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Vida necesaria para la predicación del evangelio elevado, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-861-3
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CAPITULO DOS

EL SIGNIFICADO
DE LA VIDA HUMANA ES CRISTO

(1)

Lectura bíblica: Gn. 1:26-28; Mt. 3:2; 5:3, 10, 48; 6:9-10, 31-33; Ro. 14:17; Ap. 11:15; 2 Ti. 2:12

En el capítulo anterior, vimos que el hombre es la expresión de Dios y Su representante y que tiene Su autoridad. Dios, en Su obra creadora, hizo al hombre a Su imagen y le confió Su dominio (Gn. 1:26-28). Tenemos estas dos palabras: imagen y dominio. La imagen está relacionada con la vida, mientras que el dominio está relacionado con la autoridad. Así que, tenemos la vida divina y la autoridad divina. Ya que el hombre fue creado a la imagen de Dios, había de tener la vida de Dios. Y ya que Dios le confió Su dominio, había de tener la autoridad de Dios. Si queremos expresar a Dios necesitamos la vida divina. Si queremos representar a Dios necesitamos la autoridad divina.

Pero, el hombre cayó. Por tanto, Dios mismo vino a ser el hombre Jesús. Jesús fue un hombre maravilloso, y hoy en Su resurrección sigue siendo un hombre. El es un hombre y está en los cielos. Cuando Esteban estaba siendo apedreado como mártir, vio “los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios” (Hch. 7:56). Así que, hoy Cristo, quien está en los cielos, sigue siendo un hombre. Pero debemos saber que eso no es todo. Después que el Señor resucitó y ascendió a los cielos, descendió como Espíritu vivificante (1 Co. 15:45) y como el Espíritu de poder (Hch. 1:8).

Este Espíritu, quien es Jesús mismo, espera a todos los seres humanos caídos para que le reciban. Tan pronto como una persona le recibe, este maravilloso Jesús entra inmediatamente en esa persona. Esto quiere decir que la persona es salva. Ser salvos sencillamente significa que Cristo entra en nosotros.

ARREPENTIRSE POR CAUSA DEL REINO DE LOS CIELOS

Sabemos que no es insignificante recibir a Cristo. No obstante, hay algo más profundo que esto. El mensaje introductorio del evangelio del reino es arrepentíos. Tenemos que arrepentirnos por causa del reino de los cielos (Mt. 3:2) porque hemos caído del dominio de Dios. Por tanto, tenemos que regresar. Necesitamos volver de la condición caída a la condición original. Tenemos que abandonar la situación caída y volvernos al dominio de Dios. Este dominio es sencillamente el reino de los cielos.

Hoy los cristianos hablan mucho de predicar el evangelio, pero ¿qué predicamos como evangelio? Quizá digamos que predicamos a Cristo. Esto es correcto, pero es inadecuado. El evangelio que se predicó al comienzo del Nuevo Testamento fue: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Dios nos hizo a Su imagen, y nos confió Su dominio. Pero caímos. Ahora debemos volver al dominio de Dios; entonces tendremos Su imagen.

CUATRO CATEGORIAS DE PERSONAS

Quisiera expresar esto de una manera más sencilla y más práctica. Miren la situación de la vida humana y la sociedad actual. Por todo el mundo las personas son materialistas. Están muy ocupados trabajando para ganar cosas materiales a fin de vivir bien. Quieren tener mejor comida, una casa mejor, un carro mejor y mejor ropa. Todo el tiempo buscan algo mejor. Pero con el tiempo lo que buscan viene a ser amargo. Estados Unidos hoy es un país materialista. Las personas materialistas constituyen la primera categoría de personas que vemos en la sociedad actual.

Otra categoría de personas se compone de los que tratan de ser buenos, morales. Cuando una persona se hace materialista, no le importa mucho la moralidad. Por tanto, generalmente hablando, las personas materialistas no son morales. Pero hoy en esta tierra existen algunas personas que son extremadamente morales.

Luego tenemos una tercera categoría de personas: los religiosos. En el cristianismo, ser religioso es verdaderamente maravilloso; significa ser formal y bíblico. Por consiguiente, en un sentido general, las personas religiosas no sólo son mejores que los materialistas sino también que las personas morales.

La cuarta categoría de personas, la categoría más elevada, se compone de las personas espirituales. Ser espiritual significa estar en el espíritu. Por lo tanto, las personas espirituales, comparado con las personas de las tres categorías anteriores, son verdaderamente mucho mejor.


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