Información del libro

Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4916-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 13 de 16 Sección 2 de 2

DAR EN EL BLANCO

Según la economía de Dios, el Cuerpo de Cristo debe contener a una persona viva que es muy real, práctica, viviente y disponible. Es por ello que la intención de Dios es que Cristo haga Su hogar en nosotros. No se trata de si tenemos la razón o no, sino de si Cristo está propagándose en todo nuestro ser como una persona viviente. No debemos esforzarnos por tener la razón, sino más bien por practicar el tomar a Cristo como nuestra persona. Si Él está haciendo Su hogar en nuestro corazón, entonces estamos dando en el blanco. El problema es que nosotros tratamos de estar en lo correcto, mas Cristo no está haciendo Su hogar en nuestro corazón. Por lo tanto, debemos ver que el punto central de Efesios es que Cristo haga Su hogar en nuestro corazón. Es de esta manera que podemos participar de todas las inescrutables riquezas de Cristo.

¡Qué salvación más grande que podamos vivir por otra persona! Los incrédulos no tienen a otra persona; ellos sólo se tienen a ellos mismos. Nosotros, en cambio, tenemos a alguien más y Él puede reemplazar nuestra persona. Esto no tiene nada que ver con la religión, sino con una persona viviente que está haciendo Su hogar en nuestro corazón. Yo puedo testificar que he experimentado las riquezas de Cristo en los pasados años. He estado disfrutando a Cristo ricamente. Cuando nos volvemos a nuestro espíritu y lo tomamos como nuestra persona, sencillamente disfrutamos de Sus riquezas. Es al disfrutar de Sus riquezas que Él hace Su hogar en nosotros. La experiencia práctica que tenemos del Cristo que mora en nosotros consiste en permitir que Él haga Su hogar en nuestro corazón. Esto no es algo que yo me propongo hacer ni es mi buen comportamiento, sino que tiene que ver totalmente con permitir que Él haga Su hogar en mí. Durante todo el día debemos aprender a decir: “Señor Jesús, te tomo como mi persona”. Entonces Él tomará posesión de cada parte de nuestro ser, y nuestro corazón vendrá a ser Su hogar.

SELLADOS CON EL ESPÍRITU

El libro de Efesios también nos dice que después de que fuimos salvos, fuimos sellados con el Espíritu Santo. “En Él habiendo creído, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es [el anticipo] de nuestra herencia, hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de Su gloria” (1:13b-14). Muchas personas preguntan si nosotros hemos recibido al Espíritu. Pero eso son sólo conjeturas. Nosotros tenemos los hechos. Efesios 1:13 afirma claramente que después de que creímos, fuimos sellados. Dios puso un sello en nosotros, y ese sello es sencillamente Él mismo en Su última persona. El Espíritu es la última persona del Dios Triuno. Cuando creímos en Jesucristo, en ese momento Dios puso el Espíritu Santo como un sello en nosotros. Este sello imprime en nosotros la imagen de Dios.

EL ANTICIPO DE NUESTRA HERENCIA

Pero eso no es todo. Este sello del Espíritu es también el anticipo de nuestra herencia. ¿Cuál es entonces nuestra herencia? Es el propio Dios. Nosotros vamos a heredar a Dios mismo. Algunas personas preferirían heredar el cielo, pero yo no quiero eso. El cielo no es una persona. Alabado sea el Señor que vamos a heredar a Dios. Dios es nuestra herencia. El Espíritu que nos sella es hoy un anticipo de nuestra herencia. Éste es las arras, una garantía que certifica que vamos a obtener esa herencia. ¡Alabado sea el Señor por tal anticipo!

NO CONTRISTÉIS AL ESPÍRITU

Luego, Efesios 4:30 dice: “No contristéis al Espíritu Santo de Dios, en el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. Debido a que somos sellados con el Espíritu, Él es muy cercano a nosotros. Es muy fácil contristar a una persona que está muy cerca de nosotros. Si yo estoy a cien millas de distancia de usted, jamás podría contristarlo. Pero si soy su compañero de cuarto, lo contristaré todos los días. El Espíritu que nos sella y mora en nosotros está muy cerca de nosotros; es por eso que es tan fácil contristarlo. Por este motivo, Pablo nos manda que no contristemos al Espíritu.

Si el Espíritu Santo estuviera muy lejos de nosotros, nunca podríamos contristarlo. Pero, alabado sea el Señor, Él está dentro de nosotros. Cuando no estamos contentos, disfrutando al Señor, eso significa que Él ha sido contristado. Así que, debemos volvernos al Señor en nuestro espíritu, tomándole como nuestra persona, y permitir que Él haga Su hogar en nuestro corazón. De este modo, no contristaremos al Espíritu. Todo aquello que nos impide disfrutar al Señor, contrista al Espíritu. Cada vez que no estemos gozosos ni alabando al Señor, podemos estar seguros de que hemos contristado al Espíritu. Ésta es la pauta de nuestro andar cristiano. Todos los cristianos deben ser personas gozosas. Ellos deben estar alegres. No debiéramos andar con caras largas, sino con un rostro sonriente. Siempre que andemos con caras largas, debemos darnos cuenta de que hemos contristado al Espíritu. Debemos aprender a disfrutar al Señor, tomándole como nuestra persona.

LLENOS EN EL ESPÍRITU AL ORAR-LEER LA PALABRA

Pablo también nos dice en Efesios que debemos ser llenos en el espíritu. “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien, sed llenos en el espíritu” (5:18). Esto tiene que ver con el asunto de contristar al Espíritu. Si somos llenos en nuestro espíritu de la plenitud del Señor, de ningún modo contristaremos al Espíritu.

Algo que nos ayuda a ser llenos en el espíritu es orar-leer la Palabra. Podemos ver esto en Efesios 6:17-18, que dice: “Recibid el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu”. Pablo nos exhorta que recibamos la palabra de Dios con toda oración. Debemos aprender a orar con la palabra, a orar con base en la palabra y a orar acerca de lo que la palabra nos dice. Eso es lo que significa orar-leer. Si oramos-leemos la palabra dondequiera que estemos, seremos llenos en el espíritu. No hay ninguna diferencia si oramos-leemos en voz alta mientras vamos por la autopista o si oramos-leemos silenciosamente mientras estamos en el trabajo. Debemos aprender a recibir la palabra con toda oración. Esto es muy sencillo, fácil y agradable. Simplemente ore: “Oh, Señor Jesús, guárdame de contristar al Espíritu. Gracias, Señor, porque he sido sellado con el Espíritu, y porque el Espíritu es el anticipo de que Tú eres mi herencia. Así que, llena continuamente mi espíritu de Tu plenitud”. Si oramos-leemos la palabra de esta manera, nos sentiremos muy gozosos y contentos, y seremos llenos en nuestro espíritu de toda la plenitud de Dios.

Estos pocos asuntos son los puntos principales del libro de Efesios. Debemos permitir que Cristo haga Su hogar en nuestro corazón. Debemos cuidarnos de contristar al Espíritu. Y debemos ser llenos en nuestro espíritu de Cristo al orar-leer la palabra viva. Entonces disfrutaremos de todas las inescrutables riquezas de Cristo, las cuales producirán el Cuerpo de Cristo, la verdadera vida de iglesia.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top