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Estudio más profundo en cuanto a la impartición divina, Unpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7461-3
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LA OPERACIÓN DE LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA

Romanos 8:1-13 es una sección que nos habla de la ley del Espíritu de vida. Los versículos del 14 al 30 son otra sección que nos dice que los hijos de Dios necesitan pasar por sufrimientos a fin de ser glorificados y llegar a ser herederos legítimos. Es por ello que nos resulta difícil evitar los sufrimientos y el gemido. No sólo gemimos nosotros, sino también toda la creación. La creación y nosotros estamos con dolores de parto y aguardamos la revelación de los hijos de Dios. El universo entero es como una mujer que sufre dolores de parto, a fin de producir un hijo corporativo. Este hijo corporativo es Jesucristo y Sus muchos hermanos. Él es el Primogénito, y Sus muchos hermanos son los muchos hijos. Un día los muchos hijos de Dios se manifestarán. Entonces toda la creación en todo el universo disfrutará completa libertad. Cuando los hijos de Dios sean glorificados, ellos llegarán a ser los herederos de Dios que recibirán la herencia de Dios. Ése será el tiempo del milenio, el tiempo de la restauración de todas las cosas.

Hoy en día nos hallamos en este proceso de alumbramiento. No sólo toda la creación gime, sino que incluso nosotros que tenemos al Espíritu en nosotros, que tenemos las primicias del Espíritu, también gemimos. Esto se debe a que aún no hemos entrado en la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Nuestros cuerpos aún no han sido redimidos, ni hemos recibido la plena filiación. Estamos aguardando el regreso del Señor, cuando nuestros cuerpos serán transfigurados y redimidos. En aquel tiempo todo nuestro ser entrará en la gloria y seremos libertados de la esclavitud de corrupción para disfrutar la libertad de la gloria de los hijos de Dios.

En el versículo 26 Pablo dijo nuevamente: “Además, de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Esto nos permite ver que el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad no de una manera tosca sino muy fina. Incluso lo hace gimiendo. Hoy en día, aunque tenemos al Espíritu en nosotros como primicias para que gustemos de Él como un anticipo, el hecho de que todavía estamos en el proceso de entrar en la gloria y en la plena libertad hace necesario que gimamos frecuentemente. Cuando somos débiles, desvalidos e impotentes, lo único que podemos hacer es gemir. Cuando gemimos, Dios también gime. Mientras gemimos, el Espíritu que es la ley dentro de nosotros espontáneamente nos ayuda y también gime con nosotros.

En el versículo 23 se menciona nuestro gemir, y en el versículo 26 tenemos el gemir del Espíritu. El Espíritu es más elevado que todas las criaturas; Él es omnipresente y omnipotente, y está lleno de recursos. No obstante, cuando nosotros gemimos, Él también gime con nosotros. En nuestra debilidad Él viene a ayudarnos. Él es el compañero en nuestra debilidad y por causa nuestra se hace igual a nosotros. Esto demuestra que Aquel que viene en calidad de ley del Espíritu de vida nos regula de una manera muy fina. Él gime cuando nosotros gemimos. A veces usted tiene una carga y un problema muy concreto que presentarle al Señor. Así que quiere orar, pero no le salen las palabras para orar. Usted no sabe cómo debiera orar, y lo único que puede hacer es gemir. En esos momentos el Espíritu también gime dentro de usted. Cuando somos débiles, Él se une a nosotros en nuestra debilidad. En realidad, Él no es débil; pero por causa nuestra, Él se une a nosotros y comparte nuestra carga.

OBEDECER LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA

Además, la manera en que la ley del Espíritu de vida actúa y opera en nuestro ser es tal que nos resulta difícil saber si somos nosotros los que actuamos o si Él es quien actúa dentro de nosotros. De hecho, cuando la ley del Espíritu de vida opera en nosotros, nos parece que nosotros mismos somos los que actuamos. Cada vez que nos sintamos débiles y deprimidos y que hemos retrocedido, podemos orar y acercarnos al Señor, y espontáneamente percibiremos una operación que nos aviva. Ésta es la operación de la ley del Espíritu que mora en nosotros de una manera tan suave. Quizás sintamos que esto proviene de nosotros mismos y nos parezca muy difícil diferenciar lo uno de lo otro. Pero tenemos que saber que todo lo que proviene del Espíritu es el resultado de la operación de la ley.

Lo más precioso que un cristiano puede tener es la ley de este Espíritu. Por consiguiente, tenemos que prestar atención a esta ley, apreciar el sentimiento interno de esta ley y vivir conforme a la operación espontánea de esta ley en nosotros. De este modo, ciertamente veremos un resultado maravilloso. Espero que todos ustedes aprendan a conocer esta ley y a experimentarla. No la confundan con ustedes mismos cuando actúan, simplemente porque Él opera de una manera suave y fina. Esto no es algo que proviene de nosotros; más bien, es la operación del Dios Triuno. Debemos cooperar con esta ley y seguir su operación en nuestro interior a fin de que el elemento de Dios pueda aumentar en nosotros y podamos crecer continuamente en Su vida.

(Mensaje dado por el hermano Witness Lee en Sibu, Malasia el 29 de octubre de 1990).


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