Ministerio de la Palabra de Dios, Elpor Watchman Nee
ISBN: 978-0-7363-0700-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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No debemos desperdiciar nuestros pensamientos en asuntos efímeros. Debemos apreciar y preservar cada partícula de nuestra energía intelectual. Cuanto más poderosos y enriquecidos sean nuestros pensamientos, más alto escalaremos. Es fácil reconocer si una persona puede ser útil en el ministerio de la Palabra por la manera que utiliza su mente. ¿Cómo puede alguien que malgasta y derrocha sus pensamientos en cosas vanas, tener capacidad para pensar en los asuntos relacionados con Dios? Es imposible. Los pensamientos de una persona demasiado sensitiva no se pueden usar. Ella piensa constantemente en sus propias cosas, está pendiente de sus circunstancias y encadenada a sus propios pensamientos. Cuánto más giran sus pensamientos en torno a sí misma, menos útil puede ser. No debemos permitir que nuestros pensamientos sean indómitos, confusos y desenfrenados; ni que se debiliten por andar según la carne, al poner la mente en la carne y en sus cosas. Si hacemos esto, en nuestra mente no habrá cabida para Dios. El ministerio de la Palabra necesita que nuestra mente capte y retenga la luz que llega a nuestro espíritu. Para ello, los pensamientos deben subordinarse como un siervo que espera a la orden de su amo. Debido a que la luz de Dios tiende a desvanecerse, nos lamentamos por no poder captarla. Sin embargo, si nuestra mente continúa ocupada en otros asuntos, esto es inevitable. Debemos tener presente que el fulgor de la luz contiene muchos aspectos, y sólo aquellos cuyos pensamientos son perfectos, excelsos y claros tienen la facultad de retenerlos. Esta es la senda del ministerio de la Palabra y todos debemos conocerla. Dios desea mostrarnos muchas cosas, pero nosotros no las podemos retener. Percibimos la voz en nuestro espíritu que nos indica algo, pero nuestra mente no lo discierne.
Debemos comprender que aun si tuviéramos la mente más diestra del mundo, no podríamos contener toda la luz de Dios. Pero la hacemos más improductiva cuando la desperdiciamos en vanidades. No es sabio permitir que la mente vague continuamente. La luz que llega a nuestra mente sólo puede ser retenida y ser útil según nuestra capacidad. Esta luz es espiritual y se desvanece fácilmente; por ello, si la queremos retener, nuestra mente tiene que ser potente, fértil y fuerte. Dios es magnificente; en cambio nosotros somos limitados, tanto que carecemos de la facultad de captar la magnitud del resplandor de Su expresión. Nuestra mente debe ser muy receptiva, de lo contrario, al acercarnos al Señor, nos sentiremos limitados e impotentes para hacer frente a la necesidad del momento. Los hechos que se nos escapan al dejar pasar el resplandor de la luz divina, nos hacen conscientes de nuestra estrechez. Nuestra situación se deteriorará si desperdiciamos nuestros pensamientos vanamente.
Debemos subordinar nuestra mente delante del Señor diariamente. La manera que usamos nuestros pensamientos determina nuestra función como ministros de la Palabra. Para muchas personas el ministerio de la Palabra ha perdido su valor, y ellas se han desviado de la senda correcta, por el mal uso que hacen de sus pensamientos. Ese derroche de pensamientos las agota, y no pueden recibir la iluminación del Espíritu. Son como el que malgasta energía tomando incontables desviaciones, hasta que se agota y no puede regresar al camino. Hermanos, nuestra mente está ligada a la iluminación del Espíritu. Si bien es cierto que nuestros pensamientos no pueden reemplazar esta iluminación, son el medio para poder entenderla. Así que, preservemos nuestros pensamientos para cuando los necesitemos. Obviamente, esto no significa que nuestra mente debe estar inactiva, sino que no debemos desperdiciar en asuntos sin importancia la energía ni la capacidad mental que Dios nos dio, ya que eso nos impedirá entender Su Palabra. La Biblia contiene muchos asuntos secundarios en los cuales no es sabio malgastar nuestra energía, pues no tienen mucha importancia. Por otra parte, nuestra mente no puede resolver todos los problemas espirituales; podemos concebir posibles soluciones, pero no podemos resolverlos. Lo único que puede resolverlos es la luz de Dios. Ciertas personas gastan mucha energía tratando de resolver enigmas bíblicos y problemas espirituales. Malgastan sus pensamientos en doctrinas y razonamientos, creyendo firmemente que pueden resolver todos los enigmas y dar solución a todos los problemas. Sin embargo, lo que expresan son solamente ideas. La incapacidad de conservar la luz de Dios ocasiona gran pérdida. La utilidad de la mente yace en su capacidad de captar en el acto la luz de Dios. El ministro de la Palabra debe saber emplear sus pensamientos en asuntos importantes y permitir que la luz de Dios penetre en ellos. Nuestros pensamientos solos no pueden ver la revelación; necesitamos la luz de Dios. ¿Podemos ver esto? No debemos escudriñar la Biblia usando nuestro raciocinio; debemos esperar la luz de Dios. Esto permitirá que nuestra mente traduzca el significado de ésta y podamos ver algo. Si nuestra mente es receptiva, veremos la luz de Dios. Este es el primer paso para recibir la Palabra de Dios.
Que el Señor levante ministros de la Palabra entre nosotros, ya que sin ellos, la iglesia se empobrece. Debemos tener presente que a fin de ministrar a la iglesia, necesitamos recibir el suministro de la Palabra de Dios. Para ello, necesitamos ser canales. El resplandor de la luz divina llega a nuestro espíritu, pero tiene que pasar luego por nuestra mente. La luz está en nuestro espíritu, pero ¿cómo podemos esperar tener un ministerio poderoso si la luz pierde su intensidad tan pronto llega a nuestra mente? Es vital que veamos esto. Que el Señor nos conceda ver el camino al ministerio de la Palabra.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.