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Cristo como la realidadpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3063-3
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LA OFRENDA DE HARINA DE LAS PRIMICIAS

Aparte de estos tres niveles de aprecio, también hay un aprecio por la ofrenda de las primicias. “Si presentas a Jehová una ofrenda de primicias, tostarás al fuego las espigas verdes y ofrecerás el grano desmenuzado como ofrenda de tus primicias” (Lv. 2:14). El grano nuevo se obtenía de las espigas verdes. Esto alude a un aprecio extraordinario por Cristo. El aprecio que regularmente tenemos por Cristo está en tres niveles, pero además de ello, hay un aprecio extraordinario por la humanidad de Jesús. En algunas ocasiones tenemos nuevas experiencias de Cristo como nuestra ofrenda de harina. Otras veces en las reuniones, al escuchar el testimonio de cierto hermano, percibimos algo muy verde, algo nuevo y fresco. Sin embargo, todo eso es aún la ofrenda de harina. Necesitamos tener más y más experiencias de Cristo. ¿Cómo podríamos tener las espigas verdes y frescas si no tenemos una cosecha? Debemos laborar en la buena tierra con la expectativa de que un día tendremos una cosecha nueva con muchas espigas verdes. Entonces podemos traer eso a la Tienda de Reunión como una clase de ofrenda de harina extraordinaria.

LA MANERA EN QUE COMÍAN LA OFRENDA DE HARINA

Sólo se daba a los sacerdotes

Ahora es importante que veamos cómo se comía la ofrenda de harina. Primeramente, la ofrenda de harina no se daba a la gente común. Era la dieta especial de los sacerdotes: “Aarón y sus hijos comerán lo que sobre de ella. Sin levadura se comerá en lugar santo; en el atrio de la Tienda de Reunión [heb.] lo comerán [...] Todos los hombres entre los hijos de Aarón comerán de ella. Estatuto perpetuo será para vuestras generaciones en lo tocante a las ofrendas quemadas para Jehová. Toda cosa que las toque quedará santificada” (6:16, 18).

La ofrenda de harina es el alimento de los sacerdotes. Si no tenemos la intención de asumir nuestra función en la vida de iglesia como sacerdotes, no tendremos la base que nos permite alimentarnos con esta dieta. Un sacerdote es uno que sirve y está activo en la Tienda de Reunión. El hecho de ejercer nuestra función o no en las reuniones, hace una gran diferencia. Nuestro disfrute será mayor si ejercemos nuestra función, pero si no lo hacemos, perderemos la base que tienen los sacerdotes para disfrutar de la ofrenda de harina. Si hemos de ser un sacerdote, debemos ejercer nuestra función de una manera plena con miras a disfrutar esta dieta especial de la ofrenda de harina.

Sólo se daba los hombres

Otro punto es que la ofrenda de harina era sólo para los hombres. “Todos los hombres entre los hijos de Aarón comerán de ella”. Esto no quiere decir que las hermanas no tienen una porción. Todas las hermanas que ejercen una función en la Tienda de Reunión son hombres, y todos los hermanos que no funcionan son mujeres. Ser hombre en las Escrituras quiere decir ser uno que es fuerte. Cristo es el hombre sin mancha. Ser mujer es ser débil (1 P. 3:7). Los hombres son los fuertes, y las mujeres son las débiles. A los ojos de Dios ser hombre depende de si uno es fuerte o débil. Si en la Tienda de Reunión somos débiles, somos mujeres. Pero si nos empeñamos en ejercer nuestra función, seremos aquellos hombres que tienen la posición adecuada para alimentarse con esta dieta.

Sólo se comía en la Tienda de Reunión

La ofrenda de harina debía comerse en el atrio de la Tienda de Reunión. No era un alimento que se pudiera comer en casa. Estrictamente hablando, no podemos disfrutar a Cristo como la ofrenda de harina estando en casa; debemos estar en las reuniones de la iglesia. Ésta no es una dieta que seguimos en nuestro hogar, sino una dieta que se sigue en la casa de Dios. Debemos ser aquellos que sirven y trabajan activamente en la presencia de Dios en Su morada; entonces tendremos la posición adecuada para disfrutar esta dieta. Muchos podemos testificar que si bien disfrutamos algo de Cristo en nuestras casas, nunca podremos disfrutarlo como lo hacemos en la reunión de la iglesia. El disfrute que tenemos de Cristo en la reunión es más elevado, más rico y no tiene comparación. Podremos preparar la ofrenda de harina en nuestra casa, pero no podemos disfrutarla allí. A fin de disfrutarlo, debemos traer lo que hemos preparado a la reunión de la iglesia. Esta dieta sólo se disfruta en el atrio de la Tienda de Reunión.

Sin levadura ni miel

Cuando comemos de la ofrenda de harina, no debemos comerla con levadura ni miel. La ofrenda de harina en sí misma no tiene levadura ni miel, y no debemos comerla con ninguna de estas especias negativas. Para disfrutar a Cristo como la ofrenda de harina, no debemos estar involucrados con nada de levadura o de miel. A fin de disfrutar a Cristo de una manera elevada, debemos rechazar lo que es naturalmente malo o bueno. Tenemos que ser salados. Las únicas especias que podemos usar son el aceite, el olíbano y la sal, esto es, el Espíritu divino, la vida de resurrección y la cruz que aniquila.

Santifica al que lo toca

El último punto acerca de comer la ofrenda de harina es que todo aquel que la tocaba quedaba santificado, separado. Yo puedo testificar que esto es verdad. Muchas veces después que hemos disfrutado a Cristo como la ofrenda de harina en las reuniones, nos separamos más del mundo. Somos más apartados, más santificados, porque hemos estado disfrutando del banquete de la ofrenda de harina. Cuando disfrutemos verdaderamente al Señor Jesús como la ofrenda de harina, seremos plenamente separados de todo lo mundano. Debido a que la ofrenda de harina es tan santa, todo el que la toca es separado del mundo a fin de ser santo para el Señor. Una vez que probamos al Señor Jesús de esta manera, habrá un gran cambio en nuestra vida diaria. Él es tan santo que nos santifica, nos separa y hace que seamos santos. Si nosotros decimos que estamos comiéndole como la ofrenda de harina y sin embargo permanecemos iguales, dudo que estemos comiéndolo como la ofrenda de harina. La verdadera ofrenda de harina, que es la humanidad de Cristo, es santa. Todo el que la toca queda separado, santificado y es hecho santo.


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