Estudio-vida de Colosensespor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0342-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En 2:7 Pablo habla de ser arraigados en Cristo. Ser arraigados en Él tiene como fin que crezcamos en vida. En este versículo, Pablo considera a los creyentes plantas que han sido arraigadas en Cristo, la tierra. Sin embargo, muchos creyentes no han sido debidamente arraigados en Cristo.
Si hemos sido arraigados en Cristo de una manera adecuada, no es necesario hablar mucho acerca del terreno de la iglesia. El terreno de la iglesia es la unidad, y la base de la unidad es un solo Espíritu, un solo Señor y un solo Dios y Padre, tal como menciona Pablo en Efesios 4. Si hemos sido verdaderamente arraigados en Cristo, Él será la base de nuestra unidad en nuestra experiencia. Algunos adventistas del séptimo día piensan que la observancia del sábado constituye otro testimonio en la tierra aparte de las iglesias locales. Esta afirmación demuestra que no están suficientemente arraigados en Cristo. Si hemos sido arraigados en Él de manera profunda y adecuada, nunca diremos que Dios ha establecido otro testimonio. El único testimonio de Dios es Jesucristo. Si realmente hemos sido arraigados en Él, nada nos distraerá de Él. Todos deberíamos decir: “Señor Jesús, te doy gracias por haberme arraigado en Ti. No tengo ninguna otra base fuera de Ti”. En el recobro del Señor, podemos testificar que nuestra base de unidad es única y exclusivamente Cristo.
Si examinamos la situación del cristianismo actual, veremos que las distintas denominaciones y los grupos independientes tienen como base algo que no es Cristo. Los adventistas del séptimo día tienen como base la observancia del séptimo día, mientras que la base de la denominación bautista es el bautismo por inmersión. Incluso algunas denominaciones, como la Iglesia de Cristo, han llegado al extremo de decir que solamente en sus aguas se puede bautizar apropiadamente a un creyente. Algunos grupos insisten en el bautismo por inmersión y otros se oponen, diciendo que el bautismo es estrictamente una experiencia espiritual y que se lleva a cabo en el Espíritu.
En 1964 conocí un hombre que se oponía mucho al bautismo en agua. Él insistía en que el bautismo mencionado en Romanos 6 se refería al bautismo en el Espíritu. Según su interpretación, cada referencia al bautismo en el Nuevo Testamento, aparte de los versículos que mencionan directamente a Juan el Bautista, trata del bautismo en el Espíritu. Incluso se disgustó mucho cuando le leímos algunos versículos que contradecían su punto de vista. Días después, mientras yo ministraba en cierto lugar, una mujer de la Iglesia de Cristo me desafió acerca del bautismo en agua. Primero un hombre había discutido conmigo acerca del bautismo en el Espíritu, y luego, unos días después, una mujer me confrontó agresivamente acerca del bautismo en agua. Sin duda, ni ese hombre ni esa mujer había sido arraigado en Cristo adecuadamente. Estos ejemplos muestran el hecho vergonzoso de que los cristianos están divididos por tomar otra base que no es Cristo.
Pablo comprendía cuán importante es ser arraigados en Cristo. Él sabía lo grave que era ser trasplantados de Cristo y arraigados en algo diferente, tal como la filosofía pagana o las ordenanzas judías. Él deseaba que los colosenses entendieran que ellos no habían sido arraigados en la filosofía, sino en Cristo. Sólo Él es nuestro suelo.
Primero somos arraigados en Cristo, y luego comenzamos a ser “sobreedificados en El” (2:7). Ser sobreedificados tiene como fin la edificación del Cuerpo. Ya fuimos arraigados; pero todavía estamos en el proceso de ser sobreedificados. Éste es un proceso corporativo así como individual. Un edificio no se compone de una sola pieza, sino de muchas que han sido entrelazadas. Por lo tanto, debemos ser arraigados en Cristo y también sobreedificados en la iglesia.
Pablo estaba preocupado por los colosenses, pues temía que fuesen distraídos de Cristo y la iglesia. Ellos habían sido arraigados en Cristo, pero tenían que proseguir y ser sobreedificados en la iglesia, de una forma corporativa. Para ello, los colosenses debían desechar las observancias judías y las ordenanzas y filosofías paganas. De lo contrario, serían trasplantados de Cristo y arraigados en algo diferente. Además, se extraviarían de la vida de iglesia. Cada vez que aceptamos alguna filosofía, ordenanza, observancia o práctica en lugar de Cristo, la vida de iglesia queda anulada, o sea, nosotros quedamos separados de aquellos creyentes que tienen diferentes opiniones acerca de estos asuntos. Los que se preocupan por estas cosas, terminan perdiendo su aprecio por la vida de iglesia.
En principio, esto fue lo que les sucedió a algunos santos, quienes se dejaron afectar por ciertos conceptos y, como consecuencia, perdieron su interés por la vida de iglesia. Fue por ello que se les hizo imposible ser sobreedificados de una forma corporativa. ¡Cuán crucial es ser arraigados en Cristo y sobreedificados en Cristo y en la iglesia! De esta manera, podemos experimentar a Cristo como el misterio de Dios.
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