Información del libro

Esfera divina y mistica, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-1-57593-317-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 4 de 6 Sección 3 de 4

A. En el Espíritu Santo

La obra santificadora que Dios nos aplica tiene tres aspectos. El primer aspecto consta de la santificación del Espíritu Santo inicialmente con la Palabra iluminadora (1 P. 1:2; Lc. 15:8); el segundo aspecto es la santificación disposicional por la sangre redentora de Cristo judicialmente (He. 13:12; 10:29); el tercer aspecto es la santificación en nuestra manera de ser efectuada por el Espíritu Santo orgánicamente (Ro. 15:16; 6:19, 22). Ya hemos abarcado los primeros dos aspectos. Lo que se abarca en este mensaje es el tercer aspecto. Romanos 15:16 nos revela que los creyentes de Cristo, especialmente los creyentes gentiles, que son más comunes, son santificados en el Espíritu Santo para ser aceptables a Dios. Todos los creyentes regenerados que crecen necesitan ser santificados en su manera de ser con el elemento de la vida de resurrección de Cristo, que recibieron por medio de la alimentación, para que puedan ser santificados con la naturaleza santa de Dios (2 P. 1:4) a fin de que sean hechos santos para Dios (Ef. 1:4). La santificación mencionada en Romanos 6:19 y 22 se refiere a esta clase de santificación. Nuestra naturaleza caída llegó a ser nuestro modo de ser caído, distorsionado, torcido y perverso, el cual necesita ser corregido y enderezado particularmente en la obra santificadora de Dios con Su naturaleza santa.

B. Empieza en nuestro espíritu,
recorre nuestra alma y llega a nuestro cuerpo

La santificación efectuada en nuestra manera de ser por el Espíritu Santo empieza en nuestro espíritu, recorre nuestra alma y llega a nuestro cuerpo para que todo nuestro ser sea completamente santificado. En 1 Tesalonicenses 5:23 dice claramente que el Espíritu Santo nos santifica empezando en nuestro espíritu (no en nuestra alma ni en nuestro cuerpo), recorre nuestra alma y llega a nuestro cuerpo para que todo nuestro ser sea completamente santificado para Dios.

IV. ABRE LA CUARTA SECCION, LA RENOVACION

A. La obra renovadora del Espíritu Santo

Además de santificarnos en nuestra manera de ser, el Señor nos renueva por Su Espíritu (Tit. 3:5).

B. Nos renueva en el espíritu de nuestra mente

El Espíritu renovador está mezclado con nuestro espíritu regenerado como un espíritu mezclado que se extiende a nuestra mente (Ef. 4:23) para renovar todo nuestro ser y hacerlo miembro del nuevo hombre al quitarnos el viejo hombre (Ef. 4:22), es decir, al renunciar nosotros y negarnos al viejo yo (Mt. 16:24), y al vestirnos del nuevo hombre (Ef. 4:24), es decir, al aplicar lo que Cristo logró cuando creó al nuevo hombre (Ef. 2:15).

Efesios 4:23 dice que debemos ser renovados en el espíritu de nuestra mente. Uno quita el viejo hombre y se viste del nuevo hombre al ser renovado en el espíritu de la mente. Cuando el Espíritu Santo, que mora en nuestro espíritu y se mezcla con él, se extiende a nuestra mente, ese espíritu mezclado llega a ser el espíritu que está en nuestra mente. Por este espíritu mezclado nuestra mente se renueva.

Fuimos hechos un nuevo hombre por Cristo en la cruz. Efesios 2:15 dice que Cristo en la cruz creó de los dos, los judíos y los gentiles, un solo y nuevo hombre. Ya creó el nuevo hombre, pero tenemos que aplicar el nuevo hombre. Debemos quitar el viejo hombre y ponernos el nuevo por el Espíritu renovador que se mezcla con nuestro espíritu para extenderse a nuestra mente y renovarla. Esto es cambiar nuestra mente.

En Mateo 16:24 el Señor dice que si queremos seguirle, necesitamos negarnos y tomar nuestra cruz. Negarnos es renunciar a nosotros, aplicarnos la cruz. Esto es quitarnos el viejo hombre. Vestirse del nuevo hombre es vivir a Cristo y magnificarlo mediante la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo (Fil. 1:19-21). La renovación está íntimamente relacionada con el Espíritu y nuestro espíritu regenerado, que llegan a ser un solo espíritu. Este espíritu es el espíritu renovador que está en nuestra mente para cambiarla.

C. Consumir nuestro hombre exterior

El Señor utiliza lo que sufrimos en nuestras circunstancias para consumir, matar, nuestro hombre exterior a fin de que nuestro hombre interior se renueve de día en día. En 2 Corintios 4:16 dice: “Por tanto, no nos desanimamos; antes aunque nuestro hombre exterior se va desgastando [es consumido], el interior no obstante se renueva de día en día”. El hombre exterior se debe consumir, se debe matar, para que el hombre interior, nuestro espíritu regenerado, la persona con el alma renovada como su órgano, se renueve de día en día. Esta renovación se logra al obrar Dios en cada situación de nuestras circunstancias diarias. Todos los días experimentamos problemas desde muchas direcciones. Este problema tal vez venga de nuestro cónyuge, nuestros hijos o nuestros colaboradores. Este problema consume nuestro hombre exterior, nuestro hombre natural, para que nuestro hombre interior pueda ser renovado con el suministro de la vida de resurrección.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top