Conocimiento de la vida, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-917-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Ya vimos lo que es la vida, y vimos también lo que es la experiencia de vida. Ahora queremos ver la primera experiencia de vida, la cual es la regeneración. La regeneración es el primer paso de la experiencia de la vida de Dios; por lo tanto, es la primera experiencia de la vida de Dios que tenemos. Esta experiencia es fundamental y sumamente importante. La consideraremos en varios aspectos. Primero veamos:
¿Por qué necesitamos la regeneración? La necesitamos por dos razones: primero, empezando con el aspecto menos elevado, la regeneración es necesaria porque nuestra vida ha sido corrompida y se ha hecho maligna (Jer. 17:9; 7:18), y no puede cambiarse de maligna a buena (Jer. 13:23). Esta es la razón que acostumbramos dar con respecto a la regeneración. Puesto que nuestra vida (1) es corrupta y maligna y (2) no puede ser mejorada, es necesario que seamos regenerados. Todos los sabios del pasado y del presente han promulgado la doctrina del mejoramiento propio a fin de mejorar al hombre. Pero la salvación de Dios no corrige ni mejora al hombre, sino que lo regenera, puesto que nuestra vida humana ya está corrupta y no puede mejorarse por nuestros esfuerzos. Esta es la primera razón por la cual debemos ser regenerados.
En segundo lugar, y considerando un aspecto más elevado, necesitamos ser regenerados por otra razón. No obstante, preguntémonos primero: si nuestra vida no hubiera sido corrompida y hecha maligna, ¿todavía necesitaríamos la regeneración? Sí. De todos modos nos sería necesario ser regenerados, porque nuestra vida humana solamente es una vida creada; no es la vida increada de Dios. Cuando fuimos creados, solamente obtuvimos una vida creada; no obtuvimos la vida increada de Dios. El propósito de Dios para con nosotros los seres humanos consiste en que obtengamos Su vida increada y seamos transformados a Su imagen para ser semejantes a El, es decir, para ser como El. Por lo tanto, aunque nuestra vida humana no hubiera sido corrupta, aún así necesitaríamos ser regenerados.
Al principio, aunque la vida de Adán no era corrupta, era una vida creada, y no increada; era una vida humana, no la vida de Dios. Por eso, aunque el hombre no hubiera caído o su vida no hubiera sido corrupta, aunque hubiera sido bueno sin nada maligno, aun así el hombre habría necesitado la regeneración. El propósito de Dios al crear al hombre no era solamente obtener un buen hombre, sino aún más, era obtener un DIOS-hombre, un hombre que tuviera la vida y la naturaleza de Dios y que fuera exactamente como El. Si Dios deseara que el hombre fuese sólo un buen hombre, y si el hombre no hubiera caído y se hubiera hecho corrupto, éste no necesitaría ser regenerado. Pero el deseo de Dios no es que el hombre sea meramente un buen hombre, sino aún más, es que sea un DIOS-hombre, uno que sea lo mismo que El. Por lo tanto, incluso un buen hombre debe ser regenerado.
No tome a la ligera esta segunda razón. Es un asunto muy importante. ¡Oh, el propósito de la regeneración consiste en que tengamos la vida de Dios y que seamos como Dios! Sobra decir que somos corruptos y malignos y que no podemos mejorar; pero aun si fuéramos absolutamente buenos o si pudiéramos mejorarnos hasta ser perfectos, aun así deberíamos ser regenerados para poseer la vida de Dios.
Dios creó al hombre con la intención de que el hombre fuese como El y que fuese un DIOS-hombre, que poseyera Su vida y naturaleza. Pero cuando creó al hombre, no puso Su vida en él. Quería que el hombre ejerciera su propia voluntad para decidirse a recibir Su vida. Por lo tanto, aunque nosotros los seres humanos creados por Dios no hubiéramos caído, todavía nos sería necesario obtener la vida de Dios además de nuestra vida humana original. Esto significa que debemos nacer de nuevo.
Por lo tanto, los motivos para ser regenerados son de dos aspectos: En el aspecto inferior nuestra vida es corrupta y maligna y no puede cambiar; por eso, requerimos otra vida por medio de la cual vivir. En el aspecto superior Dios tiene la intención de que el hombre sea como El; por lo tanto, además de nuestra propia vida, tenemos que obtener la vida de Dios. Que todos veamos esto para que de aquí en adelante, al hablar de la regeneración, también señalemos este aspecto más alto, para que la gente pueda ver que aunque fuéramos perfectos y sin pecado, nos sería necesario ser regenerados.
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