Mensajes para creyentes nuevos: Cuerpo de Cristo, El #24por Watchman Nee
ISBN: 978-0-7363-0126-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Leemos en 1 Corintios 12:12-13: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también el Cristo. Porque en un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”.
Ya dijimos que la iglesia procede de Cristo. Ahora quisiéramos examinar cómo la unidad de la iglesia se halla en el Espíritu Santo.
La iglesia proviene de Cristo; es decir, El es su origen. Todo los cristianos poseen una vida nueva. La vida de Cristo ha venido a ser millones de cristianos. Juan 12 habla de que el grano de trigo cae en la tierra y muere, y lleva mucho fruto. Todos los granos que se producen de este solo grano tienen la misma esencia del grano original. Un solo grano es ahora muchos granos, los cuales, a su vez, proceden de ese único grano. ¿Cómo pueden todos estos cristianos que poseen la misma vida llegar a ser un solo Cuerpo? La respuesta a esta pregunta es la obra del Espíritu Santo. Cristo, siendo uno solo, se ha vuelto millones de cristianos. El Espíritu Santo los bautiza a todos ellos en un solo Cuerpo. Esta es la enseñanza fundamental que encontramos en 1 Corintios 12:12-13. El Cuerpo es uno solo; sin embargo está compuesto de muchos miembros. ¿Cómo pueden los muchos miembros ser un solo cuerpo? “En un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo cuerpo”. En otras palabras, este Cuerpo nace por medio del bautismo, pues en él los muchos cristianos son sumergidos en un solo Cuerpo. Cada cristiano es como un fragmento cortado de una gran roca, y el Espíritu Santo es como el cemento que pega de nuevo las piedras para volver a formar una sola roca.
El Cuerpo de Cristo tiene dos principios básicos: Primero, no existe aparte de lo que sale de Cristo; segundo, no existe sin la operación del Espíritu Santo. En primer lugar, el creyente debe ser bautizado por el Espíritu y lleno de El. Los hijos de Dios primero deben ser bautizados por el Espíritu para llegar a ser el Cuerpo. Esto fue lo que sucedió en Pentecostés, en Hechos 2. Muchos reciben la vida del Señor y llegan a ser Sus muchos miembros; entonces el Señor los bautiza en un solo Cuerpo por medio del Espíritu Santo. Los que conocen al Señor y al Espíritu Santo también conocerán Su Cuerpo. Hay muchos miembros en el cuerpo humano, pero la cabeza los gobierna a todos ellos por medio del sistema nervioso. De igual manera, la Cabeza de la iglesia une a los muchos miembros en un solo Cuerpo por medio del Espíritu Santo.
La iglesia es fruto de Cristo y constituye un solo Cuerpo en el Espíritu Santo. La comunión cristiana se basa en que los miembros son parte del Cuerpo de Cristo. No tenemos ninguna otra relación aparte de ésta. No estamos vinculados por el hecho de ser judíos o griegos. Tenemos comunión unos con otros porque somos miembros del Cuerpo de Cristo. La comunión que nos une se basa en el Cuerpo.
Existe una sola base para la comunión que tenemos en la iglesia: somos compañeros y miembros unos de otros en el Cuerpo. No podemos tener ninguna comunión que se base en cualquier otro fundamento. Cualquier comunión que se tenga fuera del Cuerpo de Cristo causa división. Cualquier comunión que no sea tan amplia como el Cuerpo mismo, es en efecto más pequeña que éste y, por ende, no es la comunión del Cuerpo. Cualquier límite que sea diferente del límite del Cuerpo, constituye un estorbo para determinar los confines del Cuerpo. Cualquier variante en cuanto a los confines del Cuerpo siempre obstaculizará su comunión. No podemos aceptar ninguna comunión que sea diferente del Cuerpo, ya que nuestra meta es sustentar la comunión de los cristianos, la comunión del Cuerpo, y no crear ninguna comunión que sea más pequeña que el Cuerpo.
En 1 Corintios 12:14-21 leemos: “Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dice el pie: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, no por eso deja de ser del cuerpo ... Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como El quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros”. Y se añade en los versículos 28-30: “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros, luego obras poderosas, después dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversos géneros de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿son todos maestros? ¿hacen todos obras poderosas? ¿tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?”
Hay muchos miembros en el cuerpo de Cristo, y el Espíritu Santo les imparte toda clase de dones y ministerios según lo necesite el Cuerpo. El Señor concede a los miembros diferentes clases de dones y ministerios con el fin de suplir la necesidad de todo el Cuerpo. El Señor sabe que El no hará de todo el Cuerpo el ojo o los oídos. El Señor da a los miembros diferentes dones y ministerios para suministrar lo que necesita todo el Cuerpo. Así como el cuerpo humano necesita todos sus miembros, de igual manera la iglesia necesita las diferentes clases de dones y ministerios en el servicio espiritual. Unos sirven en el ministerio de la palabra; otros realizan prodigios; algunos ejercen el don de sanidad; otros contribuyen con su ayuda; algunos hablan en lenguas y otros interpretan, y así sucesivamente. La iglesia debe proveer una amplia oportunidad a todos los hermanos y hermanas para que sirvan. Todos los miembros, incluyendo los menos decorosos, son útiles en el ministerio del Espíritu. Es imposible que el Cuerpo tenga un miembro inútil. Todo hermano y hermana es miembro del Cuerpo y, como tal, tiene su función y servicio. Todo cristiano, por ser miembro del Cuerpo de Cristo, debe de tener su propio servicio ante Dios. Debemos honrar la práctica del servicio universal. Todo cristiano debe tener su respectiva función y servir al Señor según la misma.
Todos los miembros de la iglesia deben tener la oportunidad de servir. Para que esto se logre no debe permitirse ningún monopolio. Un miembro o unos cuantos no deben hacer todas las cosas, reemplazando así a los demás. Cualquier sistema que no provea la oportunidad de que todos los miembros ejerzan su función no es del Cuerpo. En el cuerpo físico, los ojos, la boca, los pies y las manos pueden estar ocupados; sin embargo, no tienen ningún conflicto entre sí. No sería normal que sólo los ojos funcionaran mientras la boca, los pies y las manos permanecen inactivos. Si los ojos, la boca, los pies y las manos operan conjunta y coordinadamente como una sola entidad, se tiene el cuerpo. Si algunos sirven y otros no, o si solamente uno o unos cuantos sirven, no tenemos el Cuerpo de Cristo. Debemos entender claramente este principio.
Romanos 12:4-8 dice: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo; y, miembros cada uno en particular, los unos de los otros. Y teniendo dones que difieren según la gracia que nos es dada, si el de profecía, profeticemos conforme a la proporción de la fe; o si de servicio, seamos fieles en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que da, con sencillez; el que preside, con diligencia; el que hace misericordia, con alegría”.
También debemos entender que la gracia y el don que cada uno recibe en el Cuerpo son diferentes. El pasaje de 1 Corintios 12 da énfasis al ministerio de la palabra y a los dones milagrosos. El pasaje de Romanos 12, además de hablar del ministerio de la palabra, menciona otros servicios en la iglesia. Algunos dan, otros dirigen y otros muestran misericordia. Todo esto se puede considerar obra de los levitas. Estos son servicios que pertenecen a los asuntos prácticos.
Romanos 12 nos muestra que todo aquel que ha recibido dones debe ejercer su función en conformidad con el don que Dios le haya dado, sea en el ministerio de la palabra o en el servicio. El que tiene el don de profecía, debe profetizar; el que tiene el don del servicio, que sirva, el de la enseñanza, que enseñe; el de la exhortación, que exhorte; el de presidir, que presida con diligencia en la iglesia. En otras palabras, todos deben servir. Todos deben tener su servicio específico y ser fieles a su función. Cada uno debe saber qué puede hacer ante Dios y qué don ha recibido del Señor. Este conocimiento lo debe dirigir a ejercer su función de modo específico. Nadie debe ir más allá de su función ni expropiar el servicio de otros. Ningún miembro debe tomar el lugar de otro, y ninguno debe renunciar a su función. Todos deben servir conjuntamente, y cada uno debe dedicarse por entero a su propio trabajo. De esta manera el Cuerpo de Cristo se expresará.
El Cuerpo no puede permitir que ningún miembro descuide su deber. Si el ojo no puede ver, todo el Cuerpo queda en tinieblas. Si los pies se niegan a caminar, el Cuerpo en su totalidad no puede moverse. Los ojos deben ver, y los pies deben andar. Si el don que usted recibió de Dios es pequeño, aunque no sea más que un talento (Mt. 25:14-30), no debe guardarlo ni descuidarlo. Sea el don pequeño o grande, sean cinco o dos o uno, tiene que usar lo que recibió y servir como corresponde. Si se niega a darse a este servicio y entierra su talento, la iglesia sufrirá. Si unos pocos miembros del Cuerpo se rehusan a funcionar, el Cuerpo sufrirá gran pérdida.
No es fácil encontrar miembros de cinco talentos en la iglesia, pero todo hijo de Dios, no importa cuán pequeño sea su don, tiene por lo menos un talento. Si todos los de un talento ejercen su servicio, serán más eficaces que aquellos pocos que tienen cinco talentos. Si todos los que tienen un talento ejercitan su servicio, la iglesia florecerá. Todos los que tienen un talento deben ser activos en su servicio. El progreso de la iglesia depende de la participación de los que tienen un solo talento. Si solamente algunas personas laboran, no se edifica la iglesia. Si todos los hermanos y hermanas están activos, se verán el servicio en la iglesia y las funciones en el Cuerpo. Unos pocos miembros ya no asumirán la función de todo el Cuerpo. Espero que todos aquellos que tengan un solo talento lo desentierren. Todo aquel que tiene la “mina” envuelta en un pañuelo (Lc. 19:20) debe tener presente que el pañuelo sirve para secarse el sudor. Debemos aprender a servir según nuestra medida. Cuando todos ponen en práctica su servicio y no delegan su responsabilidad a otra persona, la iglesia se edifica.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.