Información del libro

Revelación básica contenida en las santas Escrituras, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-1-57593-323-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 11 Sección 3 de 6

LA PLENITUD (LA EXPRESION) DE DIOS

En Efesios 3:19 vemos que somos “llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios”. La preposición griega que viene después de “llenos” significa “para, dar por resultado”. Así que, somos llenos hasta la medida de la plenitud de Dios. Somos llenos y el resultado es la expresión de Dios. Aquí la plenitud significa expresión. Pablo dijo que le pidió al Padre que nos fortaleciera con poder por Su Espíritu en el hombre interior para que Cristo hiciera Su hogar en nuestros corazones, y para que conociéramos las dimensiones de Cristo —la anchura, la longitud, la altura y la profundidad— a fin de que fuésemos llenos, de modo que tuviéramos la plenitud de Dios, la expresión de Dios (Ef. 3.14-19).

El libro de Efesios trata exclusivamente de la iglesia, la cual es la casa o familia de Dios (2:19), el Cuerpo de Cristo (1:23) y la plenitud como expresión de Cristo y de Dios (1:23; 3:19). Según lo revelado en el capítulo tres, la iglesia puede ser tal expresión, y no solamente la expresión de Cristo, sino también la de Dios, cuando Cristo haga Su hogar en nuestros corazones a fin de que experimentemos Sus inescrutables riquezas. Mientras le disfrutamos de tal manera, somos llenos de todas las riquezas de Cristo, lo cual da por resultado que Dios sea expresado.

Ahora la iglesia debe ser dicha expresión, la cual proviene del rico disfrute de las inescrutables riquezas de Cristo. Nos pesa la situación entre los cristianos y por ello tenemos una carga. ¿Dónde se encuentra la expresión de Dios? Espero que entre nosotros se encuentre tal expresión. Todos necesitamos orar por nosotros mismos así como hizo Pablo en Efesios 3. Debemos doblar nuestras rodillas ante el Padre para que nos fortalezca en nuestro hombre interior a fin de que Cristo haga Su hogar en nuestros corazones, estableciéndose por completo en cada avenida, en cada parte, de nuestro ser interior. Entonces podremos disfrutar Su amor, y podremos tocar y poseer Sus dimensiones. Estaremos llenos de El hasta la medida de la plenitud de Dios, la expresión de Dios. Esto no es una mera asamblea o congregación de cristianos. Esto es un grupo de personas completamente poseídas por Cristo, quienes disfrutan a Cristo a lo sumo y son saturadas por El y llenas de El hasta que lleguen a ser una expresión de Dios.

Todo lo que comemos es lo que expresamos. Cuando yo era joven, a veces visitaba a mis abuelos quienes vivían junto al mar. A menudo comían pescado, mientras que nuestra familia casi nunca lo comía. Cuando iba a la casa de mis abuelos, lo único que podía oler era el pescado. Un día le pregunté a mi madre la razón por la cual todos allí olían a pescado. Mi madre respondió: “¿No sabes que comen pescado todos los días? ¡Es por esto que huelen a pescado!”. Llegamos a ser lo que comemos, y es esto lo que expresamos.

Cuando comemos a Jesús, “olemos a El” (2 Co. 2:15), le expresamos y llegamos a ser El mismo. ¿Qué es la iglesia? La iglesia es la expresión del propio Cristo a quien comemos. Toda la plenitud de la Deidad está corporificada en este Cristo, y este Cristo es nuestro pan de vida (Jn. 6:48). El dijo: “El que me come, él también vivirá por causa de Mí” (Jn. 6:57). Cuando comemos a Cristo, vivimos por El. Este Cristo es la corporificación del Dios Triuno; cuando comemos a Cristo, comemos al Dios Triuno. Nuestro Salvador, Jesucristo, la corporificación del Dios Triuno, es nuestro maná diario, nuestro alimento diario. Comemos a El, y así le expresamos. Esta expresión es la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. Con el tiempo ésta es la expresión del Dios Triuno. Podemos ser tal expresión comiendo a Jesús. Permita usted que El sature todo su ser. Deje que El se establezca en cada cuarto, en cada avenida, y en cada rincón de su ser interior: en su mente, en sus emociones, en su voluntad, su conciencia, su alma y su espíritu; en su amor, en sus decisiones, en sus intenciones y en sus motivos. Todo lo que haga tiene que estar lleno de Cristo.

Comer a Jesús es simplemente recibirle y dejar que El sea asimilado en nuestro ser. Comer significa recibir el alimento en nuestro ser; comer a Jesús significa recibirle en nuestro ser. El resultado de comerle es la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo y también la del propio Dios Triuno. Esta plenitud es la iglesia. La iglesia no es solamente una asamblea, ni es únicamente la casa de Dios, la familia de Dios, sino que también es el Cuerpo, un organismo de Aquel que vive, el cual finalmente llega a ser Su plenitud y la plenitud del Dios Triuno.


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