Estudio-vida de Zacaríaspor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6301-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En este mensaje consideraremos la profecía presentada en Zacarías 11.
La profecía presentada en Zacarías 11 abarca la vida de Israel bajo la opresión del Imperio romano. Como veremos, hay evidencia que demuestra que este capítulo trata sobre la tiranía del Imperio romano.
Los versículos del 1 al 3 revelan la destrucción que el Imperio romano trajo a la región circunvecina de Israel. El fuego mencionado en el versículo 1 se refiere a la invasión romana que devastó el Líbano y la región del Jordán.
La vida de Israel bajo la tiranía del Imperio romano es vista en los versículos del 4 al 6. Los hijos de Israel cayeron en manos de sus vecinos y en manos del rey de sus vecinos. El prójimo mencionado en el versículo 6 se refiere a los reyes y gobernadores subordinados al Imperio romano, tales como Herodes y Pilato, en la región de Palestina. El rey mencionado en el versículo 6 es el césar.
En los versículos del 7 al 11 y en el 14 vemos que Jehová como Jesús pastorea a los afligidos del rebaño de Israel. El versículo 7 dice: “Entonces Yo pastoreé las ovejas destinadas a la matanza, esto es, los afligidos del rebaño”. Aquí Yo se refiere a Jehová, como se indica en el versículo anterior. Jehová como Jesús vino a alimentar a Su pueblo, que estaba destinado a la matanza, esto es, los afligidos del rebaño.
Los versículos del 7b al 11 dicen: “Y tomé para mí dos cayados: a uno le puse por nombre Favor, y al otro, Ataduras; y apacenté las ovejas. Entonces destruí a los tres pastores en un mes; porque mi alma se impacientó contra ellos, y también el alma de ellos me detestó a mí. Luego dije: No os pastorearé. La que ha de morir, que muera; y la que ha de ser destruida, que sea destruida; y las que queden, que coman sus carnes unas a otras. Y tomé mi cayado Favor y lo quebré, para romper mi pacto que había hecho con todos los pueblos. El pacto fue roto aquel día; y así conocieron los afligidos del rebaño, que me observaban, que era palabra de Jehová”. Aquí vemos que Jehová como Jesús vino trayendo consigo dos cayados: Favor y Ataduras. Favor se refiere a la gracia, y Ataduras se refiere a ser atados en unidad. Luego, Jehová como Jesús separó a los tres pastores: los sacerdotes, los ancianos y los escribas. Él los destruyó a ellos, y las almas de ellos lo detestaron a Él. El Señor Jesús, quien es el Pastor apropiado, fue rechazado, con lo cual los hijos de Israel fueron dejados como rebaño que no tiene pastor (Jn. 10:11). Con respecto al hecho de que Israel estuviese sin pastor, Mateo 9:36 dice: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ella; porque estaban afligidas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. Además, Él destruyó el cayado Favor (Zac. 11:10), lo cual indica que el Señor rompió el pacto que Dios había hecho por medio de Moisés, con lo cual el pueblo fue dejado sin un pacto que lo cubriese. Así pues, Él les retiró la gracia (favor).
El versículo 14 prosigue diciendo: “Luego quebré mi segundo cayado, Ataduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel”. Esto indica que el amor que une también fue retirado. Como resultado de ello, la nación fue dividida y se llenó de luchas internas (v. 9). Desde el día de la crucifixión de Cristo no ha habido unidad entre los judíos. Aunque los del reino norteño, Israel, y los del reino sureño, Judá, eran hermanos, la hermandad entre ellos ha sido rota debido a que el amor que los unía fue roto. Esto ocurrió durante el tiempo en que ellos vivían bajo la opresión del Imperio romano.
Los versículos 12 y 13 de Zacarías 11 revelan que el Mesías, como el Pastor apropiado de Israel, fue detestado, atacado, rechazado y vendido por treinta piezas de plata, el precio de un esclavo (Éx. 21:32). Lo que está profetizado aquí se cumplió en los cuatro Evangelios. Al Señor Jesús lo vendieron durante el reinado del Impero romano, y Él fue juzgado por los gobernadores romanos.
Zacarías 11:12 y 13 dicen: “Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; pero si no, dejadlo. Entonces pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Y me dijo Jehová: Tira al alfarero ese magnífico precio en que me han tasado. Entonces tomé las treinta piezas de plata y las tiré al alfarero, en la casa de Jehová”. Esto claramente indica que Cristo fue detestado, atacado, rechazado y vendido por treinta piezas de plata. Para entender debidamente estos versículos y saber quién ofreció las piezas de plata y quién las tiró en la casa de Jehová, debemos estudiar los cuatro Evangelios.
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