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EL TIEMPO DEL ARREBATAMIENTO DE LOS SANTOS

Ahora tenemos que ver cuándo tendrá lugar el arrebatamiento de los santos. Esta redención, esta transfiguración, y esta glorificación tendrá lugar con la venida (parousía, presencia) de Cristo (Mt. 24:3). En griego la palabra traducida “venida” es parousía, que significa presencia. En tiempos antiguos, entre los griegos, la venida de una persona con mucha dignidad era su parousía, su presencia. El Nuevo Testamento usa esta palabra para denotar la segunda venida de Cristo. Su segunda venida es la presencia Suya como la persona de mayor dignidad, y esta presencia comenzará en el trono de Dios en el tercer cielo antes de la gran tribulación. Luego esta presencia, esta parousía, viajará del tercer cielo al aire, y permanecerá en el aire por un tiempo. Finalmente, esta parousía llegará a la tierra. Cuando llegue a la tierra, 2 Tesalonicenses 2:8 dice que se dará la manifestación de Su presencia (Su venida). Así que, el arrebatamiento de los santos tendrá lugar con la venida, la parousía, de Cristo.

El arrebatamiento de los santos a la presencia de Cristo (Su venida) ocurrirá antes de la gran tribulación (Mt. 24:21) para los vencedores, y al final de la gran tribulación para la mayoría de los santos. La gran tribulación durará tres años y medio, empezando con el sexto sello (Ap. 6:12-17) y terminando con la séptima copa (16:17-21). Estos tres años y medio serán la segunda mitad de la última semana, los últimos siete años, de la edad actual. Esta semana será la última semana de las setenta semanas reveladas en Daniel 9:24-27. Todavía esperamos y estamos a la expectativa de que venga esta septuagésima semana, la última semana, la cual será una de las señales más claras de la venida del Señor.

El Nuevo Testamento nos da algunas señales de la venida de la última semana. Una señal clara es la restauración del reino de Israel. Hace muchos siglos los judíos perdieron su nación, fueron hechos cautivos y fueron esparcidos por la tierra entre los gentiles. Pero la Biblia prometió que un día el Señor los traería de regreso a la tierra de sus padres y que restauraría la nación de Israel. Después de que fui salvo en 1925, me preguntaba cómo podrían los judíos esparcidos llegar a juntarse de nuevo en su patria. Pero finalmente en 1948 Israel fue restaurada como nación. Esta fue una señal de la venida del Señor. La Biblia también profetizó que la ciudad de Jerusalén sería finalmente devuelta al pueblo de Israel. Jerusalén fue tomada por el rey de Babilonia por el año 600 a. de C., hace aproximadamente veintiséis siglos. Pero en 1967, diecinueve años después de haber sido restaurada la nación de Israel, la ciudad de Jerusalén fue ganada de nuevo por los judíos. Esta fue otra señal de la venida del Señor. Estas señales son el cumplimiento de la profecía del Señor en Mateo 24:32 en cuanto a que la rama de la higuera (la nación de Israel) llegaría a estar tierna y a que brotarían sus hojas.

Las cosas que están sucediendo hoy día también son el cumplimiento de la profecía bíblica. La interpretación de Daniel con respecto a la imagen en Daniel 2 es en realidad una profecía en cuanto a las naciones de la tierra. La cabeza simboliza el imperio babilonio; el pecho y los brazos de plata simbolizan el imperio medo-persa; el vientre y los muslos de bronce simbolizan el imperio de Macedonia y Grecia; y las dos piernas de hierro simbolizan el imperio romano. Por último, los pies de la imagen, en parte de hierro y en parte de barro, representan las naciones del lapso de tiempo que hay entre la caída de Roma y la venida de Cristo. El hierro representa el poder de la dictadura o la autocracia, y el barro representa al pueblo. En Rusia y en Europa Oriental la práctica del comunismo ha sido, en realidad, la práctica de la autocracia, la dictadura. Ahora el pueblo, el barro, está surgiendo para debilitar el hierro. A medida que se levanta el barro, la fuerza del hierro se debilita. Esto muestra que estamos en el estado de hierro y barro descrito en la imagen de Daniel 2 como otra señal de que se aproxima la venida del Señor.

Según Daniel 9:27, en el tiempo antes de terminar la era presente, es decir, en la última semana de las setenta, el anticristo hará un pacto firme (un acuerdo de paz) con la nación de Israel por siete años. A la mitad de los siete años, él quebrantará el pacto y empezará a perseguir a los hijos de Israel y a los cristianos. Desde ahí comenzará la gran tribulación, que durará tres años y medio, es decir, cuarenta y dos meses o mil doscientos sesenta días (12:7; Ap. 11:2-3; 12:6, 14; 13:5). El pacto de siete años del anticristo con la nación de Israel será otra señal de la venida del Señor para arrebatar a los santos. Esta es la razón por la cual estamos esperando y tenemos la expectativa de que llegue la última semana de las setenta que se revelan en Daniel 9.