Estudio-vida de 1 y 2 Crónicas, Esdras, Nehemías y Esterpor Witness Lee
ISBN: 0-7363-1175-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En este mensaje, abarcaremos los capítulos del tres al diez.
Estos capítulos giran en torno a la salvación pública que el Dios que obra en secreto efectúa a favor de Sus elegidos perseguidos durante el cautiverio, como lo vemos en Mardoqueo.
En el capítulo tres, vemos que Amán hace un complot contra todos los judíos en Media y en Persia.
Los agagueos eran enemigos de Dios. Dios había ordenado a Saúl que matara a todos los agagueos, pero él no obedeció y eso ofendió a Dios.
Un agagueo llamado Amán fue ascendido (sin lugar a dudas por las maniobras de Satanás, el adversario de Dios) al puesto más elevado sobre todos los príncipes que estaban con el rey. El rey había ordenado a todos sus siervos que se arrodillaran y se inclinaran ante Amán, pero Mardoqueo no se arrodillaba ni se humillaba, por causa de su creencia judía en el Dios único (vs. 1-4). El creía en un solo Dios y se negaba a arrodillarse ante nadie que no fuese Dios mismo.
Amán se llenó de ira y creó un complot para matar a Mardoqueo, quien se negaba a inclinarse ante él, y también acordó destruir a todos los judíos que había en el imperio. El logró que el rey enviara un decreto a toda provincia de su imperio con el fin de destruir a todos los judíos, jóvenes y mayores, hijos y mujeres, en un mismo día, el decimotercero día del duodécimo mes, y de apoderarse de sus bienes (vs. 5-15). Así que, Amán tenía la maligna intención de destruir a todos los judíos y apoderarse de sus bienes.
En 4:1—8:2 vemos que Mardoqueo confronta a Amán valiéndose de la relación de Ester con el rey.
Cuando los judíos y Ester se enteraron de lo que Amán planeaba, y de que el rey había promulgado un decreto para cumplir las intenciones de Amán, ellos ayunaron (4:3, 16). Ayunaron suplicando a Dios, pero contrariamente a lo que podríamos esperar, el versículo 16 no menciona el nombre de Dios. Mientras Ester y todos los judíos ayunaban, Amán, bajo la influencia de su esposa y sus amigos, preparó la horca para colgar a Mardoqueo (5:9-14).
El rey no pudo dormir, y pidió que le trajesen el libro de las memorias y crónicas, y que se las leyeran en su presencia (6:1). El rey encontró en los archivos el informe que describía la manera en que Mardoqueo lo había salvado del asesinato que planeaban dos de sus eunucos, y él decidió honrar a Mardoqueo. Mientras el rey consideraba esto, Amán entró en el patio para pedir al rey que hiciese colgar a Mardoqueo (vs. 2-6). El rey pensaba honrar a Mardoqueo, y Amán quería colgarlo. Cuando el rey le preguntó a Amán lo que se debía hacer con un hombre que el rey deseaba honrar, Amán contestó: “Traigan el vestido real de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza; y den el vestido y el caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel varón cuya honra desea el rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey” (vs. 8-9). Entonces, el rey le ordenó a Amán que tomara la túnica real que llevaba el rey y la pusiera sobre Mardoqueo, y lo condujera a caballo por la plaza de la ciudad, y pregonara delante de él: “Así se hará al varón cuya honra desea el rey” (vs. 10-11). Después de hacer eso, Amán se dio prisa para irse a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza (v. 12).
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