Vida cristiana, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0260-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Cristo en Su humanidad fue engendrado por Dios en Su resurrección para ser el Hijo primogénito de Dios (Hch. 13:33; Ro. 8:29b). Juan 1:18 dice que Cristo es el Hijo unigénito que está en el seno del Padre. En Su gloria en la eternidad pasada, Él era el Hijo unigénito de Dios. Como ya era Hijo de Dios, ¿por qué le fue necesario ser engendrado por Dios? Esto se debió a que Dios necesitaba un Hijo primogénito.
Cristo era Hijo de Dios en la eternidad pasada, pero se hizo carne (Jn. 1:14). Su carne era humana, y no divina. Esa parte humana ciertamente no estaba relacionada con la filiación divina. Su parte humana tenía que ser engendrada por Dios. Con este propósito, inventé una palabra nueva: “hijificar”. La humanidad de Cristo tenía que ser hijificada en Su resurrección. En Su resurrección, Él introdujo Su humanidad en la divinidad, haciendo así que Su humanidad fuera divina. Cristo en Su humanidad fue hijificado, fue engendrado por Dios, en Su resurrección.
Todos los creyentes de Cristo fueron regenerados por Dios el Padre por medio de la resurrección de Cristo (1 P. 1:3). En Su resurrección todos fuimos regenerados por Dios para ser Sus muchos hijos. El Hijo primogénito de Dios y los millones de hijos de Dios fueron engendrados al mismo tiempo en un solo “parto”. Leí una vez acerca de una señora que dio a luz siete hijos en un solo parto, pero el “parto” de la resurrección de Cristo dio a luz un sinnúmero de hijos de Dios.
Debemos recordar que la resurrección de Cristo produjo tres cosas maravillosas: el Espíritu vivificante, el Hijo primogénito de Dios y los muchos hijos de Dios. El Espíritu vivificante, el Hijo primogénito de Dios y los muchos hijos de Dios existen totalmente para el Cuerpo de Cristo, que es el organismo de la Trinidad Divina.
El Espíritu vivificante, el Cristo resucitado y pneumático, es la realidad de la resurrección de Cristo (Ro. 8:9-11). En Su resurrección Cristo llegó a ser totalmente pneumático. Cuando Cristo estaba en la carne, Él era visible. Pero Él llegó a ser el Espíritu vivificante en resurrección y ahora es invisible. El Señor Jesús está dentro de nosotros y está en medio nuestro en las reuniones, pero es invisible. Él es pneumático.
Aprendí lo que significa la palabra pneumático al verla escrita en la llanta de un automóvil. Ser pneumático significa estar lleno de aire. Para nosotros como cristianos el ser pneumáticos significa estar llenos del Espíritu, llenos del aire divino. Ahora en Su resurrección el mismo Cristo que estaba en la carne, es totalmente pneumático e invisible. Aunque hoy en día Él es invisible y pneumático, con todo, Él aún tiene un cuerpo espiritual, un cuerpo de gloria (1 Co. 15:44; Fil. 3:21).
La resurrección de Cristo es un elemento del Espíritu compuesto y todo-inclusivo, quien es el ungüento compuesto (Éx. 30:23-25); esto significa que la resurrección de Cristo es todo-inclusiva en las riquezas de Cristo (Ef. 3:8). Llamamos al Espíritu vivificante el Espíritu todo-inclusivo, porque ahora Él es el Espíritu compuesto. En Éxodo 30:23-25 vemos el ungüento compuesto como un tipo que representa el Espíritu compuesto. Este ungüento está compuesto de aceite al cual se le añadieron cuatro especias: mirra, canela, cálamo y casia. La mirra representa la muerte de Cristo. La canela denota la dulzura y la eficacia de la muerte de Cristo; el cálamo, una planta que brota hacia arriba de un lugar fangoso, representa la resurrección de Cristo. La casia se usaba en los tiempos antiguos para repeler serpientes e insectos, y representa el poder repelente de la resurrección de Cristo. Hoy en día al Espíritu compuesto se le han añadido todos los elementos de la muerte y la resurrección de Cristo.
Los números relacionados con el ungüento compuesto que se menciona en Éxodo también están llenos de significado. Hay una sola unidad de aceite de oliva y hay cuatro especias. Estas cuatro especias se dividen en tres unidades de quinientos ciclos cada una. El número uno hace referencia al único Dios, el número tres a la Trinidad y el número cuatro a la criatura. En este Espíritu se encuentra Cristo quien es Dios, el Ser Divino, y el hombre, el ser humano. Este Espíritu también tiene todos los elementos de la muerte todo-inclusiva y la resurrección todo-inclusiva de Cristo. Por lo tanto, este Espíritu es una dosis todo-inclusiva.
Si vamos a disfrutar a Dios, debemos disfrutar este Espíritu compuesto. Hoy en día nuestro Dios ha sido consumado para ser el Espíritu compuesto. Cuando era un cristiano joven, me dijeron que Dios está en Cristo. No puede encontrar a Dios fuera de Cristo porque Dios está en Cristo. Pero ¿qué es Cristo? Hoy en día Cristo es el Espíritu todo-inclusivo (2 Co. 3:17). En este Espíritu todo-inclusivo, tenemos todo lo que Cristo es. Tenemos la mejor humanidad, es decir, la humanidad resucitada de Cristo. La muerte y la resurrección de Cristo también están en este Espíritu compuesto. El mismo Espíritu que trabaja en nosotros y obra dentro de nosotros es tal Espíritu compuesto y todo-inclusivo.
El Espíritu compuesto es la realidad de la resurrección de Cristo y aplica la resurrección de Cristo a los miembros de Cristo al impartir la unción divina (Ro. 8:11, 13b; 1 Jn. 2:20, 27). El Espíritu vivificante y todo-inclusivo es la realidad de la resurrección de Cristo. Si usted tiene este Espíritu, está en la resurrección de Cristo. Si no tiene este Espíritu, la resurrección de Cristo no tiene nada que ver con usted.
Los creyentes de Cristo deberían conocer a Cristo por medio de la experiencia del poder de Su resurrección, lo cual los conforma a Su muerte en la comunión de Sus padecimientos (Fil. 3:10).
Todos los aspectos orgánicos mencionados arriba acerca de la resurrección todo-inclusiva de Cristo son misteriosos e invisibles; no obstante, son verdaderos. Por ejemplo, nuestra vida física es verdadera y siempre está en operación, pero no estamos conscientes de ello. Cuando estamos sanos, nuestra vida física y orgánica está activa y obra todo el día, pero no nos damos cuenta de su operación. Por otra parte, cuando estamos enfermos, estamos bien conscientes de que algo está mal. Es lo mismo con la operación de la vida orgánica y divina que está dentro de nosotros. Cristo está en nosotros como el Aquel que es pneumático, que está compuesto de la divinidad de Dios, la humanidad de Cristo y todos los elementos de la persona de Cristo, de Su muerte y de Su resurrección. Algo orgánico está en marcha dentro de nosotros, lo cual no podemos entender completamente y, sin embargo, es muy real. Es el mover, la acción y la operación del Cristo pneumático, quien es el Espíritu compuesto, vivificante y todo-inclusivo. Necesitamos conocer a Cristo por medio de la experiencia del poder de Su resurrección todo-inclusiva, con la cual ha sido compuesto el Espíritu todo-inclusivo.
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