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Conocer la vida y la iglesiapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8903-7
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CAPÍTULO DIECINUEVE

EL PRINCIPIO
DEL QUEBRANTAMIENTO DE DIOS

Lectura bíblica: Hch. 13:22, 36

En este capítulo veremos el quebrantamiento de Dios, esto es, que Dios quebranta al hombre. Hablando con propiedad, a fin de ser útiles en la mano de Dios y según el corazón de Dios, tenemos que pasar por los muchos quebrantamientos de Dios.

EL SIGNIFICADO DEL QUEBRANTAMIENTO

El quebrantamiento remueve lo que originalmente estaba constituido en nuestro ser natural, lo cual cambia nuestro aspecto original y altera nuestra condición original. Podemos tener innumerables aspectos buenos y nobles, pero Dios tiene que derribar y destruir estos aspectos buenos y nobles. Cuando uno edifica una estructura, la edifica según un orden lógico; sin embargo, cuando una estructura es derribada, no hay tal orden; simplemente todo es destruido. Así pues, según el concepto del hombre, derribar o quebrantar no son palabras positivas. Sin embargo, todo el que es útil en la mano de Dios tiene que pasar por Su quebrantamiento.

Hemos estado hablando por algún tiempo sobre el ejercicio de la disciplina del Espíritu Santo y el quebrantamiento de la cruz. Tanto la disciplina del Espíritu Santo como el quebrantamiento de la cruz están relacionados con la obra de quebrantamiento que Dios efectúa, pero no son el quebrantamiento mismo. La obra de quebrantamiento realizada por Dios es con frecuencia más profunda y más pesada que la disciplina del Espíritu Santo y el quebrantamiento de la cruz. Anteriormente, hablamos del quebrantamiento de Dios en forma fragmentaria; no se abordó completamente. En este capítulo, lo abordaremos de manera exhaustiva. Antes de hablar del quebrantamiento de Dios, tenemos que aclarar varios asuntos.

LA OBRA REDENTORA DE DIOS
NECESITA LA COOPERACIÓN DEL HOMBRE

Primeramente, Dios, en Su obra redentora, necesita la cooperación del hombre. Cada asunto relacionado con el servicio a Dios está basado en la cooperación que Dios recibe del hombre. La utilidad de una persona en el servicio se basa en la cooperación que le presta a Dios. Sin embargo, una persona que no ha sido quebrantada por Dios no puede cooperar mucho con Él. Aunque ésta es una ilustración superficial, si queremos mudarnos a una casa, tendremos que modificarla o derribarla parcialmente para que sea habitable. Ser quebrantados es un prerrequisito que le permite a Dios obtener nuestra cooperación y usarnos. El grado al cual seamos quebrantados es el grado al cual podemos cooperar con Dios.

A veces nos quedamos en algún lugar temporalmente. Dado que estamos allí sólo unos cuantos días, aun cuando la altura de la puerta o el tamaño de la cama no correspondan a nuestro tamaño, soportamos la situación. Externamente esforzarnos por soportar algo de este modo indica que no hemos sido quebrantados. Si Dios no obtiene nuestra cooperación, Él no puede hacer nada, y si queremos cooperar con Dios, todo lo que tenemos, que sea según nuestra constitución original y natural, debe ser quebrantado. Lo que somos originalmente, incluso nuestro aspecto y gusto originales, no concuerda con Dios y no es compatible con Él. Por consiguiente, Dios tiene que quebrantarnos.

Un compuesto químico debe sufrir la separación de sus componentes para poder combinarse con otros y formar un nuevo compuesto. De igual manera, tenemos que pasar por el quebrantamiento de Dios a fin de corresponderle a Dios y serle útil a Él. Usemos otro ejemplo. Si queremos mezclar el cemento con la grava, se requiere un proceso de descomposición. De igual manera, si queremos ser mezclados con Dios, necesitamos pasar por un proceso de quebrantamiento. Necesitamos ser quebrantados a fin de ser útiles en la mano de Dios, ya que podremos corresponderle a Él sólo cuando nuestros elementos naturales hayan sido removidos. A fin de corresponderle a Dios, tenemos que ser quebrantados por Él.

TODOS LOS ASUNTOS ESPIRITUALES
DEBEN PASAR POR LA MUERTE
Y LA RESURRECCIÓN

Segundo, todos los asuntos espirituales deben pasar por la muerte y la resurrección. Todo lo que no ha pasado por la muerte y la resurrección es crudo y silvestre. El hierro crudo tiene que ser refinado y labrado a martillo para convertirse en hierro y acero forjado. Los asuntos espirituales tienen que pasar por la muerte y la resurrección a fin de que sean procesados, en lugar de ser crudos y naturales. Todo lo que no ha pasado por la muerte y la resurrección es natural. El quebrantamiento de Dios es el procedimiento, el proceso, de la muerte. En términos de la experiencia, no es suficiente ver la muerte efectuada por la cruz. Doctrinalmente, es suficiente verla, pero a menos que pasemos por los varios quebrantamientos que nos viene de parte de Dios, no conoceremos la realidad de la muerte de cruz. El quebrantamiento es el proceso de la muerte efectuada por la cruz. Alguien que no ha sido quebrantado, no ha pasado por la muerte ni por la cruz. Podremos hablar con claridad sobre la doctrina de la cruz, pero a menos que seamos quebrantados, no habrá ningún rastro de la cruz en nuestro ser.

El primer mensaje que impartí en Taiwán en 1949 trataba del Dios que da vida a los muertos y llama las cosas que no son, como existentes (Ro. 4:17). La expresión llama las cosasque no son, como existentes se refiere a la creación realizada por Dios, y da vida a los muertos se refiere al poder de la resurrección de Dios. La creación no cumple el propósito de Dios; el propósito de Dios se cumple cuando se le da vida a los muertos. En otras palabras, la creación no cumple el propósito de Dios; la redención sí cumple el propósito de Dios. Por esta razón, necesitamos muchos quebrantamientos. Todo lo que va en contra de nosotros se halla en el principio del quebrantamiento de Dios.

Lo que Dios edifica, también lo derriba. Todo lo que sea quebrantado por Dios entrará en la muerte a fin de pasar por la muerte. En cuanto pase por la muerte, entrará en la resurrección; una vez que sea resucitado, puede alcanzar la meta de Dios. A fin de alcanzar la meta de Dios, todo lo que Él creó tiene que pasar por Su proceso de quebrantamiento y derribamiento, de modo que lo que es quebrantado y derribado pueda pasar por la muerte y entrar en la resurrección. Si no es quebrantado, no puede pasar por la muerte; sin entrar en la muerte y pasar por la muerte, no puede entrar en la resurrección.


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