Mensajes dados a los santos que trabajanpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7200-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Si Dios no existiera, ningún hombre podría haber escrito un pasaje como el de Efesios 3, pues este capítulo es sumamente profundo. Excede grandemente el límite de la imaginación humana. Este Dios Triuno pasó por toda clase de procesos —creación, encarnación, vivir humano, crucifixión, resurrección y ascensión— para llegar a ser el Espíritu vivificante. Hoy en día Él no simplemente está en nosotros los creyentes, sino que también está haciendo Su hogar en nuestros corazones. Como tal, Él es nuestra vida y contenido. Es por ello que Pablo dijo que Cristo Jesús es el tesoro en nosotros (2 Co. 4:7). Nuestro conocimiento de dicha Persona es la excelencia misma (Fil. 3:8).
A fin de que los santos pudieran ver y experimentar esto, Pablo dobló sus rodillas y oró al Padre. El Padre es la fuente de todo; de Él toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra. No sólo los creyentes regenerados somos de Él, sino que todo el linaje humano creado, la casa de Israel e incluso los ángeles, son de Él. El apóstol oró a tal Padre para que diera a los creyentes, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu. Cuando de joven leí este pasaje, no entendí el significado de “ser fortalecidos con poder en el hombre interior”. Incluso unas décadas más tarde seguía sin entenderlo. Pero poco a poco, en los pasados veinte años, debido a mi entendimiento de la Biblia y también a las experiencias espirituales que he tenido, he llegado a comprender más claramente este asunto.
A fin de que entiendan esto claramente, se los explicaré de la siguiente manera. El hombre se compone de tres partes. Externamente está el cuerpo, el cual es necesario para contactar el mundo físico. Dentro del cuerpo está el alma, la cual nos permite estar conscientes de nosotros mismos; es aquí donde reside la personalidad. La parte más profunda de nuestro ser es el espíritu, que nos permite estar conscientes de Dios. Es con el espíritu que podemos contactar a Dios. Antes de ser salvos, nuestro espíritu estaba muerto y había perdido su función. Nosotros vivíamos por medio del cuerpo y el alma. Algunos son fuertes en su cuerpo, mientras que otros lo son en su alma. Un día, fuimos salvos. Dios perdonó nuestros pecados, y Su Espíritu entró en nuestro espíritu, avivándolo y vivificándolo. A partir de ese momento, fuimos regenerados y ahora poseemos la vida de Dios. Sin embargo, nuestro cuerpo y nuestra alma no han experimentado un gran cambio. Los que son fuertes en su cuerpo, lo siguen siendo, y los que son fuertes en su alma, también lo siguen siendo. La mayoría de los hermanos todavía son fuertes en su mente, pues les gusta discutir. Las hermanas, por su parte, son fuertes en su parte emotiva; sus corazones son más calculadores y cuidadosos. Ahora todos nosotros hemos sido salvos y nos reunimos para practicar la vida de iglesia y la vida familiar. Debido a que nuestros espíritus no son lo suficientemente fuertes, los hermanos todavía pueden vivir habitualmente en su mente, y las hermanas todavía pueden vivir habitualmente en las emociones. Como resultado, surgen entre nosotros conflictos y dificultades. Por esta razón, necesitamos la oración de Pablo, que el Padre nos dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior —nuestro espíritu regenerado— por Su Espíritu.
Cuando seamos fortalecidos en el hombre interior, y cuando nuestros espíritus lleguen a ser fuertes, las hermanas podrán vencer sus emociones variables, y los hermanos podrán vencer su mente dada a los debates. De este modo, cuando todos nos volvamos al espíritu y permitamos que el Señor sea el Señor, cuando todos andemos por el Espíritu, entonces espontáneamente se acabarán los conflictos y las dificultades. En la vida familiar, ¿cómo pueden evitarse las discusiones entre el esposo y la esposa? La única manera es ser fortalecidos en el hombre interior. Cuando el espíritu sea tan fuerte que prevalece sobre la parte emotiva y la mente, no habrá oportunidad para ninguna discusión. Por otra parte, cuanto más uno habla, más razonamientos hay; cuanto más uno discute, más hay para discutir; y cuánto más discuten dos personas entre sí, más sus almas son fortalecidas. De igual manera, en la vida de iglesia, necesitamos tener un espíritu fuerte. ¿Cómo podemos evitar murmurar y tener contiendas? ¿Cómo podemos estar libres de crítica y de opiniones? ¿Cómo podemos ser librados de la esfera de lo correcto y lo incorrecto? Esto sólo es posible cuando tenemos un espíritu fuerte. La parte más fuerte de nuestro ser debe ser nuestro espíritu. Nuestro espíritu debe ser más fuerte que nuestra alma y debe controlar nuestra mente, nuestra parte emotiva y nuestra voluntad. Sólo entonces nuestra vida familiar y nuestra vida de iglesia serán saludables y apropiadas.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.