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Visión central necesaria para servir a la iglesia, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8315-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 7 Sección 3 de 7

EL NO LLEVAR FRUTO ES UN RESULTADO
DE LAS MAQUINACIONES DE SATANÁS

El Señor Jesús dijo que un árbol es conocido por sus frutos (Mt. 7:17-18). Un buen árbol da frutos buenos y un árbol malo da malos frutos. Un árbol sin fruto es lo mismo que un árbol muerto. El Nuevo Testamento incluso dice que un árbol que no produce fruto está en peligro de ser cortado (Lc. 13:6-7), pues sin fruto un árbol es inútil y es como si estuviese muerto. Muchos de nosotros somos árboles sin fruto. Algunos oramos mucho pero no tenemos fruto alguno. Otros son muy piadosos, pero tampoco tienen fruto. El número de personas que se reúnen en la iglesia en Taipéi hoy es menor que hace una década. Siempre hay nacimientos y muertes en un país, pero un país disminuirá de población durante sólo una década si hay menos nacimientos que muertes. Hemos predicado el evangelio y bautizado a muchas personas en la pasada década, pero ¿dónde están? No creo que todos ellos hayan muerto; más bien, ellos no han llegado a ser fruto que permanece. Si el número de personas que se reúne en un distrito no crece y si los hermanos y hermanas no están muertos pero tampoco están plenamente vivos, entonces el servicio que rendimos a Dios está siendo utilizado por Satanás. Exteriormente, los hermanos y las hermanas podrían estar partiendo el pan, recordando al Señor y adorando al Padre, pero en realidad, Satanás ha ganado algún terreno. No tener fruto alguno es un resultado de las maquinaciones de Satanás.

Ir al cine es claramente algo instigado por Satanás, pero no es tan fácil ver que Satanás tiene influencia sobre una persona que parte el pan en la mesa del Señor y que es el responsable de pasar el pan y la copa. Sin embargo, si la muerte se manifiesta por un periodo prolongado de tiempo, podemos concluir que Satanás está en el servicio que rendimos, aunque nuestro servicio no sea maligno externamente. En la Biblia la muerte es aún más contaminante que el mal, y nuestra esterilidad es un indicio de que hay muerte. Nuestra falta de fruto es evidencia de muerte.

La falta de aumento de la iglesia en Taipéi en la pasada década muestra que está muerta, que ha sido engañada por Satanás. ¿De qué otra forma podría una iglesia no tener aumento después de una década? Una pareja física y psicológicamente sana tendrá al menos unos cuantos niños vivaces luego de estar casados por diez años. Pero consideremos la condición de los santos en la iglesia en Taipéi. Si decimos que estamos muertos, es posible que haya un poco de vida, pero si decimos que estamos vivos, no hay mucha vida. A la iglesia en Sardis el Señor le dijo: “Tienes nombre de que vives, y estás muerto” (Ap. 3:1). Todas las cosas en Sardis estaban a punto de morir (v. 2). Ésta es la condición actual de la iglesia; en nombre está viva, pero está débil y a punto de morir. Tal condición demuestra que Satanás tiene influencia en la iglesia. Es posible que sirvamos de nombre solamente, mientras que en realidad nos oponemos a Dios, y el servicio que rendimos para la iglesia podría realmente estar deteniendo el avance de la iglesia. Ésta es la maquinación de Satanás.

TENER TODO EXCEPTO LA REVELACIÓN

El servicio celoso que Pablo rindió a Dios realmente estaba en oposición a Dios y era conforme a la instigación de Satanás. Algunas iglesias locales están menguando como el sol poniente. Sólo una persona sin revelación podría jactarse de su oración y del amor que tiene por el Señor en tal situación. Tal jactancia es indicio de que su celo realmente podría estar en oposición a Dios. Antes que Pablo se encontrara con la gran luz en el camino a Damasco, él tenía conocimiento, religión, tradición, entrenamiento y celo, pero no tenía revelación.

Según lo que he observado, los hermanos y las hermanas están en una condición preocupante. Nuestra condición es al menos noventa por ciento igual a la de Pablo, quizás un cien por ciento. Lo tenemos todo excepto la revelación. Recientemente, en una reunión del partimiento del pan, me percaté de que los hermanos han heredado una manera establecida de hacer las cosas y que a través de los años hemos adquirido algunas prácticas adicionales, incluyendo el invocar el nombre del Señor, el orar-leer e incluso el orar-cantar. Sin embargo, no escuché ni una sola oración llena del aroma de la revelación; sólo había las mismas viejas expresiones. Aunque las cosas fueron de una manera hace una década, y es posible que sean distintas actualmente, todavía no hay revelación.

En 1 Samuel 3:1-3 se nos dice: “El niño Samuel ministraba a Jehová delante de Elí. En aquellos días, escaseaba la palabra de Jehová, y no eran frecuentes las visiones. Y aconteció un día que Elí estaba acostado en su lugar, y sus ojos habían comenzado a oscurecerse de modo que no podía ver. Y la lámpara de Dios aún no se había apagado. Samuel estaba acostado en el templo de Jehová, donde estaba el Arca de Dios”. La palabra escaseaba en el versículo 1 significa que “era costosa” en el hebreo. Algunas versiones en inglés traducen esta palabra como “era preciosa”. Algo es precioso cuando escasea. El oro no sería precioso si se hallara en todas partes; el oro es valioso únicamente porque escasea. La palabra de Jehová era preciosa porque la palabra de Jehová escaseaba. La condición de la reunión a la cual asistí era algo similar a los tiempos de Elí. Oí doctrina, pero no oí palabra alguna del Señor; oí oraciones establecidas, pero no oí palabras de revelación.


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