Economía de Dios y el misterio de la transmisión de la Trinidad Divina, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7101-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Cuando el Señor regrese, todos los creyentes comparecerán ante Su tribunal para ser juzgados por Él (2 Co. 5:10). Los vencedores, quienes habrán madurado, entrarán en el reino para conformar la Nueva Jerusalén en su etapa inicial. Por lo tanto, la Nueva Jerusalén no es una ciudad física, sino una entidad constituida de aquellos entre el pueblo de Dios que han madurado. Constituir es distinto de organizar. Nuestro cuerpo es producto de un proceso de constitución, no está organizado. Sin embargo, una mesa de madera ha sido organizada. Todo lo que está organizado es inorgánico o inerte, y puede ser desarmado y después armado. Las organizaciones gubernamentales y las mesas de madera son ejemplos de esto. Sin embargo, todo lo que es producto de un proceso de constitución es orgánico y está constituido de vida. No puede ser desarmado para después volver a armar. Nuestro cuerpo es un ejemplo de esto. De igual manera, la Nueva Jerusalén es una entidad constituida de los del pueblo de Dios que han sido escogidos y madurados, aquellos que han alcanzado la madurez en vida. Es una constitución en vida de aquellos entre el pueblo de Dios que han madurado. Por lo tanto, la Nueva Jerusalén no es una ciudad física, sino una constitución orgánica.
La Nueva Jerusalén es una constitución intrínseca particular y orgánica. Su escala es todavía bastante pequeña en el reino milenario porque estará constituida únicamente de los vencedores. Los santos, incluyendo a los del Antiguo Testamento, que murieron sin haber madurado son tipificados por las cinco vírgenes insensatas. El hecho de que todas ellas murieron se indica en el que ellas cabecearon y se durmieron (Mt. 25:5). En el reino milenario Dios echará a aquellos santos en las tinieblas de afuera para que sean castigados y disciplinados (8:12; 22:13; 25:30). Por lo tanto, en la era presente, la era de la gracia, Dios le suministra gracia al hombre. Sin embargo, en la era del reino milenario Dios se relacionará con el hombre según la justicia. En aquel tiempo ya no habrá gracia, sino únicamente la justicia. Dios tratará a Su pueblo de acuerdo con Su justicia. Esto debe compelernos a recibir la gracia y a madurar en esta era.
Todos aquellos de entre el pueblo de Dios que no hayan madurado, aquellos del Antiguo Testamento o del Nuevo Testamento, serán echados a las tinieblas de afuera durante el reino milenario para que sean disciplinados y lleguen a la madurez. Después que hayan madurado, vendrá el cielo nuevo y la tierra nueva, y serán incorporados a la Nueva Jerusalén del reino milenario y así será constituida una Nueva Jerusalén de una escala mucho mayor. Por lo tanto, la Nueva Jerusalén venidera tiene dos etapas: la etapa inicial que es como una miniatura, y la etapa culminante, que será la consumación. La venida inicial sucederá en el reino milenario, y la venida plena y completa sucederá en el cielo nuevo y la tierra nueva. Éste es el contenido principal de la economía de Dios.
¿Cuál es el propósito de Dios al llevar a cabo Su economía? ¿Qué es lo que Él desea hacer? Dios en Su economía desea y tiene planeado impartirse en aquellos a quienes Él escogió, creó, llamó, redimió y regeneró. Por lo tanto, Dios primeramente nos escogió antes de la fundación del mundo y luego nos creó en el tiempo. Posteriormente, nos llamó y redimió. Después de redimirnos, se impartió en nuestro ser y nos regeneró. Así pues, llegamos a ser personas que no sólo han sido creadas por Dios, sino que también han nacido de Él. Una vez que recibimos a Dios, llegamos a ser personas que han nacido de Él. Poseemos Su vida y Su naturaleza y, por ende, llegamos a ser Sus hijos (Jn. 1:12-13).
Por consiguiente, la economía de Dios es la intención de Dios, Su plan y Su arreglo, que es también Su propósito y el placer y deleite de Su corazón. El deseo que Dios tiene en Su corazón y Su propósito es nada menos que impartirse en aquellos que escogió, creó, llamó, redimió y regeneró. Además, Él también los santificará, renovará, transformará y conformará. Finalmente, Él los glorificará, lo cual los introducirá en Su gloria.
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