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Lecciones de vida, tomo 3por Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-295-6
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LECCION VEINTIOCHO

EXPERIMENTAR A CRISTO

(Se sugiere que esta profunda lección se lea en dos partes, comenzando la segunda con la sección “Vivir a Cristo” en la página 30).

Nosotros creemos y somos bautizados en Cristo para estar unidos a El y para permanecer en El, con el propósito de experimentarle. Cuando experimentamos a Cristo le ganamos y le disfrutamos de manera práctica para que El se exprese por medio de nosotros.

I. LOS DIFERENTES ASPECTOS
DE EXPERIMENTAR A CRISTO

A. Cristo es revelado en nosotros

1) “...agradó a Dios ... revelar a Su Hijo en mí” (Gá. 1:15-16).

Nuestra primera experiencia de Cristo es que El es revelado en nosotros. Este es el punto crucial de nuestra salvación y regeneración, y es el resultado central de nuestra salvación y unión a Dios. Esto es también el comienzo de nuestra experiencia de Cristo.

B. Cristo está en nosotros

1) “Pero si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo está muerto a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia” (Ro. 8:10).

Una vez que Cristo se revela en nosotros, inmediatamente experimentamos que El está en nosotros, lo cual nos muestra que nuestro cuerpo está muerto a causa del pecado, o sea, el pecado que heredamos de Adán, y además experimentamos que nuestro espíritu es vida a causa de la justicia, es decir, la justicia que obtuvimos de Cristo. Esta es una experiencia que Cristo nos da.

C. Cristo permanece en nosotros

1) “ El que permanece en Mí [en Cristo], y Yo en él, éste lleva mucho fruto” (Jn. 15:5).

Cuando permanecemos en Cristo conforme al hecho de que estamos en Cristo, entonces Cristo permanecerá en nosotros, poniéndose a Sí mismo en nosotros para ser nuestra vida y nuestro suministro de vida, para que El llegue a ser nuestra experiencia en vida a fin de que llevemos mucho fruto.

2) “El que me ama, Mi palabra guardará; y Mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Jn. 14:23).

Cristo con el Padre permanece en nosotros. Nosotros experimentamos esto cuando le amamos a El y guardamos Su palabra.

D. Cristo es nuestra vida

1) “...Cristo, nuestra vida...” (Col. 3:4).

La primera y principal cosa que hace Cristo al permanecer en nosotros es ser nuestra vida para que le tomemos a El como vida y vivamos por El, no andando más en nuestra vida natural. Debemos experimentar esto día a día y momento a momento.

E. Cristo vive en nosotros

1) “...ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí...” (Gá. 2:20).

No solamente debemos experimentar a Cristo permaneciendo en nosotros para ser nuestra vida, sino también debemos experimentar a Cristo viviendo en nosotros para ser nuestro vivir. Para experimentar a Cristo de esta manera, tenemos que negarnos a nosotros mismos quedándonos en Su muerte, y ser capaces de decir que “ya no vivo yo”. Tenemos que morir a fin de experimentar a Cristo viviendo en nosotros.

F. Cristo hace Su hogar en nosotros

1) “Para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe ... para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios” (Ef. 3:17-19).

También necesitamos experimentar a Cristo haciendo Su hogar en nuestros corazones. El no sólo vivirá en nosotros, sino también ocupará interiormente cada parte de nuestro ser, hará Su hogar en nuestros corazones, y se establecerá en nosotros, saturando y llenando todo nuestro ser para que lleguemos a ser la plenitud de Dios.

G. Cristo es formado en nosotros

1) “Vuelvo [yo, el apóstol Pablo] a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gá. 4:19).

También debemos experimentar a Cristo formándose en nosotros, que es Su crecimiento en nosotros hacia la madurez, hasta que alcancemos Su misma estatura. (Ef. 4:13).

H. Vivir a Cristo

1) “...para mí el vivir es Cristo...” (Fil. 1:21).

Esta frase vivir es Cristo, significa el vivir a Cristo. Debemos experimentar a Cristo interiormente en todo aspecto y también debemos experimentar el vivirle exteriormente.

I. Magnificar a Cristo

1) “...ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte” (Fil. 1:20).

Exteriormente, no sólo debemos tener la experiencia de vivir a Cristo, sino también de magnificar a Cristo. Todas las cosas que nos ocurren son para que magnifiquemos a Cristo. Cuanto más difícil es el ambiente y más ocupado es el trabajo, más podemos magnificar a Cristo. Esta es la cumbre de nuestra experiencia exterior de Cristo.


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