Estudio-vida de Ezequielpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6480-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-6480-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Con respecto a la visión presentada en Ezequiel 1, hemos prestado especial atención al viento, a la nube, al fuego y al electro, a las cuatro caras de los seres vivientes —las caras de un hombre, un león, un buey y un águila— así como a las alas de águila, a las manos de hombre y a los pies de becerro. En el mensaje anterior comenzamos a considerar la coordinación de los cuatro seres vivientes, y en este mensaje consideraremos este mismo asunto en mayor profundidad.
Es crucial que comprendamos que Ezequiel 1 nos muestra el deseo del corazón de Dios y nos revela lo que Dios se ha propuesto realizar. Al leer este capítulo podríamos pensar que solamente trata sobre cuatro seres vivientes; sin embargo, si leemos este capítulo con detenimiento, veremos que nos habla del deseo que Dios tiene de ser expresado en Su Hijo. Las cuatro caras de los seres vivientes representan la expresión completa y adecuada de Cristo; más aún, los cuatro seres vivientes con sus cuatro caras representan una entidad coordinada y corporativa, el Cristo corporativo (1 Co. 12:12). Este Cristo corporativo es la expresión corporativa de Dios entre los seres humanos.
Los cuatro seres vivientes existen al menos por tres razones. Primero, estos seres vivientes tienen por finalidad la expresión de Dios. Dios en el Hijo desea ser expresado entre los hombres. Segundo, los seres vivientes tienen por finalidad el mover de Dios. Al coordinar juntos, llegan a estar llenos de ardor, resplandor e iluminación; además, la rueda grande y alta, que tiene por finalidad el mover de Dios, los sigue. Esta entidad única compuesta de cuatro seres vivientes tiene por finalidad tanto la expresión de Dios como Su mover. Tercero, los seres vivientes tienen por finalidad la administración de Dios. Sobre sus cabezas se extiende una expansión o firmamento (Ez. 1:22), y “por encima de la expansión que estaba sobre sus cabezas se veía la semejanza de un trono” (v. 26). El trono tiene por finalidad que Dios ejerza Su gobierno, Su administración. Una vez que Dios tiene Su expresión, Su mover y Su administración, Él puede manifestarse en Su gloria y llevar a cabo Su propósito eterno y Su plan.
En la actualidad muchos cristianos piensan que la razón por la cual ellos creyeron en el Señor Jesús es que puedan tener paz y bienestar en el presente y que, en el futuro, puedan ir al cielo a gozar de bendición eterna. Esta manera de pensar está muy alejada de la revelación divina. En Ezequiel 1 Dios revela que Él necesita un grupo de seres vivientes que puedan coordinar juntos como una sola entidad con miras a la expresión de Dios, Su mover y Su administración. Cuando Dios obtenga tal expresión corporativa, Su propósito habrá sido logrado.
En la vida de iglesia, el plan de Dios se cumple en pequeña escala. Quienes han recibido gracia y han experimentado el viento, la nube, el fuego y el electro constituyen un grupo de seres vivientes con cuatro caras a fin de expresar a Cristo. Tenemos la gracia y el poder de Dios en calidad de alas tanto para movernos como para cubrirnos. También tenemos los pies de becerro y, con ello, tenemos un andar lleno de discernimiento, iluminación y lozanía. Ahora podemos estar juntos en coordinación para la expresión de Dios, Su mover y Su administración. Si ésta es la situación en nuestra vida de iglesia, entonces cuando los demás entren en contacto con nosotros, dirán: “Dios está entre ustedes”. Es necesario que haya tal expresión de Cristo en la vida de iglesia hoy.
Con respecto a la coordinación de los seres vivientes, debemos considerar cinco puntos: la base de la coordinación, la necesidad de tener coordinación, los prerrequisitos de la coordinación, la condición práctica de la coordinación y el resultado de la coordinación.
La base de la coordinación de los seres vivientes tiene un número de aspectos.
La base de nuestra coordinación como seres vivientes es que, primero, todos procedemos de Cristo. Usted procede de Cristo, y yo procedo de Cristo; por tanto, podemos coordinar juntos.
Mediante Su sangre el Señor nos compró para Dios “de toda tribu y lengua y pueblo y nación” (Ap. 5:9). No importa cuál sea nuestra etnia o nacionalidad, todos procedemos de Cristo y podemos coordinar juntos como una sola entidad en Cristo. Si no fuésemos de Cristo ni estuviésemos en Cristo, no podríamos coordinar juntos. Aunque en Adán hay muchas diferencias entre nosotros, en Cristo podemos compenetrarnos y coordinar juntos.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.