvos. Si simplemente nos quedamos callados, las tinieblas permanecerán. Pero si nos levantamos y tocamos la trompeta de la verdad, la luz se extenderá y las tinieblas serán disipadas.