Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7796-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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¿Qué clase de rey es Jesús entonces? Para entender esto, primero debemos comprender el propósito eterno de Dios. En la eternidad pasada Dios hizo un plan que consistía en expresarse a Sí mismo. Por esta razón, creó los cielos y la tierra. Después de esto, Dios creó al hombre a Su propia imagen con la intención de que este hombre corporativo lo expresara y ejerciera Su autoridad sobre toda la tierra. Pero a causa de la caída, el linaje humano se rebeló contra Dios. En la actualidad el hombre se encuentra totalmente en rebelión. Incluso la manera en que ama a los demás demuestra su rebelión contra Dios. Esto se debe a que él ama por su cuenta y a su manera. Incluso nuestra bondad y nuestra paciencia son una especie de rebelión. No sólo los asaltantes de bancos se rebelan contra Dios, sino incluso las personas más morales son rebeldes. Todo lo que el hombre es después de la caída constituye una rebelión.
Pero Dios se hizo un hombre cuyo nombre era Jesús. Dios mismo vino a la tierra como un pequeño hombre para predicar el evangelio del reino. “Desde entonces comenzó Jesús a proclamar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (4:17). Él no dijo que el hombre debía arrepentirse para entrar al cielo, sino que debía arrepentirse porque el reino de los cielos se había acercado. La palabra arrepentirse significa tener un cambio de parecer. Los rebeldes necesitan cambiar sus conceptos. Jesús vino como un rey, pero no un rey según el concepto de ellos; no, Él vino como un rey en conformidad con el propósito de Dios. No vino para reinar sobre nosotros de modo externo, sino como un rey que entra en nosotros a fin de eliminar todo elemento de rebeldía. Jesús vino como un rey para impartirse en nosotros a fin de eliminar todo elemento de rebeldía en nosotros y reemplazarlo con Su propia persona. Sin importar cuán buenos creamos ser, Dios aún dirá que somos rebeldes. Nuestra buena naturaleza constituye por completo una rebelión contra Dios. Quizás seamos buenos en muchas cosas, pero no somos buenos en lo que se refiere a obedecer a Dios. Por tanto, Él vino a nosotros como un rey para reemplazar todo elemento de rebeldía en nuestro ser. Ahora, Su elemento regidor está en nuestro ser como una semilla. Cuando esta semilla alcance cierta medida de crecimiento, llegará a ser el reino. Es de esta manera que Jesús es el Rey.
Muchos cristianos hoy en día tienen un concepto muy deplorable en cuanto al reino de Jesús. Según su concepto, pareciera que Jesús hoy no es el Rey. ¡Eso no es cierto! Hay algunos en la tierra hoy para quienes Jesús sí es el Rey. Según esto, ¿está Su reino hoy aquí? Si usted me preguntara, yo le diría: “¡Sí, Su reino está aquí!”. Déjeme demostrárselo.
Quizás usted fue salvo hace dos años. Estoy seguro de que al menos varias veces antes de ser salvo usted robó ciertas cosas. Probablemente fueron unas cuantas monedas de su mamá o de su papá, pero eso aún fue robar. Puesto que usted fue salvo, Jesús el Rey entró en su ser. Es por eso que ahora le es muy difícil robar cualquier cosa. Jesús ha entrado en nosotros para gobernarnos. Él no simplemente nos perturba, sino que reina sobre nosotros. Por lo tanto, estamos ahora en Su reino actual. Este reino es una persona viva que vive con nosotros. Ningún lexicón o diccionario nos daría jamás esta definición. Nuestro Rey Jesús no es un rey de una categoría cualquiera. Él es algo más. Puedo testificar que hora tras hora Jesús es mi Rey y que yo estoy en Su reino. Él es Aquel que reina y, como tal, reina en vida justamente en mi interior. Él es un rey que reina sobre mí. No es que Él será un rey o que debiera serlo, sino que ahora mismo es un rey. Él es, aquí y ahora, el Rey en Su reino.
Los maestros de la Asamblea de los Hermanos dicen que el reino fue suspendido, y que Jesús introdujo la iglesia para reemplazarlo hasta que venga la época del reino. Pero Romanos 14:17 demuestra que la vida de iglesia hoy es el reino. Si leemos Romanos 14 cuidadosamente, veremos que nos habla de la vida de iglesia apropiada. Mientras Pablo habla de recibir a los santos en la vida de iglesia, dice: “El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. Así pues, aunque Romanos 14 está tratando el tema de la iglesia, nos habla del reino. El reino jamás ha sido suspendido; no, el reino está aquí y ahora.
El propio Evangelio de Mateo también nos demuestra esto. En el capítulo 16 encontramos dos versículos que están estrechamente relacionados: “Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra habrá sido atado en los cielos; y lo que desates en la tierra habrá sido desatado en los cielos” (vs. 18-19). En Mateo 16:18 el Señor dijo que edificaría Su iglesia. Luego, en el siguiente versículo dijo que Él daría las llaves del reino. Aquí vemos que el reino y la iglesia se usan de modo intercambiable. La iglesia mencionada en el versículo 18 ciertamente es el reino mencionado en el versículo 19. Esto demuestra que la iglesia hoy es el reino. Esto también lo confirma Mateo 18:17-18: “Si rehúsa oírlos a ellos, dilo a la iglesia; y si también rehúsa oír a la iglesia, tenle por gentil y recaudador de impuestos. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, habrá sido atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, habrá sido desatado en el cielo”. En estos versículos el Señor dio la misma autoridad para atar y desatar a la iglesia como lo hizo con Pedro cuando habló de darle las llaves del reino de los cielos.
En este mundo el reino de los cielos definitivamente no está presente, pues el mundo está lleno de ladrones. Pero en la iglesia todos los ladrones se convierten en buenos ciudadanos del reino de los cielos. La iglesia hoy es el reino, y Jesús es el Rey. Cuando Pedro condujo a las personas a la iglesia el día de Pentecostés, en esa ocasión usó una de las llaves del reino para abrir el camino para que los judíos entraran. Este reino en el que ellos entraron era la iglesia. Luego, en la casa de Cornelio, él usó la otra llave del reino para abrir el camino para que entraran los gentiles. ¿¡Cómo puede alguien decir que el reino fue suspendido!?
Después de la resurrección se nos dice en Hechos 1:3 que Jesús pasó cuarenta días hablando con los discípulos acerca del reino: “A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles de lo tocante al reino de Dios”. Jesús nunca suspendió el reino. Este versículo nos dice claramente que después de la resurrección Jesús regresó a Sus discípulos para hablarles acerca del reino. De manera que todo lo que los primeros discípulos hacían, no era otra cosa que inaugurar y establecer el reino. Al mismo tiempo entendemos claramente que lo que ellos hicieron fue establecer la iglesia. La vida de iglesia hoy es el reino.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.